mensaje de don jauretche
Duele la patria. Pucha que duele. Si cuatro tunantes la están convirtiendo en una cueva para el lavado de dinero mal parido; si le pegan a los ancianos y a los curas villeros y a nadie se le mueve un pelo; si ya pusieron primera con el plan “despoblar Tierra del Fuego” para entregarla en bandeja a las fuerzas armadas de los Estados Unidos y (un muy vasto sector de) la clase media festeja porque se van a comprar el último celular baratito…
…si están destruyendo como nunca se vio la verdadera “joya de la abuela” de estos tiempos (la ciencia) y los “periodistas” en TV hablan de Yuyito y de quién podría reemplazarla como acompañante del inquilino de la Casa Rosada; si crece a paso acelerado la gente en situación de calle pero se festeja que la inflación mensual bajó a dos coma ocho (verso que sólo se cree quien se lo quiere creer), si la importación ya alcanza a las frutas y galletitas y las pymes caen como moscas…
…si el trabajo de calidad quedó en un recuerdo de tiempos pasados; si el sueño de la casa propia es para la pibada menos accesible que llegar a Marte caminando; si quieren borrar la memoria, porque pueblo sin memoria es un pueblo condenado a repetir su pasado.
“San Martín promovió la educación y la salud pública cuando fue gobierno (NdeR: Gobernador de Cuyo). Para luchar por la libertad, en Mendoza aplicó un impuesto a los ricos proporcional a sus fortunas. San Martín no está entre los favoritos de Milei, el que está es Al Capone, el mafioso que evadió impuestos” (Luis Marcelo Bruschtein, periodista argentino)
Cabizbajo y meditabundo andaba el hombre, triste por tanto desastre organizado, cuando, para colmo, leyó una columna del experto en economía Pablo Tigani que dice algo así como “en Argentina el pasado nunca muere, simplemente se recicla. A casi un cuarto de siglo del colapso de 2001, los ecos de aquella debacle resuenan con fuerza en la actualidad. ¿Es posible que el gobierno de Javier Milei, con su cruzada tecnocrática, ajuste ortodoxo y desdén por la política, esté pavimentando el camino hacia una tragedia de proporciones similares o incluso mayores?”.
Y sigue: “La historia enseña que las crisis no estallan por azar, se incuban lentamente en decisiones que ignoran la realidad social (…) En aquel entonces (2001), el Estado incumplió con las provincias, las jubilaciones se redujeron y los sueldos estatales fueron recortados. Hoy, la motosierra avanza por la misma ruta: se achican las jubilaciones, se licúan salarios, y los gobernadores quedan atrapados entre el ajuste nacional y las demandas locales. La historia vuelve, pero sin máscaras”.
“En 2001 -continúa-, la falta de respuesta política alimentó la desesperanza (…) En 2025, el malestar aún no estalla, pero se acumula. La caída del consumo, el cierre de comercios, el aumento de la pobreza y la desigualdad, son síntomas de un deterioro que se expande sin freno”.
Y aquí viene el quid de la cuestión: “El problema no es contable, es político. Y la política está ausente”.
¿Dónde hay una oposición, Viejo Gómez? Cric, cric…
Jamás imaginó el hombre que en este país que supo ser el faro de América Latina (vea cómo éramos en 1974, antes de que la barbarie se hiciese con el poder), un presidente que fue votado por 6 de cada 10 y que -dicen- tiene una imagen positiva “alta” pudiera ocupar el sillón que ocuparon Pellegrini, Yrigoyen, Perón, Illia, Alfonsín, Néstor Kirchner y Cristina Fernández y, desde allí, bramara que “los evasores de impuestos son ‘héroes’ y que los contribuyentes que están al día y tienen su plata en blanco ‘no tuvieron las suficientes agallas o el talento para no pagar’”.
¿Hasta dónde se puede llegar sin que nadie diga nada?
¿Dónde hay una oposición, Viejo Gómez?
A poner las barbas en remojo señores y señoras del (supuesto) “campo nacional y popular” porque “el pueblo humilde se está cansando” (Evita dixit) y, más tarde o más temprano, hará tronar el escarmiento.
“Ambos modelos (el que llevó al 2001 y el actual) sacrificaron el presente en nombre de una estabilidad futura que nunca llegó. Hoy se desmantelaron redes sociales, en 2001 se rompió el contrato social, se gobernó para los acreedores. El pueblo quedó afuera. La historia no se repite igual, pero el clima de época es inquietantemente similar. En 2001, el Estado desertó y la economía colapsó. Hoy, si se insiste en aplicar las mismas recetas, con el mismo desprecio por la realidad, el desenlace podría ser aún más grave”, finaliza Tigani.
“El que trabaja pa’ otro es libre…pero de nombre; así que nadie se asombre si les digo: la Argentina a andar pionando camina si sigue con estos hombres. Hasta que un día el paisano acabe con este infierno y, haciendo suyo el gobierno, con sólo esta ley se rija: Es pa’ todos la cobija o es pa’ todos el invierno” (Arturo Jauretche: El paso de los libres, 1934)
Cabizbajo y meditabundo andaba el hombre, triste por tanto desastre organizado, cuando recibió un regalo del amigo Tato Díaz: un video de apenas 1’ 45’’ de su líder espiritual, nada menos que Don Arturo Jauretche, que como todo sabio popular la clava en el ángulo en tiempo de descuento (¡Cuántos Don Arturos nos harían falta en estos tiempos donde los tilingos y los medio pelos salen de abajo de cada baldosa!).
En este 25 de mayo, cuando la patria herida tomará fuerza de cada humilde que le dedique un brindis, y cuando se cumplen 51 años desde que Don Arturo entrara en la inmortalidad, lea y/o escuche, por favor, sus palabras compañero/a:
“Lo que digo es que nuestros enemigos pretenden desmoralizar a nuestro pueblo, porque los pueblos deprimidos…no vencen.
El arte de nuestros enemigos es deprimir y entristecer; desde la ciencia al deporte, desde la creación de la riqueza a la moral patriótica, el tono está dado por el optimismo o el pesimismo.
Nos quieren tristes, porque nos quieren dominados.
Le recuerdo que lo que movilizó las masas hacia Perón no fue el resentimiento, fue la esperanza.
Recuerde usted aquellas multitudes de octubre del 45, dueñas de la ciudad durante dos días. No eran resentidas, eran criollos alegres porque podían tirar las alpargatas para comprar zapatos, y hasta libros, discos, veranear… Y asomar siquiera a formas de vida ‘occidentales’, como se dice, que hasta entonces les habían sido negadas.
¡No olvide que nada grande se puede hacer con la tristeza!”
Y ahí está la madre del borrego: Hay que recrear la esperanza. Y si no lo hacen los que se dicen dirigentes/as, lo haremos nosotros, porque como dijo -y ya para terminar- Enrique de la Calle en agosto del 2024: “Para el peronismo de a pie, tal vez, el actual contexto ofrezca una posible salida. El ocaso de toda una dirigencia que supo conducir al justicialismo obligará a una renovación, de nombres e ideas. Sea por conciencia del momento o por mera supervivencia, el peronismo tiene que salir a buscar representación política por fuera de la comodidad que le brindaba un sistema organizado alrededor de una elite que tomaba decisiones. Esa elite y ese sistema ya no representan a las mayorías populares … En una crisis descomunal, el justicialismo enfrenta el desafío de empezar de nuevo, como ya le pasó en otras oportunidades históricas. Si no entiende ese contexto, será la sociedad la que haga tronar su escarmiento. Y como reza una frase histórica de Juan Perón: ‘El pueblo marchará con los dirigentes a la cabeza o con la cabeza de los dirigentes’”.
Habla Don Arturo Jauretche
Artículos relacionados y/o citados:
- ¡Jauretche, tuitero viejo y peludo!
- Patria o Paraíso Fiscal
- San Martín presidente: el país que no fue
- Con los dirigentes a la cabeza o con la cabeza de los dirigentes | Agencia Paco Urondo
- Un experto explica de forma muy clara y sencilla el ‘proyecto’ del gobierno
- 1974. Por qué marcó un antes y un después en la historia