“Ya sabemos quién es Spagnuolo, pero cuando lo escuchás siempre te sorprende, porque si el que está a cargo de la Agencia Nacional de Discapacidad no quiere a los discapacitados… ¿Para qué está en la Agencia? Porque lo que la lógica me dice es que el que está a cargo de la Agencia Nacional de Discapacidad quiere que las personas con discapacidad tengan una mejor calidad de vida, puedan acceder a sus apoyos, o por lo menos tiene esa intención, que es el primero que nos va a proteger. Pero si nos ataca el que primero nos tiene que proteger, estamos fritos… Entonces, no sólo hay indiferencia y abandono, que es lo que yo sentí al principio: hay saña, hay maldad, no nos quieren, no quieren que existamos”.
El testimonio de la actriz Valentina Bassi, quien tiene un hijo con autismo severo, en el programa Ahora Dicen, de FutuRock, sintetiza en pocas palabras toda la maldad y crueldad del gobierno de extrema derecha y todo lo que sienten, padecen, sufren las miles y miles de familias que tienen una o más personas discapacitadas en su seno.
No sólo es todo lo que tuvieron que pasar -que en la mayoría de los casos se asemeja a un calvario-, sino que hoy por hoy y por obra y gracia de un grupo de desalmados que están alquilando la Casa Rosada y varias -demasiadas quizás- bancas del Congreso con el objetivo confeso de destruir el Estado, el calvario lo viven a diario. Y si se destruye el Estado de un Estado Nación, también se destruye la Nación.
El plan de convertir a la Argentina en una republiqueta bananera, paraíso fiscal y apéndice del decadente imperio estadounidense está en marcha. Desde el 10 de diciembre de 2023. Cuando llegó ese grupo de analfabetos funcionales (1) al gobierno.

Pero el miércoles 4 de junio se encontraron con decenas de miles de esas personas que “no quieren que existan” en la Plaza del Congreso. Miles y miles de madres, padres y sus hijos discapacitados; otros con fotos de los niños, niñas o adolescentes pues no podían estar allí, como el caso de los electrodependientes. Los testimonios fueron desgarradores. Y si encima en algún canal de TV o en alguna red social los compaginaban con la sarta de burradas que dijeron en los días previos las dos “espadas” que el gobierno utilizó para atacar la masiva movilización, es decir, dos auténticas analfabetas funcionales como las diputadas Juliana Santillán y Lila Lemoine, esos testimonios tomaban muchísima mayor envergadura.
La primera, en un cara a cara con médicas residentes del Hospital Garrahan en TN (a quienes el gobierno no les ofreció en realidad una recomposición salarial sino un bono no remunerativo, pero sí los amenazó con el despido si volvían a hacer un paro), dijo que si cobraban 787 mil pesos estaban sobradas pues la Canasta Básica Total ascendía a 360.000 pesos. “Lo cierto es que, según el último informe oficial, la canasta básica total para una familia tipo en mayo de 2025 fue de $1.110.063, mientras que los $359.244 que mencionó Santillán corresponden al monto que necesita un adulto (NdeR: solo) para no ser pobre (Perfil)”.

No obstante, la diputada demostró que no cometió un error, sino que cobra millones que todos le pagamos por mes para no tener la más mínima idea de cuestiones tan básicas como diferenciar dos estadísticas del INDEC. Así las cosas, insistió e insistió en cámara con esa barrabasada. El conductor del programa no la corrigió: la duda es si no lo hizo para que la burrada quedara más expuesta aún o para hacerle un favor por su condición de oficialista. El miércoles 4 por la tarde, en el programa de Jorge Rial que se emite por C5N, sacaron a relucir una lista interminable de posteos en redes de la “dipubruta”, como la definió el conductor, con horrores de redacción y ortografía realmente demenciales.
Por su lado, Lemoine, con su característica ignorancia y soberbia a cuestas -dos cosas que casi siempre van de la mano-, le respondió a una médica residente que estuvo en el programa de TN, donde dijo que su sueño siempre fue ejercer la medicina, en particular la pediatría (especialidad que está en grave crisis por la falta de profesionales en el país) y en particular en el Hospital Garrahan. “Yo entiendo que tengas sueños y quieras estudiar lo que te gusta. Pero si no te alcanza, ¿no deberías haber estudiado otra cosa?”, dijo ante un periodista de TV, para luego postear en su cuenta de X (ex Twitter): “Nadie tiene por qué pagar por tus sueños. Yo soñaba con ser astronauta. ¡Quiero que me paguen mi sueño YA!” (Perfil).
Realmente da miedo -e indigna profundamente al mismo tiempo- ver ese nivel en la Cámara de Diputados de la Nación, recinto por el que pasaron figuras de la talla de Carlos Pellegrini, Leandro N. Alem, Alfredo Palacios, Juan B. Justo, John W. Cook, Ana Carmen Macri, Arturo Frondizi, Néstor Kirchner, Raúl Alfonsín, Antonio Cafiero, sólo por nombrar un pequeñísimo puñado.

Dos países
Con excepciones, el 4 de junio pareció que en el Congreso había un país y en la calle, otro muy distinto. Los discursos impresentables, sin la mínima empatía, desprovistos del más mínimo humanismo que esbozaron los legisladores de la derecha ultra -LLA y la mayor parte del Pro y la UCR- chocaban (como dos trenes de alta velocidad de frente) con los de jubilados, enfermeras y médicas/os, trabajadores empobrecidos, estudiantes, científicos, mujeres identificadas con el colectivo Ni Una Menos (que el 3 de junio cumplió 10 años) y un largo etcétera de vecinos y vecinas que fueron a solidarizarse con los diferentes grupos.
Aunque hay que decir que las madres de niños o niñas con discapacidad, en algunos casos con sus hijos o con su foto, mostraron la cara más cruel, malvada e inhumana del gobierno ultra y, porqué no decirlo, de gran parte de sus votantes o simpatizantes, o lo que fuere.
Se destacó mucho que, si bien el operativo de seguridad fue totalmente desmedido, las fuerzas de inseguridad de Bullrich permanecieron detrás de un fuerte vallado para no entrar en contacto con los manifestantes, lo que impidió una posible desgracia, ya que en la plaza había personas, niños en sillas de ruedas, o con Síndrome de Down y otros trastornos. Pero… Sí que los humillaron. No dejaron entrar micros con pequeños discapacitados, sus madres y sus maestras y terapeutas a la Capital Federal. Claro, lo hicieron lejos de las cámaras de TV.

Así lo describió el colega Federico Trofelli de Tiempo Argentino: “El gobierno contó con otras maniobras para desalentar que protestantes del Conurbano pudieran cruzar la General Paz. Es lo que le pasó a varios micros que habían salido de una escuela de Moreno. En uno de ellos viajaba Silvia, quien hace más de 10 años que es acompañante terapéutica y trabaja en San Miguel. ‘Fue horrible. Estábamos yendo en una combi escolar grupos de padres, familias, terapeutas y algunos niños. Nos reunimos en un colegio y salimos todos desde Moreno. Subiendo a la autopista nos para Gendarmería solicitando los papeles del transporte’, indicó la mujer en diálogo con Tiempo”.
“‘Pedían una serie de papeles, pero siempre buscando una excusa para no dejarnos avanzar -prosiguió la profesional-. Primero exigieron una hoja de ruta, pero el transportista les dijo que no era necesario porque eso es para una excursión. Luego, preguntaban por qué se utilizaba un transporte escolar para movilizar adultos’, continuó Silvia, quien admitió que la situación se tensó cuando los gendarmes ‘comenzaron a sacar fotos a los vehículos y a la documentación, con los niños en el medio, bajo amenaza de retener las combis. Querían dejar retenido el vehículo y que cada cual se vuelva caminando. Nos negamos: Había niños con discapacidad y adultos mayores. Entonces, para que ellos se garanticen de que no íbamos a llegar al Congreso, nos escoltaron con un móvil adelante y otro detrás hasta la institución escolar’”.
Así está el país. El analfabetismo funcional avanza. Aunque ya empezó a toparse con gran parte del pueblo humilde y trabajador.
.…
(1) El escritor e intelectual portugués José Saramago (1922 – 2010) definió el “analfabetismo funcional” como “aquellas personas que aún sabiendo leer y escribir, no entienden lo que leen, y son incapaces de poner por escrito unas cuantas ideas. La estadística dirá que no son analfabetos, pero en realidad, lo son. Si ponemos esta vara en otro campo, como el de la democracia, yo pregunto: Personas que no son capaces de entender el programa electoral del partido que van a votar, ¿cómo votan? … Por motivos que no tienen nada que ver con la conciencia cívica y la política; por la imagen, o por su interés personal inmediato”.