González Ayala sobre la pandemia: «No es tarde para atajar un rebrote feroz»

La especialista Silvia González Ayala

Ante el preocupante relajamiento social en materia de medidas de cuidado, pese a que la pandemia de Covid-19 sigue tan o más activa que durante la primera mitad del año -y Europa es un ejemplo claro de ello-, la prestigiosa especialista platense Silvia González Ayala opinó que “no es tarde (para atajar un rebrote feroz como vive el hemisferio norte)”. “Es otra oportunidad –dijo-. Debemos aprender a convivir con el virus, cuidándonos. Seamos eficientes esta vez para evitar un otoño-invierno con una segunda ola intensa, tal como está ocurriendo en esos países”.

En tanto, la profesora titular de la Cátedra de Infectología de la facultad de Medicina de la UNLP consideró que “se debe desmistificar la magia de las vacunas” pues “recién se logrará impacto en ese sentido cuando se haya vacunado adecuadamente al 70% de la población como mínimo. Y ello llevará meses, según la disponibilidad”.

Llama la atención y preocupa mucho ver en las calles, en el transporte público, en bares y otros sitios a muchísima gente sin mascarilla, sin guardar distancia social, comercios con más personas que lo recomendable. ¿Por qué cree que ocurre esto? ¿Hartazgo social o dejadez de las autoridades?

“La mejor respuesta la brindarían psicólogos, sociólogos y antropólogos sociales”, sostuvo la médica, para meterse de lleno en la cuestión y enumerar varios aspectos.

“Considero que la ausencia de una estrategia comunicacional segmentada y con mensajes claros impacta en la ‘desobediencia civil’. “Hay, asimismo, un hartazgo social por el confinamiento prolongado. “Además, el conocimiento de que, producida la infección, la mayoría la pasa en forma asintomática o con manifestaciones leves, sin ponderar el riesgo de transmisión a convivientes o contactos cercanos vulnerables, es otro aspecto a tener en cuenta.

“También está el factor de la negación del riesgo.

“Y la actitud desafiante de los jóvenes (“a mí no me va a pasar”), así como la falta de ejemplo de las autoridades»

“A ello, sumarle el razonamiento de que, después de meses de confinamiento tenemos más de 1.500.000 casos confirmados (con número de estudios aún insuficiente) y más de 41.000 fallecidos sin la explicación clara de que, por lo menos en el Area Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) no se saturó el sistema asistencial, aunque ello sí ocurrió en el interior.

“(También juega un rol central) el olvido fácil, tan argentino”, dijo.

“Y la actitud en los menores de 40 años, que es como que ‘ya pasó’, cuando se trata del grupo que más se está infectando”.

Hay mensajes contradictorios desde esferas gubernamentales. Por caso, los micros pueden llevar gente parada (lo que implica 40 cms de distancia social promedio) mientras que bajan el discurso de “no se relajen” y “mantengan las medidas de cuidado”. También hay bares llenos de gente y bailes, no necesariamente clandestinos, sin intervención de los municipios. Algo similar ocurrió en Europa y ahora están desbordados. ¿Qué se debería hacer aquí? ¿Ya es tarde?

“La información no basta, queda demostrado. En nueve meses no se ha logrado educar que es el cambio de actitud o la incorporación de los hábitos o medidas para la prevención (uso adecuado del tapa boca-nariz, protección ocular, higiene frecuente de manos con agua y jabón, distancia entre personas de 2 metros, no compartir bombilla, vaso, lata, tetrabrick).

“Hay que trabajar firmemente en lograr la educación entre pares.

“No, no es tarde. Es otra oportunidad. Debemos aprender a convivir con el virus, cuidándonos. Seamos eficientes esta vez para evitar un otoño-invierno con una segunda ola intensa, tal como está ocurriendo en el hemisferio norte.

“(En ese marco) se debe desmistificar la magia de las vacunas. Pues recién se logrará impacto con la vacunación cuando se haya alcanzado, adecuadamente, al 70% de la población como mínimo. Y eso llevará meses según la disponibilidad; vivimos en un país en desarrollo.

 “Es claro que hay un descrédito de las autoridades y eso es difícil de revertir, pero deberían lograrlo”

¿Se adelantará irremediablemente la segunda ola o aún hay posibilidades de evitarlo?

“Es impredecible. Es hacer futurología. (Aunque) es una posibilidad si se mantienen los comportamientos que estamos observando. Ya ocurrió en el hemisferio norte.

¿Esto podría ser una consecuencia de un mal manejo de la cuarentena?

“Lamentablemente se usaron mal los términos. No tuvimos aislamiento porque, técnicamente, es la separación del enfermo por el período máximo de contagiosidad. Ni (tuvimos) cuarentena, que es la separación de los expuestos por el período máximo de incubación. Lo que tuvimos, muy prolongado, fue un confinamiento o escudamiento social con altísimos costos en todo el desarrollo humano. La prolongación por goteo de cada período no fue una estrategia adecuada porque nos dejó sin horizonte durante meses, siendo observadores pasivos del deterioro individual y social.

“Estamos estabilizados con un número alto de casos, lo que es preocupante en el futuro inmediato”

¿Qué dejó de positivo la cuarentena temprana?

“Lo llamaremos por la denominación que corresponde: confinamiento o escudamiento social. Los aspectos positivos fueron la inversión en salud, postergada durante décadas, que resultó en un aumento de la capacidad asistencial instalada, aunque no fue acompañada por la incorporación suficiente de recurso humano. Esto permitió, como ya mencionamos, que no se saturara el sistema de salud en el Area Metropolitana. Pero, tristemente, no ocurrió en el interior del país.

“La respuesta y la entrega del personal del equipo de salud ante el enorme desafío; la solidaridad con el trabajo de miles de voluntarios”, destacó.

¿Cuáles fueron los aspectos más negativos?

“El aislamiento estricto del enfermo sin posibilidad de acompañamiento, y que no se hubieran establecido oportunamente los protocolos para evitar sumar más sufrimiento y daño.

“La división social entre los partidarios del confinamiento y los que se oponían.

“El abandono de la vacunación y de las estrategias de control de enfermedades, como las transmitidas por mosquitos, de los controles de salud, de los tratamientos de las enfermedades crónicas, la disminución de las consultas por nuevas dolencias. Esto es una pesada hipoteca en el sistema de salud en el corto y mediano plazo, sumada a lo que significa continuar asistiendo nuevos casos de la Covid-19 y brindar atención a los que sobrevivieron con secuelas.

“Las medidas tomadas por algunas autoridades: cavar zanjas, cortar los caminos con montículos de tierra, etcétera”, concluyó.

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