Suspendieron las exportaciones de maíz y se abre otro conflicto con el campo

Se busca dar prioridad al mercado interno y frenar uno de rubros que generan aumento en los precios en especial de la carne vacuna. Pero la medida fue rechazada de plano por los exportadores y productores, algunos de los cuales con Carbap a la cabeza impulsan medidas de protestas

La suba en los precios de algunos alimentos decidió al gobierno a prohibir transitoriamente las exportaciones de maíz

El Gobierno suspendió antes de fin de año las exportaciones de maíz, con el fin de dar prioridad al mercado interno en un momento en que la oferta de ese cereal empieza a escasear, según informó el ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca, en un comunicado, lo que abrió un nuevo conflicto con el sector productor agropecuario.

Se resolvió suspender en forma temporaria la registración de Declaraciones Juradas de Venta al Exterior (DJVE) para el maíz cuya fecha de inicio de embarque sea anterior al primero de marzo de 2021. Ese día se iniciará formalmente la nueva campaña 2020/21 del cereal, según estimaciones del mercado.

El ministerio de Agricultura indicó que la decisión «se basa en la necesidad de asegurar el abastecimiento del grano para los sectores que lo utilizan como materia prima en sus procesos de transformación». Básicamente, se busca garantizar la producción de proteína animal como carne de cerdo, pollo, huevos, leche y feedlot, donde el cereal representa un componente significativo de sus costos de producción.

Mientras tanto, la Cámara de la Industria Aceitera de la República Argentina (Ciara) y el Centro de Exportadores de Cereales (CEC), entidades que representan el 40% de las exportaciones argentinas, anunciaron este sábado que durante el mes de diciembre las empresas del sector liquidaron la suma de 1.690.807.530 dólares.

También se informó que hasta ahora se lleva autorizada la exportación de 34,23 millones de toneladas de maíz de la campaña 2019/20. Ese nivel representa el 89% sobre un total teórico exportable de 38,50 millones de toneladas y se explicó la medida busca que «las 4,27 millones de toneladas restantes queden disponibles para el consumo interno, con el objeto de asegurar el abastecimiento durante los meses del verano, cuando la oferta de cereal tiende a escasear».

«Eventualmente, y en función de cómo evolucione la oferta y la demanda, así como de las perspectivas de la cosecha de maíz 2020/21, esta cartera evaluará la reapertura del registro», señaló la cartera conducida por Luis Basterra.

En cambio, desde al agro advierten que la previsión de las 38 millones de toneladas de exportación ya contemplaba las necesidades del mercado interno (que asciende a unas 20 millones de toneladas) y recuerdan que la presente campaña del maíz fue récord, superando incluso a la soja y señalan que el abastecimiento no estaba en juego.

Por su parte, la industria que utiliza el maíz como insumo viene planteando que más allá de que en los números globales no haya un faltante, en lo concreto se viene dificultando la compra porque acopios y productores especulan para venderlo más caro.

La medida no afecta al maíz que ya fue declarado para la exportación pero que todavía no fue embarcado. En cambio, sí frena las operaciones de autorización de exportación que se tramitan mediante las Declaraciones Juradas de Venta al Exterior (DJVE) para los meses de enero y febrero. También se puede declarar exportaciones a partir de marzo.

Más allá de la polémica sobre en qué medida el mercado interno va a estar bien abastecido o puede llegar a quedar corto, hay un efecto precio en cuyo análisis todos los actores (gobierno, agro e industria) coinciden, aunque tengan posturas opuestas.

La medida de restringir exportaciones durante el verano hace de contención de los precios en el mercado interno, porque amplía la oferta, en un contexto internacional de suba de todos los commodities del agro. El maíz forma parte de la ecuación de costos de buena parte de los alimentos que se consumen en el país, porque se usa para la alimentación del ganado y para la molienda.

Así, la medida en principio favorece a los consumidores y a la industria pero perjudica a los productores y cerealeras.

Desde la entidad del agro Maizar indicaron que «este tipo de medidas erosionan fuertemente la confianza y conducen a que inmediatamente se retraiga la producción y las inversiones, situación que llevará indefectiblemente a mayores precios para los consumidores y menos trabajo. El cierre de los mercados logra un efecto contrario al deseado, medidas similares en el pasado dieron como resultado una brutal caída del área sembrada con el cultivo, perjudicando no solo a la producción sino a toda la cadena de valor».

En tanto, Roberto Domenech, presidente del Centro de Empresas Procesadoras Avícolas (CEPA), indicó que «esperemos que la medida dé resultado. Hace 90 días que está siendo difícil poder conseguir maíz. El grano está, pero el productor no quiere vender quedarse con los pesos. La cantidad de 4 millones para lo que queda de la campaña parece normal, pero no hay flujo de ventas. Al cerrar la exportación hasta marzo, se debería descomprimir un poco el mercado interno».

FUERTES CRÍTICAS

Los productores enrolados en Maizar cuestionaron la decisión gubernamental de cerrar las exportaciones del cereal y consideraron que representa «volver al pasado».

Recordaron así las medidas aplicadas durante los gobiernos de Cristina Kirchner. «Estamos en contra», dijo el presidente de Maizar, Alberto Morelli, quien advirtió que no hubo aviso previo alguno sobre la medida. Consideró que el cierre de las exportaciones de ese cereal es «volver al pasado, y la verdad no es el camino». «Nunca faltó maíz en la Argentina», sostuvo Morelli en declaraciones periodísticas.

En la misma línea se expresó el ex ministro de Agroindustria Luis Etchevehere. «Cerraron la exportación de maíz. Otro gravísimo error del gobierno que perjudica a toda la cadena», advirtió. Se quejó de que «el populismo otra vez daña al interior productivo» y alertó que «la intervención lleva a la escasez». «Retrocedemos años en un cultivo clave. Con el agravante de zonas con sequía», sostuvo.

Daniel Pelegrina, el presidente de la Sociedad Rural Argentina, se refirió al cierre de las exportaciones de maíz que anunció el Gobierno y advirtió que generará un aumento de los precios en el mercado interno. En este sentido, explicó que «la escasez que se produjo en el pasado con este tipo de medidas hizo que los precios se fueran más alto. Lamentablemente ya tropezamos con esta piedra».

«La Argentina produce 50 millones de toneladas de maíz, durante el kirchnerismo se producían 24 millones. Y ahí había controles como los que se volvieron a poner ahora», agregó Pelegrina.

Además, el presidente de la entidad, explicó sobre el maíz que «es un cultivo que se hace en muchas regiones que están lejos de los puertos. Y eso genera mucho desarrollo local, mucho trabajo. Hablamos de feedlots, frigoríficos, criaderos de cerdos, de pollos, de huevos, y ni hablar del complejo del etanol».

«El maíz es un cultivo con muchísimas posibilidades y que verdaderamente, además, a nuestros suelos le trae un beneficio enorme», agregó Pelegrina.

Es por eso que recordó que «cuando se sacaron todas las restricciones y las retenciones, empezó a producirse mucho maíz en la Argentina, que de hecho sobra. Se pueden exportar alrededor de 38 millones de toneladas sin problemas, y eso son muchos millones de dólares».

Asimismo, «la carne se puede producir a pasto y a grano, siempre el pasto es más barato. Ahora, si me dan un maíz subsidiado voy a usar más maíz, entonces el consumo aumenta. Y los precios también».

Por su parte, la Mesa de Enlace de entidades agropecuarias, que agrupa a la Sociedad Rural Argentina (SRA), Confederaciones Rurales Argentinas (CRA), Coninagro y Federación Agraria (FAA), recibió la noticia con pesimismo.

«Fue un año muy complicado para el país, y para los productores, y creíamos que, luego de que el propio presidente Fernández nos asegurara que no volverían este tipo de medidas, ya no había lugar para acciones inconsultas. Evidentemente, volvieron a defraudar al campo y a todo el interior productivo con una decisión que además vuelve a generar una nueva transferencia de recursos de la producción primaria a otros eslabones de la cadena», dijo la agrupación.

En este sentido, advirtieron que la medida afecta el ingreso de divisas y genera una falta de confianza a los productores, que estaban en plena siembra del cereal.

En la misma línea, a través de un comunicado, Bolsas de Cereales y de Comercio de todo el país expresaron: «las restricciones a las exportaciones son una política distorsiva, que impide el normal y transparente funcionamiento de los mercados. En presencia de este tipo de restricciones, se afecta el proceso de formación de precios y se incrementa la incertidumbre para la toma de decisiones, dañando los incentivos para producir e invertir a lo largo de toda la cadena de valor».

«La propia experiencia argentina en materia de restricciones a las exportaciones, demuestra que su aplicación desincentiva la siembra y la inversión en tecnología, lo que deriva en menores volúmenes de producción y resultados contrarios a los buscados», agregaron. Finalmente calcularon que esta medida «le hace perder al país 810 millones de dólares en exportaciones».

Las entidades de Bahía Blanca, Buenos Aires, Córdoba, Entre Ríos, Chaco, Rosario y Santa Fe señalaron que las restricciones son «una política distorsiva, que impide el normal y transparente funcionamiento de los mercados».

«En presencia de este tipo de restricciones, se afecta el proceso de formación de precios y se incrementa la incertidumbre para la toma de decisiones, dañando los incentivos para producir e invertir a lo largo de toda la cadena de valor», señalaron las bolsas en su comunicado.

Desde el sector, creen que este tipo de medidas «desincentiva la siembra y la inversión en tecnología, lo que deriva en menores volúmenes de producción y resultados contrarios a los buscados». Y va «en sentido opuesto a la necesidad de una economía en crisis y necesitada de divisas».

Con exportaciones estimadas en 37,5 millones de toneladas para esta campaña, el cierre del registro en 34,2 millones le hace perder al país U$S 810 millones en exportaciones, estimó el sector cerealero.

Además, «afecta la credibilidad de Argentina como proveedor confiable en el mercado internacional, generando dudas y especulaciones entre nuestros principales clientes», según indicaron en el comunicado.

De acuerdo a estimaciones públicas y de las Bolsas, la situación de la oferta y la demanda de maíz reflejan existencias que se encuentran muy por encima de las necesidades del mercado doméstico y la exportación.

«Las múltiples formas de intervención explícita o implícita que se han aplicado por parte del Estado no han conseguido sus objetivos y, por otra parte, han generado que, en la operatoria diaria, los sectores se encuentren enfrentados entre sí, resultando en un juego de perder – perder», advirtieron.

Por último, destacaron que en los mercados locales «todos los sectores de la demanda pueden confluir en iguales condiciones, posibilitando la formación de precios de manera transparente, mejorando las perspectivas de los cultivos, sin poner en riesgo el abastecimiento interno ni los precios».

El 2020 no fue un año más para el campo. A pocas semanas de asumir, Alberto Fernández aumentó las retenciones. En junio el Gobierno intentó expropiar Vicentín, mientras que en octubre el dirigente, Juan Grabois, usurpó el campo de la familia Etchevehere.

Para cerrar el 2020,  el Banco Nación excluyó a productores de soja y maíz de su principal línea de créditos. Ahora, sin previo aviso, se cerraron las exportaciones del segundo cultivo en importancia para el sector.

Durante 2020, según datos del Indec el Estado nacional recaudó alrededor de 800 millones de dólares en concepto de retenciones al maíz sobre una cosecha 2019/20 que marcó un récord histórico con cerca de 50 millones de toneladas.

La decisión comunicada por el Ministerio de Agricultura causó tanta preocupación que los productores agrupados en Carbap decidieron declararse en estado de alerta y movilización. En las próximas semanas habrá asambleas para definir los pasos a seguir.

El diputado lavagnista, Alejandro «Topo» Rodríguez, advirtió que la medida puede ser la antesala del cierre de exportaciones de carne y trigo. «Es una pésima decisión que desalienta y perjudica a pequeños y medianos productores de todo el país», sostuvo.

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