El crimen que conmueve a los platenses: del robo seguro a la posibilidad de un asesino a sueldo

La bestial ejecución del abogado y político Eduardo Chantada en Villa Elisa suma aristas que desvelan a los investigadores. Se estableció que fue ultimado de un tiro en la nuca estando agachado o arrodillado, típico accionar sicario. ¿Quién era el hombre por el que se movilizó tanto La Plata como Berisso y Ensenada?

La escena del crimen con los peritos trabajando

De pronto, cuando la principal -y casi única- hipótesis sobre el crimen del abogado Eduardo Héctor Chantada en Villa Elisa durante la tarde del domingo hacía referencia a un violento y desquiciado robo frustrado, en el cual los ladrones que lo atacaron le dispararon al ver abortados sus planes delictivos, ahora las autoridades policiales pusieron sobre la mesa una segunda alternativa, que están analizando como la del ilícito y que no la descartan “bajo ningún punto de vista”, según un vocero. 

Este volantazo investigativo obedece a, por lo menos, tres factores, siempre basándose en las palabras de los pesquisas con acceso a la causa y que dialogaron con 90líneas.com

Contextualizando, el hombre de 52 años, domiciliado en la calle Laprida de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y asesor de la Cámara de Diputados de la Nación, a la vez empleado de la Biblioteca del Congreso desde 2007 y cercano a la agrupación política de La Cámpora, había ido a pasar el domingo, aprovechando la jornada calurosa y soleada, a lo de un amigo que tiene una casa junto a su mujer y sus tres hijas, de 7, 8 y 11 años, en 409 y 28. 

Almorzaron, charlaron y “pasaron un agradable momento”, y alrededor de las 17 los hombres decidieron salir un rato al jardín de la quinta, disfrutando del aire libre. El resto de los presentes “quedaron entre la cocina y las habitaciones de la propiedad”, graficó un perito. 

De caza 

A pocos metros de allí, dos jóvenes a bordo de una moto de color roja circulaban por la zona. De haberse tratado efectivamente de un asalto, entonces eran dos delincuentes de caza, a la espera del momento justo y de la víctima correcta para abordar. 

Gracias a las cámaras de seguridad de viviendas lindantes, se pudo observar cómo los sospechosos transitaban a baja velocidad por 28 de 408 a 409 y, segundos después, aparecieron en sentido contrario. Luego, enfilaron otra vez hacia 409, hasta que llegaron a 28 y 409 y doblaron a la derecha.

Eduardo Héctor Chantada

Ya sobre el parque, el letrado y su allegado pasaban el momento de manera pacífica, aunque con un detalle que terminaría marcando sus vidas para siempre: el portón que daba a la vereda se encontraba abierto. 

Los intrusos a bordo del ciclomotor aprovecharon el descuido porque, justamente, esperaban eso. Quien conducía, con casco puesto y prácticamente imposible de identificar, se quedó arriba, con el motor en marcha. Su cómplice, de entre 19 y 25 años, con barbijo y una mochila, descendió, arma en mano. 

A partir de este momento, la crónica policial se torna difusa porque cada portavoz cuenta una versión diferente. Uno aseveró que Chantada y su amigo no estaban en el mismo espacio físico cuando ingresó el hampón, y que por lo tanto no vio el asesinato. Otros relataron, sobre el comienzo de la investigación, que estaban sentados, conversando, y que de hecho, justo cuando el malviviente irrumpió apareció también la hija de 11 años del propietario. Al moverse de sus lugares para intentar protegerla, el asaltante decidió actuar rápido y efectuó dos disparos. Uno pasó de largo pero el otro impactó en la cabeza del profesional, más precisamente sobre la nuca. Consumado el acto, el malhechor se subió al vehículo y huyó con su compañero, con rumbo desconocido, y aún permanecen prófugos. “Pese a las imágenes, no pudimos todavía identificarlos. En los registros sólo se ve a dos masculinos en una moto, pero todavía no se sabe nada más. Está trabajando fuerte en el caso la oficina técnica y pericial, en el área videos, de la DDI La Plata”, comentó una fuente. 

En cuanto al damnificado, fue trasladado hasta el hospital San Roque de Gonnet en un patrullero que arribó a la escena tras un llamado al 911, debido a que la complejidad en su estado, crítico, no permitía la espera de la ambulancia. El móvil de la fuerza recibió apoyo de otras unidades, que fueron cortando calles al tránsito para un arribo más rápido al nosocomio. Aquí las voces también difieren en dos puntos: los que afirman que “llegó sin vida” al centro de salud y la versión oficial, que “murió en el quirófano”.

Reunión caliente 

La hipótesis de un crimen en ocasión de robo sobrevoló la escena desde el inicio, por varios factores. La mecánica, el asalto al voleo y la frustración del delincuente de disparar al no poder apoderarse de nada, además de la cantidad de ilícitos que se produjeron en Villa Elisa en los últimos meses, que llevaron a varias reuniones vecinales con autoridades de la fuerza para buscarle una solución a la pandemia de la inseguridad.

De hecho, centenares de frentistas de la zona se manifestaron ayer en la avenida Arana y 27, donde expusieron su malestar y su disgusto por lo sucedido. A la reunión asistió Santiago Sanguinetti, funcionario del ministerio de Seguridad bonaerense. Frente a los presentes, dijo que “a partir de hoy (por ayer) vamos a reforzar la zona hasta que se reincorporen los efectivos que están en la Costa Atlántica”, cumpliendo con el operativo Sol. Sus palabras, lejos de calmar a la multitud, la exasperó todavía más y los residentes del área pidieron entonces una respuesta concreta. Lo único que recibieron a cambio fue la posibilidad de repetir la juntada el 15 del corriente. 

La escena del crimen y los investigadores en plena tarea

En ese punto se escucharon insultos dirigidos a las autoridades, y los presentes catalogaron de “pasiva” la actitud de la Policía ante reclamos concretos. Solicitaron, a modo de exigencia, patrullajes “a toda hora” por Arana hasta Arturo Seguí, y “que no se pare al pobre albañil con su bolsito sino a los que van encapuchados en moto, y que todos nosotros vemos”.

En tanto, un grupo de manifestantes resolvió alejarse de allí e ir a cortar el tránsito en Arana y el camino General Belgrano. 

Carrera profesional 

Mientras esto sucedía, los analistas del caso continuaban con sus diligencias hasta arribar, mediante la autopsia al cuerpo de Chantada, a un dato clave: el hombre fue ultimado por otro que estaba “en un plano superior al suyo”, lo que significa que la víctima se hallaba de rodillas o agachada. En otras palabras, pudo haber sido ejecutado bajo el típico patrón de los sicarios. 

“No significa que haya pasado, pero pudieron haberlo obligado a arrodillarse, y eso se aleja de un homicidio en el marco de un robo”, resumió un vocero, y aclaró que “no hay que pasar por alto que el tiro fue en la nuca, una zona habitual escogida por los asesinos a sueldo”, mientras que, por último, detalló que “en la casa había $10.000 que no se llevaron”. 

Ahora, bajo la teoría del crimen por encargo, ¿quién la ordenó y por qué? Son preguntas que desvelan en estos momentos a los investigadores, pero cuentan con pistas ubicadas en el entorno laboral y político del damnificado. 

El individuo egresó como abogado en la Universidad Nacional de Buenos Aires (UBA) para desempeñase a partir de ahí en el ámbito privado y público. Resolvió inmiscuirse en la industria de las autopartes y hasta llegó a hacer un postgrado de especialización en alta tecnología en la Pontifica Universidad Católica Argentina. 

Así, con trayectoria en el área fue asesor del Grupo PROA, cámara que nuclea a empresas autopartistas de Argentina, y en su perfil de la red social Linkedin, redactó en idioma inglés: “Trabajo en el sector de autopartes automotrices, llevando a cabo una extensa agenda de negocios y acuerdos en toda Sudamérica, México y expandiéndome a Estados Unidos y Canadá”. 

Durante la década del ’90 integró las filas del FREPASO y, con el tiempo, su pasión por la política lo acercó a La Cámpora, fiel a su pasado en la Juventud Peronista, donde ejerció una militancia activa. Allí, sus compañeros lo conocían por el apodo de “El pulpo”. Dado a sus vínculos, más de funcionario se tomó un tiempo para llamar a los tribunales platenses e interiorizarse en el tema. 

¿Pudo su afición a la política haberle generado enemigos tan potentes que quisieran sacárselo de encima? Es una pregunta que deberán analizar en profundidad los pesquisas, aunque por lo bajo reconocen que “pese al tiro en la nuca y la posibilidad de haber estado agachado, la teoría más firme sigue siendo la del robo. El hombre era de Capital y el crimen fue en Villa Elisa. ¿Pudieron los sicarios, que además fueron dos y ni siquiera uno, haberlo perseguido desde Buenos Aires, adonde después tenían que volver, cruzando la autopista? No tiene mucho sentido”, finalizó un portavoz, añadiendo: “También los supuestos autores intelectuales del hecho pudieron haber contratado a gente platense, pero en ese caso tenían que saber que Chantada iba a pasar el día con su amigo, lo cual también nos hace ruido”. 

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