Trainspotting: una joya que cumple 25 años

Un film referente del cine independiente y un símbolo de su época cumple un cuarto de siglo ¿Qué quedó de aquella oda a la generación X? (spoilers)

Los años 90 estuvieron marcados por el final de la guerra fría y de los grandes relatos, lo que marcó a fuego la década. Mientras en Argentina eso se transformada en el individualismo acérrimo y la hegemonía neoliberal, en el primer mundo se encontraban en el vacío de saber que el mundo no se moverá mucho más que del deseo de consumir. En ese abismo es donde Trainspotting brilló entre la opacidad.

La generación X está sin dudas marcada por el fin de la historia y el saber que este sistema no cambiará. De allí que el arte de la época parezca un grito contra la sociedad de consumo. Películas como El club de la pelea (1999) o Belleza americana (1999) mostraban el vacío que dejaba una vida cuyo único anhelo era comprar los productos que vendía la televisión. No se puede pensar la época sin este film que vino a totalizarlo, al mostrar a quienes forman parte del sistema y a los que no.

En este contexto, la obra transcurre en Escocia y se centra en un grupo de cinco amigos de los cuales tres son adictos a la heroína. La cinta está basada en la novela homónima del británico Irvine Welsh y está dirigida por un insipiente Danny Boyle, que 13 años después ganaría el Oscar por Slumdog Millonaire, y que aquí encuentra su obra maestra y gran símbolo de su cine crudo, directo y visceral.

Pero ¿Qué hace a este film tan bueno? Son muchas razones así que vamos por partes. La película entiende muy bien la atmósfera en la que está situada y utiliza todos los recursos para ello. Uno de los más notables es la música, ya que su soundtrack es de lo mejor que se ha visto. Un ambiente jovial y a la vez deprimente es acompañado por canciones de Lou Reed, Blur, Blondie o Iggy Pop.

Por otra parte, la dirección entiende dos cuestiones, primero que el hecho de ser miembros de la parte marginal de una ciudad requiere que las locaciones y su diseño acompañen. Pero principalmente se comprende que estos chicos usan las drogas como un medio de escape a la realidad, por lo cual el factor onírico es un recurso importante para entender a los personajes, para lo cual voy a analizar una escena.

En este montaje podemos ver no solo a los personajes consumiendo drogas sino que nos muestra gran parte de su modus operandi en sus vidas delincuenciales. Al comienzo del film se nos había mostrado que Sick boy, uno de los protagonistas, estaba acompañado por una chica con una beba que siempre estaba en el lugar donde los personajes consumen heroína.

El montaje va pasando de personaje en personaje, cada uno muestra sus intenciones, Sick boy hablando sobre las películas de James Bond en la época de Sean Connery, como si fuera lo único que le da importancia, a Tommy entrando en las drogas puesto que su novia lo dejó, y a Renton (Ewan Mcgregor) totalmente alienado. Todo esto acompañado por una música que refuerza el carácter sínico de la secuencia.

Hasta que de pronto la música para, y el plano se queda con la chica, la mamá de la niña que siempre estaba con ellos, que grita de forma desesperada. La cámara la sigue de forma caótica, y el resto de los personajes comienzan a levantarse del suelo, su viaje lisérgico terminó y esta es la realidad. La beba está muerta, el director nos hace un plano detalle de su cuerpo. El viaje fue divertido, pero estas son las consecuencias y el mundo real como algo de lo que ninguna sustancia permite escapar. También se sugiere que Sick boy es el padre de la bebe (y se confirma en la secuela).

El guion de la película muestra muy bien la evolución del protagonista, como este comienza enalteciendo su estilo de vida, para lo cual usa de forma irónica el lema “choose life” (elige la vida), que era una campaña anti drogas similar a las de Fleco y Male en Argentina. Elegir la vida implica abrazar a la sociedad de consumo, y si bien la cinta no busca enaltecer ninguna postura las totaliza al mostrar los dos lados y sus consecuencias. La película comienza con Renton huyendo de la policía, los guardianes del status quo, y termina con el protagonista escapando de sus amigos, el símbolo de su vida antisistema. Una Transformación total.

Al cumplir 25 años ese vuelve una excusa agradable para hablar de esta película que amo tanto y con la que siempre me vuelvo a encontrar. Su secuela fue una cinta muy distinta y pienso que enriqueció a quienes la vimos, aunque haya tenido sus detractores. Pero la obra de 1996 sigue siendo un reflejo crudo sobre las drogas (las ilegales y las legales), sobre como la sociedad las juzga y las usa, y a la vez representó una época que se sumergía en la pesadez del consumismo. Los que la amamos siempre sabremos que elegir la vida puede ser una ventana de escape a la resignación.

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