Sólo con la primera ola, el trabajo se desplomó

: Desde el inicio de la pandemia, en Latinoamérica se perdieron 26 millones de puestos laborales (el equivalente a la población económicamente activa de Argentina multiplicada por 2). Y la recuperación que se dio tibiamente en la segunda mitad del 2020 fue traccionada casi por completo por el trabajo informal. Duro diagnóstico de la OIT

Crédito: El Universal

Según datos del ministerio de Hacienda de la Nación y del INDEC, en base a la Encuesta Permanente de Hogares (EPH), en el primer trimestre de 2019 la población económicamente activa (PEA) de la Argentina ascendió a 13.285.430 hombres y mujeres. Ahora bien, imaginemos que desde el inicio de la pandemia, en febrero/marzo del 2020, hasta fines del año pasado, casi el doble de todos esos argentinos y argentinas hubiesen quedado desempleados.

En limpio: desde que la OMS declaró a la Covid-19 pandemia mundial hasta fines del 2020, en Latinoamérica perdió su puesto de trabajo una población equivalente a toda la PEA argentina multiplicada por dos.

El dato fue brindado recientemente por la Organización Internacional del Trabajo (OIT). Y da una idea del tremendo golpe social que significó para el continente más desigual del planeta la pandamia de coronavirus. Con el agravante de que ese número sólo refleja las consecuencias de la primera ola. La segunda, que ha aparecido en forma de tsunami, recién está dando sus primeros pasos en los países de la región.

América Latina y el Caribe inició el 2021 con un panorama laboral muy complejo, agravado por “nuevas olas de contagios” y “lentos procesos de vacunación”, que hacen “más inciertas las perspectivas de recuperación de los mercados de trabajo”, subrayó un informe técnico de la OIT.

“La búsqueda de una mejor normalidad va a requerir de acciones ambiciosas para recuperarnos de los retrocesos en el mundo del trabajo”, anticipó el director de la OIT para América Latina y el Caribe, Vinicius Pinheiro, al comentar los datos de ese informe técnico que recoge las últimas cifras disponibles sobre el impacto de la Covid-19 en el transcurso del último año.

“Ahora toca volver a generar los empleos perdidos por la pandemia y crear nuevas oportunidades de trabajo decente”, señaló Pinheiro, para indicar que “pese a las adversidades se deben tomar medidas y lograr consensos, a fin de que el 2021 sea el año de la vacunación y de la recuperación económica con generación de más y mejores puestos de trabajo”.

Al finalizar 2020 la tasa de ocupación promedio de América Latina se había reducido de 57,4 a 51,7%, una fuerte caída que equivale a la pérdida de alrededor de 26 millones de empleos: 20 millones de personas directamente salieron de la fuerza de trabajo

Por su parte, el director regional de la OIT planteó que “en la búsqueda de la recuperación resultará ineludible abordar las condiciones preexistentes en la región, que son claves para entender porqué el impacto de la pandemia en el empleo fue tan fuerte. Muchos de los desafíos que teníamos antes de la pandemia continúan vigentes, aunque ahora son más urgentes”, puntualizó.

Y enumeró: “alta informalidad, reducidos espacios fiscales, persistente desigualdad, baja productividad y escasa cobertura de la protección social, sumados a problemas que aún persisten como los del trabajo infantil y el trabajo forzoso, son parte de las asignaturas pendientes en la región”, agregó.

El informe técnico de la oficina regional de la OIT, denominado “Transitando la crisis laboral por la pandemia: hacia una recuperación del empleo centrada en las personas”, destaca asimismo que los impactos en el trabajo fueron devastadores en el segundo trimestre de 2020, cuando los indicadores de ocupación y participación se desplomaron, para luego recuperarse sólo en forma parcial.

Al finalizar 2020 la tasa de ocupación promedio de la región se había reducido de 57,4 a 51,7 por ciento, una fuerte caída que equivale a la pérdida de alrededor de 26 millones de empleos, de los cuales un 80 por ciento, es decir más de 20 millones de personas, salieron de la fuerza de trabajo.

Situación inédita

Esa salida de la fuerza laboral fue inédita y ha sido una característica del 2020. En comparación, la tasa de desocupación ha reflejado solamente en forma parcial la magnitud de las dificultades por las que han venido atravesando los mercados laborales de la región, al aumentar en algo más de 2 puntos porcentuales entre 2019 y 2020, de 8,3 a 10,6%.

Crédito Semana.com

“Esta situación habría comenzado a cambiar”, explicó la autora del informe, la especialista regional en economía laboral de la OIT, Roxana Maurizio, quien comentó que en 2021 podría registrarse “un aumento importante de la tasa de desocupación cuando retornen a la fuerza de trabajo las millones de personas que habían dejado de participar en la fuerza laboral”.

Además de los empleos perdidos, América Latina y el Caribe han registrado las mayores pérdidas a nivel mundial en horas trabajadas.

“En la búsqueda de la recuperación resultará ineludible abordar las condiciones preexistentes en la región, que son claves para entender porqué el impacto de la pandemia en el empleo fue tan fuerte” (OIT)

“Existe un alto riesgo de informalización que se suma a los ya elevados niveles de informalidad laboral que tenían los países antes de la pandemia”, destacó Maurizio. Según los datos disponibles de siete países, la recuperación del empleo en la segunda mitad del 2020 ha estado traccionada casi por completo por el crecimiento del empleo informal. Estas ocupaciones estarían dando cuenta de más del 60 por ciento del aumento total del empleo.

“El déficit de trabajo formal, a su vez, probablemente se hará más evidente para ciertos grupos de trabajadores como los jóvenes, las mujeres y los adultos con menores calificaciones, grupos que estructuralmente exhiben mayores dificultades para insertarse en un puesto formal”, agregó la especialista de la OIT.

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