El altísimo precio de no gestionar la pandemia

Adoptar decisiones (o no adoptarlas) que faciliten la circulación comunitaria del virus SARS-CoV-2 está empezando a pasarle la merecida factura a muchos gobernantes. La derrota electoral de Donald Trump sólo fue la punta de un iceberg. Ahora, otro ultraderechista irá al banquillo de los acusados: comenzó a funcionar la comisión que investigará la gestión de la pandemia de Jair Bolsonaro, quien convirtió a Brasil en un cementerio a cielo abierto

Si algún gobernante pensó (o continúa pensando) que la gestión de la pandemia no tendrá consecuencias, sólo deberá seguir el proceso que el martes 27 de abril se inició en Brasil. En rigor, ya está el ejemplo de Donald Trump en los Estados Unidos, donde muchos afirman a pie juntillas que si se hubiese ocupado de los efectos del coronavirus habría logrado la reelección.

Otro negacionista que desde el día uno dijo que la economía no podía parar y que definió al Covid-19 como un resfriadinho (enfriamiento), fue el ultraderechista presidente brasileño, Jair Messias Bolsonaro.

Pues bien, el día 27 entró en funciones en el Senado del gigante latinoamericano la denominada Comisión de Investigación Parlamentaria (CPI), cuyo objetivo resumió en muy pocas palabras su vicepresidente, Randolfe Rodrígues: “Esta comisión tratará de explicar lo que nos llevó a esta situación: somos el segundo país del mundo con más muertos por la Covid-19”.

Con su habitual soberbia, Bolsonaro declaró: “no me preocupa esta investigación de la comisión parlamentaria. No tenemos nada que reprocharnos”.

Sin embargo, los principales medios del país vecino aseguraron que “la Presidencia ya envió a los trece ministerios que conforman el Gobierno una lista con 23 potenciales acusaciones que podrían recaer sobre el primer mandatario y otras autoridades”, a fin de empezar a elaborar “una estrategia de neutralización de las denuncias”.

En el portal Nodal se indicó que “entre las imputaciones aparece la negativa del ex capitán del Ejército y diputado a recibir vacunas originarias de China por razones políticas e ideológicas; el uso de medicamentos (como la cloroquina) sin evidencia científica; el hecho de que nunca haya adoptado medidas de confinamiento para frenar el avance de la enfermedad, y que haya obstaculizado por todos los medios a los gobernadores y alcaldes que sí quisieron implementarlas”.

“Aquel ‘resfriadinho’ al que no quiso dar importancia Bolsonaro ha dejado 14 millones de casos y casi 400.000 muertos. La pandemia sigue descontrolada en el país, el segundo más afectado del mundo”, puntualizó el sitio Euronews.

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Y añadió, bajo el título “investigan la calamitosa gestión de Bolsonaro”, que “minimizar la pandemia; no sólo desdeñar el confinamiento sino hasta el uso de mascarilla; promover medicamentos ineficaces, y los retrasos en la compra de vacunas forman parte de una desastrosa gestión de la pandemia en Brasil, donde se han sucedido hasta cuatro ministros de Salud”.

¿Podría ocurrir que pese a la investigación parlamentaria no se llegue a un impeachment (juicio político)? Sí, ya que Bolsonaro pondrá en marcha todo su arsenal para embarrar la cancha a través, entre otros enclaves de poder, del peso que aún conserva en el Senado. No obstante, el fantasma de Trump sobrevuela el palacio presidencial: según los analistas, la gestión negacionista del líder neofascista podría costarle su reelección en 2022.

“Acuérdense, hoy es el primer día del final de Bolsonaro”, dijo a 90lineas.com una periodista argentina radicada en Río de Janeiro el 27 de abril, día en que entró en funciones la CPI.

“La creación de la CPI fue solicitada por el senador opositor Randolfe Rodrigues, quien dijo que a través de ella se pretende ‘investigar las acciones y omisiones del Gobierno federal para enfrentar la pandemia de Covid-19 en Brasil, y particularmente el deterioro de la salud en Amazonas, donde los pacientes hospitalizados en los primeros meses de 2021 no tenían oxígeno’”, amplió el sitio Nodal.

“PRÁCTICA DE GENOCIDIO”

Hace poco, el diputado federal y ex ministro de Salud, Alexandre Padilha, denunció a Jair Messias Bolsonaro por la “práctica de genocidio” con la creación de un “corredor de la muerte” que llevó al país a liderar el número diario de decesos por coronavirus en todo el mundo.

El influyente periódico Folha de Sao Paulo proyectó posibles escenarios a partir de la creación de la comisión investigadora. Uno de ellos incluye la hipótesis de “un futuro impeachment (juicio político) contra el primer mandatario”.

Distintos analistas políticos consultados por ese medio señalaron que “pese a lo que pueda suceder durante los debates en la CPI, las repetidas afirmaciones del presidente negando la gravedad de la pandemia y contra el aislamiento bastarían para abrir un proceso de destitución”.

Brasil acumula hasta la fecha 401.186 muertos y casi 14.600.000 infectados por el virus SARS-CoV-2. En diez de los últimos 14 días, la cantidad de casos positivos rozó o superó los 70.000, en tanto que el 16 de abril llegó a los 85.774. Y no hay ningún indicio de que la curva vaya a descender.

En cuanto a los fallecidos, siguiendo con ese esquema, en 11 de los últimos 14 días se informaron 3.000 o más. Tampoco en este caso se avizora una posible merma ni mucho menos: el 27, 28 y 29 de abril se registraron 3.086, 3.163 y 3.001 muertes, respectivamente.

“No hay motivos para esperar una mejora de las cifras porque la política del Gobierno sigue siendo la misma, es decir, la no gestión de la pandemia”, subrayaron expertos de la Universidad de Sao Paulo.

FOLHA DE SAO PAULO: “BOLSONARO SABOTEÓ LAS DEFENSAS CONTRA EL COVID”

En un duro editorial publicado el viernes 30 de abril, el periódico Folha de Sao Paulo apuntó que “rompiendo récords deprimentes y enfrentando perspectivas sombrías para el futuro cercano, Brasil ha acumulado 400.000 vidas perdidas por el flagelo del Covid-19”.

“La ventaja de haber sido una de las últimas naciones afectadas por la pandemia que comenzó en China, de haber tenido tiempo para aprender y prepararse, fue desperdiciada por Brasil, cuyo presidente culpó a los problemas de salud y alentó las conductas de riesgo”, remarcó la columna de opinión del consejo editorial del medio.

Siguió. “Se descuidó el método identificado desde el principio como el más eficaz para detener la propagación de la infección en ausencia de vacunas (pruebas abundantes, rastreo microgeográfico de la epidemia y aislamiento de las redes de contagio). Como símbolo de mal Estado, millones de kits de diagnóstico se dejaron en un almacén del Ministerio de Salud en Sao Paulo”.

“Con la puerta rota por el virus, quedaba por coordinar y reforzar las iniciativas municipales, metropolitanas y estatales para minimizar la circulación de personas cuando la marcha de la enfermedad amenazaba la capacidad hospitalaria. Pero Jair Bolsonaro volvió a chocar contra la corriente. Abrió fuego contra gobernadores y alcaldes y exigió una enorme energía institucional a la Corte Suprema de Justicia y al Congreso Federal para neutralizar los estragos locos del Planalto, en el momento en que todo debe ser utilizado para combatir la situación sanitaria”.

“Cuando llegó el momento de precontratar las vacunas, todas ellas con potencial en el planeta, el fracaso de Bolsonaro no fue menor, ni sus consecuencias fueron menos mortales. La ignorante empatía con China (…), la loca apuesta por parches ineficaces y la incompetencia de los asesores de tercera línea se fusionaron para sembrar la catástrofe humanitaria recién cosechada”.

“Con líneas de defensa saboteadas, la ubicuidad del virus en territorio brasileño y el estallido de segundas oleadas precursoras en Europa y Estados Unidos, Brasil tampoco fue consciente del impacto que se esperaba a partir del verano”.

“Si bien faltaron las UCI (unidades de cuidados intensivos) y las camas de oxígeno en Manaos, el gobierno de Bolsonaro promovió la cloroquina en la capital de Amazonas. El colapso se repitió en otras ciudades del país en medio de la desmovilización de la infraestructura de emergencia (…) y la falta de medicamentos para intubar pacientes críticos. Ante tal incuria, lamentablemente, el tamaño de la masacre de Covid-19 no es de extrañar”.

Como proporción de los habitantes, la epidemia ya ha matado a tantos brasileños como británicos y más que estadounidenses. Estas dos poblaciones, ampliamente cubiertas por la vacunación, comienzan a volver a la normalidad de manera segura. El brasileño aún está muy lejos de eso”, finalizó la editorial.

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