Las otras cacerolas: la mayoría silenciosa exige más restricciones y controles

Se viraliza en redes la “Campaña Botón Rojo Ya”, que pide más medidas restrictivas y sobre todo controles por parte de los gobiernos nacional, provinciales y municipales ante la estremecedora disparada de contagios y muertes. Un día, los anti-anticuarentena comenzaron a levantar la voz

Desde el 20 de marzo de 2020, cuando el Gobierno nacional decretó la primera cuarentena obligatoria ante la llegada de la primera ola de Covid-19 al país, la cual posibilitó ampliar fuertemente un sistema de salud abandonado, sólo se escucharon voces pidiendo “libertad”, contra el “comunismo”, contra la futura vacuna que nos inocularía un chip para rastrearnos, priorizar la economía sobre la salud y un largo etcétera de consignas que nada tenían que envidiarle a las de aquellos grupos de ultraderecha que quemaban barbijos y promovían la no vacunación en Europa y EEUU.

Pero la segunda ola de la pandemia trajo consigo una novedad, para nada menor. Por primera vez, quienes guardaron silencio, acataron las medidas de cuidado sanitario y nunca hicieron política con la pandemia, comenzaron a levantar la voz ante las terribles cifras de muertes y contagios que ubican al país, en el índice tomado cada millón de habitantes, en el 2º puesto a nivel mundial. Un horror.

Mediante un video que se conoció hoy y que ya circula por las redes, la primera placa dice “745 personas murieron y 35.543 dieron positivo”, en referencia a los temibles números de ayer, martes 18 de mayo.

Luego se subraya: “15.000 muertes en un mes no son un número, son nuestros familiares, amigas, vecinos. BASTA. Cortemos con la circulación del virus. Primero la vida”.

Y exigen “más restricciones y controles”, así como que “la Ciudad de Buenos Aires, las provincias y municipios acaten y dejen de especular con la vida”.

“Cuidémonos mientras se completa la vacunación masiva. Campaña Botón Rojo Ya”, finaliza.

Si bien se entiende que el Botón Rojo es una exigencia de máxima que difícilmente se cumpla, más aún teniendo en cuenta que el presidente Alberto Fernández descartó de plano el regreso a la fase 1, se trata de un pedido para que los gobernantes apliquen restricciones fuertes que hagan bajar la curva de contagios y, sobre todo, que las autoridades nacionales, provinciales y municipales las hagan cumplir.

Nuestra región es una muestra cabal del desmadre que están provocando los funcionarios de gobierno por no tomar medidas antipopulares (¿hay algo más impopular que hospitales hoy al borde del colapso y, a este ritmo, mañana mismo colapsados?).

La Plata es zona liberada”, dijo a 90lineas.com un reconocido infectólogo platense.

Casos puntuales: en la entrada a Berisso desde La Plata, durante la primera ola había estrictos controles; hoy no. En los micros lo mismo; hoy no. Plazas, parques y el Bosque están repletos de gente los fines de semana; las calles devuelven la imagen de un país sin pandemia pese a que está en el peor momento de la misma.

Algunos siguen discutiendo las clases presenciales con la Corte Suprema como cómplice (¡ay, la Corte!). Otros hablan de “libertades”. La única libertad se ejerce viviendo con salud. Hoy, un Gobierno dubitativo y una oposición destructiva como Argentina jamás conoció desde el regreso de la democracia en 1983, están jugando con fuego.

“BASTA. Cortemos con la circulación del virus. Primero la vida”, gritan hoy las “otras cacerolas”. Que las hay, las hay. Y son una mayoría silenciosa que se empieza a hacer escuchar.

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