El ejército de los muertos: La serie b con presupuesto multimillonario

Está claro que Zack Snyder es uno de los cineastas que se ha llevado todos los reflectores en los últimos años, no siempre por sus películas, pero es cierto que siempre se termina hablando de él. El estreno de su tan reclamado Snyder cut de la liga de la justicia le terminó de dar un aura de director de culto, con una legión de seguidores acérrimos, y a la vez unos detractores igual de intensos. Aquí vuelve a sus orígenes para contar otro capítulo en el tan célebre cine de zombies, con una estética de cine B y con un presupuesto fenomenal de fondo.

Aquí seguimos la historia de una plaga que se esparce por la ciudad de La Vegas generando una horda de muertos vivos que obliga al gobierno de Estados Unidos a sitiar a la Ciudad del pecado.  En ese contexto el protagonista, interpretado por Dave Bautista, deberá formar un equipo para una misión suicida de recuperar un tesoro de 200 millones de dólares.

Si hay algo que se le puede reconocer a Snyder es que ha logrado crear cintas con una identidad muy propia, que puede gustar más o menos, pero que son fáciles de reconocer. Por ejemplo, casi todas sus películas comienzan con un montaje similar a un videoclip (Snyder comenzó su carrera dirigiendo videoclips) el cual funciona como un corto precuela que logra situar al espectador en contexto, y con alguna canción icónica de fondo. En este caso utiliza Viva Las Vegas por Richard Cheese y Allison Crowe. En otros casos usó música de Johnny Cash, Leonard Cohen, y el que más me gustó fue en Watchmen (2009) cuando usó the times they are a changin de Bob Dylan.

Si hay algo que quiero destacar de la cinta es que es muy auto consciente de que no está inventando nada, y va a utilizar todas las referencias que desee. Principalmente la idea de enviar a un equipo a rescatar algo de una ciudad sitiada no es nueva, viene de Escape de Nueva York (1981) de uno de los dos directores claves para analizar este film el gran John Carpenter. Luego hay que hablar del padre del cine zombie George A Romero, de quien Snyder ya realizó una remake, El amanecer de los muertos de 2004.

El género creado por Romero ha pasado por muchas etapas, con películas de un terror muy psicológico como REC (2007), otras que iban al lado de la comedia como Shaun of the dead (2004) y algunas incluso con un fuerte mensaje social como El amanecer de los muertos (1978) del propio Romero. En este caso nos encontramos un film muy auto consciente que sabe que no es más que dos horas de tipos duros matando zombies.

No obstante, es muy claro que la cinta compró el catálogo completo de cliches tanto de cine zombie como de película de acción. El personaje interpretado por Dave Bautista es el típico héroe de acción, atravesado por una tragedia y que debe proteger a su hija que solo está ahí para ser un lastre emocional. Ninguno de los personajes tiene motivaciones más allá de querer ganar dinero, lo cual también se nota en muchos otros apartados.

La dirección de Snyder mezcla una estética visual buena, de hecho, él mismo fue el director de fotografía, pero con planos que no ayudan a la narrativa, sino que están ahí porque se ven bien. Y si bien no creo que eso esté mal reafirma la crítica central a su cine, que sus películas no son más que videoclips de dos horas.

Ahora bien, si analizamos como viene el cine pochoclero de los últimos años descubriremos que cada vez se apuesta a historias con tramas desquiciadas. En otros tiempos era el cine de serie B el que tenía la libertad de crear películas locas sin mayor influencia de los estudios. De ahí cintas como Del crepúsculo al amanecer de Robert Rodríguez (1996), Cat people (1942) o las mismas películas de Romero en la década de los 70.

Ahora parece que películas como Thor Ragnarok, Godzilla vs King Kong o la saga completa de Rápido y furioso no son cintas obvias de los buenos contra los malos como pasó en otros tiempos, sino que son historias complicadas, no complejas, que en otro tiempo no hubieran sido tanques de los grandes estudios. Quizás estemos entrando en el crepúsculo del blockbuster, un producto nacido en la década del 70 y que parece haber tocado su techo, y cuyo futuro y presente se parece mucho a un muerto vivo.

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