La increíble historia del primer éxito de los Stones

El negocio de la música necesita de buenos músicos y buenas canciones, pero también de una imagen que “venda”. Y si esta puede estar potenciada por una rivalidad entre dos bandas de peso, las cuentas cerrarán a pedir de boca de los productores y las discográficas. Pero detrás de escena pasan cosas que son realmente fantásticas

Como si el director técnico del Real Madrid ideara para su par del Barcelona la táctica ganadora de la final de la Champions League. O el entrenador de River hiciese lo propio para ayudar al de Boca a pasar una instancia decisiva de la Copa Libertadores.

Así, en un lejano 10 de septiembre de 1963, quienes luego serían presentados ante la sociedad como archienemigos, una estrategia que multiplicó las ganancias de los integrantes de ambos grupos pero sobre todo de sus mánagers, los beatles John Lennon y Paul McCartney y los stones Mick Jagger y Keith Richards estaban juntos en los estudios de Decca Records, la discográfica que en 1962 había rechazado a los cuatro de Liverpool porque “las bandas con guitarra no tenían futuro”.

Resulta que aquel día los Rolling Stones tenían que entrar a grabar sí o sí una canción. Lo exigía el contrato con el sello discográfico. Un pequeñísimo detalle se los impedía: no tenían esa canción.

La sucesión de hechos fue contada de diferentes maneras, pero en ninguna cambia el fondo de la cuestión. La más verosímil dice que Andrew Oldham, mánager de los Rolling Stones y ex publicista de los Beatles, caminaba por Jermyn Street, en el centro de Londres, cuando un taxi se detuvo esperando en el semáforo. La ventanilla se bajó y una voz con un marcado acento de Liverpool dijo: “Sube, Andy”. En el taxi iban Lennon y McCartney.

Oldham sabía que a los Beatles les gustaban los Rolling Stones, por lo que les preguntó si tenían algún tema que estos pudiesen grabar. John y Paul le dijeron que contaban con una canción a medio hacer pensada para que la cante Ringo Starr. Al rato, los tres entraron a Decca.

Como el tiempo urgía, Lennon y McCartney se encerraron en una habitación para finalizar el tema que llevaba por título I wanna be your man (Quiero ser tu hombre). A los 5 minutos salieron. “¿Qué pasa? ¿Necesitan algo?”, preguntó uno de los stones, ansioso. “No, ya terminamos”, fue la respuesta de los de Liverpool.

Hasta entonces, los Rolling Stones habían grabado un solo sencillo. Fue el 7 de junio e incluyó un cover del tema Come on, de Chuck Berry, acompañado en el lado B por I want to be loved, de Muddy Waters. La repercusión estuvo lejos de las expectativas. La canción apenas llegó al puesto 21 de la lista de éxitos del Reino Unido.

En cambio, I wanna be your man, segundo sencillo de los stones, se situó en el Top 10 británico. El single se completó con el tema Stoned, primera composición original de la banda. Desde ese momento, la prensa comenzó a hacerse eco de los Rolling, aunque muchos hacían más hincapié en su aspecto de chicos gamberros que en la música.

Un mes después, en octubre de 1963, los Beatles grabaron su propia versión del tema para su segundo larga duración, With the Beatles, que se publicó el 22 de noviembre. Tal como estaba en los planes originales de la banda, la canción la cantó Ringo Starr.

El historiador estadounidense John McMillian, quien en el año 2013 editó el libro Beatles vs Stones, comentó que “las dos versiones difieren notablemente. La de los Stones se destaca por la guitarra punzante de Keith Richards, la guitarra slide de Brian Jones, lo cual, sumado al desenfado vocal de Jagger le otorgan un sabor oscuro y blusero”.

“En cambio, la de los Beatles, cantada por Ringo Starr con su voz doblada y con Lennon y McCartney en los coros, se grabó con un ritmo más acelerado y suena algo más liviana, no exenta de encanto y frescura”, añadió.

EL BOCA-RIVER DE LA MÚSICA

Crear o potenciar grietas musicales siempre fue un negocio muy lucrativo para quienes rodean a los grupos y, porqué no decirlo, para los propios integrantes de las bandas, quienes a veces se prestan al juego con alguna declaración picante.

Sin lugar a duda alguna, la rivalidad por excelencia de la historia de la música contemporánea fue la que se armó en torno a los Beatles y los Stones, quienes supuestamente no se podían ver. Mentira. No se amaban, pero siempre tuvieron una buena relación. Es más, no sólo Lennon y McCartney compusieron el primer hit de los Rolling, sino que fue George Harrison quien le recomendó a Dick Rowe, principal responsable de Decca Records, la discográfica que había desechado a los de Liverpool en enero del 62, que contratara a Jagger, Richards y compañía.

Es que a los Beatles les gustaban los Stones. Y Rowe agradeció con el tiempo el consejo de Harrison, pues con los Rolling y otros grupos, como The Moody Blues y The Animals, pudo en parte “salvar la ropa” del terrible error que había cometido en enero de 1962.

(El Círculo Beatle)

En ese clásico de la música, los respectivos productores crearon la imagen de las bandas. Los Stones tenían que ser los chicos que “ningún padre quisiera como novio para su hija”. En tanto, los Beatles tenían que ser todo lo contrario.

¿Y esas imágenes se correspondían con la realidad? En absoluto. El historiador Yves Delmas afirmó que “esta imagen de chicos bien de los cuatro de Liverpool enfrentada a la de gamberros de barrio obrero de los cinco londinenses es uno de los primeros clichés que se desmonta con facilidad. Los Beatles procedían de familias humildes, con infancias difíciles, mientras que los padres de Jagger eran de clase acomodada y conservadores, y el resto de los integrantes de la banda procedían de la clase media” (BeatleStones, un duelo, un vencedor – Yves Delmas y Charles Gancel – Editorial Milenio).

Si bien hasta hoy sigue el jueguito Beatles vs Rolling Stones, la cantidad de encuentros y colaboraciones que hubo entre ellos son mucho más numerosas de lo que se sabe. Es que había que mantener el circo. Así es que Lennon y McCartney hicieron coros en un tema de Sus majestades satánicas, el disco emblema de los de Londres, pero no aparecieron en los créditos. Todo consensuado.

La relación entre ambas bandas fue muy cortés. En 1965, luego del éxito I can’t get no (satisfaction) de The Rolling Stones, Keith Richards aseguró que llamaron a John, Paul y George para platicar de la canción.

“Todos hablaban acerca de The Beatles versus The Rolling Stones y toda esa mierda. Nunca lo tratamos como una batalla, había muchas habitaciones para nosotros. Hubo un tiempo en que salía Paperback writer y luego nosotros sacábamos Paint it black”, dijo Richards, quien en una entrevista contó la anécdota de la composición por parte de Lennon y McCartney de su primer hit, diciendo con admiración que “lo hicieron en cinco minutos, esos tipos eran realmente muy buenos”.

En tanto, John Lennon comentó que ellos tuvieron mucho contacto con los Stones en dos periodos distintos. “Por aquel entonces éramos los reyes de la jungla. No sé si los demás llegaron a hacerse muy amigos de ellos. Pero yo pasé mucho tiempo con Brian y Mick. Los admiraba”.

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