57% de argentinos creen que los ricos son corruptos. El caso del clan Macri

“¿Cómo le explicamos a una mujer que su salario está acorde a su esfuerzo tras trabajar todos los días de la semana, 14 horas seguidas, limpiando casas ajenas?”, se pregunta un director del CELAG. Sólo 15% de argentinos y argentinas piensa que los ricos lo son por su esfuerzo y habilidad. La herencia y el gran mito de la meritocracia

Villa 31, detrás parte del lujo de la gran ciudad

Mayo de 2016. Uno de los grandes empresarios argentinos más enlodados por la relación de su clan familiar con la dictadura cívico-militar, los escándalos de corrupción de los 90 y del gobierno de la “primera” Alianza, Mauricio Macri, cumplía casi seis meses en la Presidencia de la Nación Argentina, a la cual llegó tras ganarle el balotaje por un puñadito de votos a Daniel Scioli, el candidato del Frente para la Victoria que gobernó el país entre 2003 y 2015, luego de una campaña sucia donde importantes dirigentes del hasta entonces oficialismo fueron gravemente acusados por corrupción y hasta por instigación al homicidio. Desde entonces, todas esas acusaciones mediáticas se fueron y se siguen cayendo a pedazos en los estrados judiciales. Pero como se sabe, en los tiempos que corren las elecciones y la justicia están en manos de la prensa hegemónica y los poderes fácticos (hoy Perú, ayer Bolivia, anteayer Brasil, son ejemplos contundentes).

Crear el “sentido común” en la sociedad -fundamentalmente en las clases medias, las más permeables a los discursos mediatizados- es lo importante. Si la acusación a un o una dirigente o fuerza política es falsa, no importa. Lo que vale es que un alto porcentaje de ciudadanos y ciudadanas lo asuman como verdad a la hora de ir a las urnas o de ejercer presión pública en un momento clave (otra vez, el mejor ejemplo es el Perú actual, donde al maestro rural y líder campesino Pedro Castillo le están armando el golpe de Estado perfecto para quitarle el triunfo histórico que logró su partido en las urnas, merced al pobrerío del país andino que lo votó con la esperanza de cambiar su suerte de una vez por todas).

Pero volvamos a aquel mayo de 2016. En uno de los tantos grupos de whatsapp “agrietados” que, como tantos otros, luego se disolvió, ex compañeros y compañeras de escuela discutían de política. En un momento, una participante del chat salió vehementemente en defensa de Franco Macri (padre de Mauricio, el entonces presidente), diciendo que se trataba de “un inmigrante como nuestros abuelos y bisabuelos” que vino a la Argentina y “la hizo trabajando” (dixit), en referencia a su tremenda fortuna.

La respuesta no se hizo esperar. Un integrante del grupo se rió, pero enseguida envió dos documentos académicos de la UBA: uno sobre el desmesurado crecimiento de muchas empresas durante la dictadura (entre ellas, las del grupo Macri) y otro sobre la estatización de la deuda privada de esos emporios (que los argentinos y argentinas pagamos por años y años y más años). Los papers nadie los leyó. La discusión subió de tono con eslóganes y zócalos de canales de noticias. Fin de la historia.

Hay un claro sentido común acerca de las grandes fortunas en Latinoamérica, que señala la corrupción y la herencia como los orígenes de las enormes riquezas de unos pocos”, asegura un informe del Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica (CELAG). De hecho, la percepción de aquella integrante del citado grupo de whatsapp entra en un pequeño trozo de la torta: sólo el 15,1% de argentinos y argentinas cree que el dinero de las personas más ricas del país se originó en “su esfuerzo y habilidad”.

Un 56,7% afirma que la fortuna de los ricos de la Argentina es “producto de la corrupción”, mientras que un 23,8% lo atribuye a la herencia. Como se puede observar en el gráfico, esos porcentajes no varían sustancialmente entre la percepción de la sociedad de nuestro país y la de las comunidades del Perú, Chile, Colombia, México y Bolivia.

SE SABÍA

Macri no se convirtió en corrupto a partir del 10 de diciembre de 2015. Su clan familiar y él mismo, como veremos más adelante, comenzaron a armar un curriculum vitae de terror entre 1976 y 1983, al calor del terrorismo de Estado. Entonces, ¿cómo ganó? Trabajo para la Sociología. Pero desde aquí podemos hacer una suma sencilla: 15,1% que cree que su fortuna y la de aquellos de su clase se originó en el esfuerzo y el trabajo y 23,8% en la herencia (cero meritocracia, valga la aclaración), suman casi 39%. Es decir que con un puñado de ciudadanos que duden del origen de su riqueza pero que miren para otro lado porque votarían al mismísimo Satán con tal de que no gane el peronismo, ya están todos los votos necesarios en las urnas (no autoflagelarse: en EEUU ganaron elecciones los dos Bush y Donald Trump; en Perú, Alberto Fujimori; en Ecuador, Abdalá Bucaram; en Brasil, Jair Bolsonaro; en Francia, Marine Le Pen (en primera vuelta); en Italia, Silvio Berlusconi, etcétera). Aunque mal de muchos…

En el artículo “El falso mito del esfuerzo en América Latina”, publicado en la web del CELAG el 27 de junio de 2021, el doctor en Economía por la Universidad Autónoma de Barcelona y director del CELAG España, Alfredo Serrano Mancilla, se pregunta: “¿Cómo le explicamos a una mujer que su salario está acorde a su esfuerzo tras trabajar todos los días de la semana, 14 horas seguidas, limpiando casas ajenas? ¿Cómo se lo justificamos a un joven que cada día se despierta a las 4 de la mañana para ir a trabajar a la construcción y regresa a casa por la noche? ¿Quién puede asumir que el salario es un fiel reflejo del esfuerzo?”.

Y añade: “El mito del esfuerzo en América Latina es una gran mentira, tanto desde un criterio de subjetividad como si lo miramos objetivamente en cifras (…) En el imaginario de la ciudadanía latinoamericana existe una gran mayoría que ‘no se come el cuento’ de que los altos ingresos vienen originados por el esfuerzo. Hay un claro sentido común latinoamericano a este respecto. Por ejemplo, en Argentina, según nuestra encuesta CELAG, cuando se pregunta cuál es el origen de la riqueza de las familias más adineradas sólo el 15,1% considera que se debe al esfuerzo. El resto cree que es un asunto de corrupción o de herencia. En Chile, México, Bolivia, Perú y Colombia, los porcentajes son muy parecidos (13,4%, 21,7%, 20,7%, 19,9% y 18%, respectivamente)”. Sí, muy parecidos. Pero hay un dato que no escapa al análisis: solamente en Chile hay menos gente que cree en el esfuerzo y el trabajo de los ricos en comparación con Argentina.

LOS HEREDEROS

“Pero no sólo es una cuestión de subjetividad; lo que piensa la gente está en sintonía con lo que objetivamente acontece”, puntualiza el académico e investigador. “Esta falsa relación entre esfuerzo y riqueza queda absolutamente demostrada en el libro El capital del siglo XXI, del economista francés Thomas Piketty. En ese estudio se concluye que la herencia es uno de los principales factores para estudiar la reproducción del modelo económico capitalista. Para él, el control de la riqueza se transmite en grandes proporciones por vía hereditaria. Es lo que Kathleen Geier denominó  gobierno de los herederos. Esta suerte de ‘capitalismo patrimonial’, de alta concentración, condiciona definitivamente el devenir de la economía real”, sentencia.

Más de la mitad de la riqueza pasa de generación en generación sin verse afectada por nada ni por nadie, resaltan en el CELAG (de meritocracia, ni hablar). Y citan un informe de la OCDE donde se destaca que en Colombia se necesitan al menos 11 generaciones para que un niño pobre deje de serlo: más de dos siglos para salir de una condición heredada desfavorable, por mucho que se esfuercen. En Brasil, 9; en Chile, 6.

“Al hablar de corrupción no sólo nos referimos a un asunto circunscrito exclusivamente a los políticos. Hay tanta o más corrupción en el sector privado. O, mejor dicho, en las grandes empresas, porque el valor de la corrupción a nivel de pequeña y mediana empresa es marginal”, remata Serrano Mancilla.

EL CLAN

Fueron muchos los grandes grupos económicos que hicieron multimillonarios negocios con la dictadura cívico-militar. Es más, fueron muchos los que se convirtieron en ‘grandes’ en esa época. Tomamos como ejemplo el Grupo Macri por razones obvias: uno de sus máximos representantes llegó a la Presidencia de la Nación y, como si fuese poco, con el discurso de terminar con la corrupción peronista (similar al que se usó para bombardear Plaza de Mayo en 1955 e interrumpir la democracia argentina durante casi dos décadas).

Además de multiplicar por 7 la cantidad de empresas que controlaba, entre 1976 y 1983 el Grupo Macri consiguió licuar cientos de miles de dólares de deuda (de sus compañías) gracias a los denominados seguros de cambio implementados por el Banco Central bajo la administración de Domingo Cavallo, que significaron la estatización de los pasivos de los privados que, en su mayoría, fueron cómplices del terrorismo de Estado (hecho popularmente conocido como estatización de la deuda privada). Fue en esos años, asimismo, cuando el holding de Franco y Mauricio Macri se convirtió en contratista del Estado, a través de SOCMA, y adquirió Fiat-Sevel, otra de las firmas emblemáticas del grupo.

La cifra total de la estatización de la deuda privada -pagada por el pueblo durante años y años- alcanzó unos 40 mil millones de dólares, y representa uno de los principales motivos para que analistas y expertos la consideren ilegal e ilegítima. Una de las beneficiadas fue, justamente, la firma Sevel.

Datos de la Dirección General Impositiva (DGI) indican que Sevel evadió unos 5 millones 739 mil dólares entre 1993 y 1995, cuando Mauricio Macri fue titular de la empresa. En ese lapso, Sevel Argentina exportaba autopartes a Sevel Uruguay para el cobro de reintegros por exportaciones. Sin embargo, dichas piezas eran ensambladas en territorio uruguayo e importadas a Argentina como automóviles terminados. Sevel cobraba reembolsos por concepto de exportaciones y realizaba las importaciones con un arancel preferencial del 2%.

Las investigaciones judiciales concluyeron que el monto por reintegros, sólo en 1993, ascendió a 730 mil dólares. Por dichas irregularidades Macri fue procesado por contrabando, pero absuelto por la Corte Suprema ‘automática’ del Menemato.

(Nota: esta brevísima reseña incluye los trazos más gruesos de las actividades del Clan Macri. No se menciona Manliba, ni la compra y posterior vaciamiento del Banco de Italia, ni el Correo, ni mucho menos las causas abiertas entre 2015 y 2019 como Autopistas y Parques Eólicos, entre tantas otras. Todo ello requeriría de libros. Alguno que otro ya fue escrito)

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