Hace 40 años que respiramos hollín con metales pesados. Y nadie hace nada

¿Cómo es posible que una planta tan contaminante como Copetro se haya instalado en la región cuando ya estaba súper poblada? ¿Quién cuida la salud de los vecinos y vecinas y el medioambiente? ¿Quién le pone freno al poder que pisotea a los ciudadanos de a pie? Absolutamente nadie

Conviviendo con el enemigo

Todos los días, desde hace casi 40 años, miles y miles de vecinos y vecinas de La Plata, Berisso y Ensenada respiran hollín de carbón de coque proveniente de la planta Copetro, situada en el denominado Polo Petroquímico de nuestra región.

Un estudio científico publicado en 2010 confirmó que ese hollín, además, contiene metales pesados. Pero más allá de la ciencia, ¿cómo es posible que una planta tan contaminante se haya instalado en la zona cuando ya estaba súper poblada? ¿Cómo es posible que nadie haga nada si existe una ley que impide que una empresa de esas características funcione en medio de una ciudad (o de tres)? ¿Cómo es posible que tras casi cuatro décadas todo siga igual, cuando hay dos fallos judiciales en favor de la comunidad?

Copetro se instaló en Ensenada en 1978, merced a un permiso de la dictadura, y comenzó a funcionar en 1982. Para entonces, Ensenada, Berisso y La Plata eran ciudades residenciales. Una fábrica tan pero tan contaminante tendría que haberse instalado en una zona abierta y a decenas de kilómetros de cualquier ser humano. Pongamos que contra esa decisión original no había mucho que hacer (aunque en realidad numerosos vecinos y vecinas hicieron mucho) ya que la dictadura cívico-militar estaba en su apogeo. ¿Pero desde 1983 hasta hoy?

¿Quién cuida la salud de los vecinos y vecinas? ¿Quién cuida el medioambiente? ¿Quién le pone freno al poder de las multinacionales? Absolutamente nadie.

Barrer los patios o los frentes de las casas en amplísimas zonas de Berisso, Ensenada y La Plata implica juntar, un día sí y al siguiente también, hollín de carbón de coque (ver fotos). Pero quizás peor es el que respiran decenas de miles de vecinos y vecinas a gran distancia del predio industrial, todo el día y todos los días, pues es el hollín que se ha vuelto tan pequeño que no llega a verse e ingresa al organismo más fácilmente. ¿Y el Estado? Bien gracias.

90lineas.com habló con Julieta Kolac, una de las referentes de la Asamblea de Vecinos Contaminados de Berisso, La Plata y Ensenada. Un testimonio imperdible para saber en qué condiciones vivimos y a quiénes nos enfrentamos.

En los patios o frentes de las casas, esto es lo que se barre (y se respira) todos los días desde hace 40 años

“Zona de sacrificio”

“Vivimos en una zona de sacrificio”, define Julieta, para explicar que “aquí se prioriza el supuesto progreso industrial pero de la mano de industrias contaminantes, en este caso Copetro, aunque en la región hay otras”.

“Berisso y Ensenada están dentro de la zona del Polo Petroquímico, uno de los más grandes de Sudamérica. Por eso nos consideramos una zona de sacrificio”, aclara. “Es muy, muy triste, porque tenemos una calidad de vida pésima. Y si bien hay un entorno natural muy rico, por ser ribereños y porque algo de monte se preserva, el impacto ambiental de estas industrias es terrible. Es muy grave, e implica una lucha continua contra aquellos que priorizan lo que llaman progreso mientras nosotros vemos que nos están matando”.

“Convivir con esto es injusto; no hay porqué convivir con una mal vecino que nos está bañando con sus productos tóxicos y residuos todos los días durante 40 años”

A veces se forman asentamientos al lado de arroyos que desbordan. Otras, pegados a las vías del ferrocarril con el riesgo que eso implica. Pero en este caso, ¿cómo fue posible que una industria súper contaminante se instalara en medio de una enorme población asentada desde hacía décadas?

Julieta nos cuenta que “son 40 años recibiendo una lluvia de carbón de coque, u hollín, en cualquier momento y a cualquier hora. No podés dejar la ropa tendida afuera todo el día, los patios están permanentemente negros (NdR. Hay que poner a resguardo el agua y la comida de las mascotas porque se llenan de hollín… es decir, hay que adaptar la forma de vida a la empresa). En ciertas zonas, como en mi caso, lo que más se observa es el hollín del carbón de coque de Copetro. Ahora, si vas a otros lugares, además padecen todos los gases y los ruidos” del Polo.

No es un experimento para la escuela. Es el hollín de carbón de coque que llueve sobre miles y miles de vecinos de La Plata, Berisso y Ensenada cada día

Vecinos organizados

Junto a numerosos pares, Julieta Kolac formó la Asamblea de Vecinos Contaminados de Berisso, Ensenada y La Plata. “En rigor, retomamos una lucha histórica iniciada por vecinos de Barrio Campamento, ubicado al lado de la planta industrial, en la ciudad de Ensenada, en el año 1982, ni bien comenzó a operar. Y luchamos contra la empresa Oxbow Copetro pero también contra el Estado. Porque el Estado es responsable, es cómplice y es corrupto, pues sigue permitiendo que esta compañía funcione en estas condiciones”, dispara.

Un poco de historia (negra). “Copetro se instaló junto al Barrio Campamento de Ensenada en 1978 gracias a un decreto del genocida Jorge Rafael Videla, y comenzó a funcionar en plena zona urbana en 1982. Es una multinacional, multicontaminante, multimillonaria. Y es ilegal”, subraya.

¿Por qué decimos que es ilegal? Porque según la ley de radicación industrial de la provincia de Buenos Aires Nº 11.459, Oxbow Copetro es una industria de categoría 3. ¿Qué es una industria de categoría 3? Una industria peligrosa por los riesgos que conlleva tanto para la salud como para el medioambiente y los bienes de la población. Y una industria de categoría 3 no puede estar instalada en una zona urbana”, explica Julieta con claridad meridiana.

“Se iniciaron 3 causas colectivas y 2 tuvieron sendos fallos en favor de los vecinos. Tenían que indemnizarlos. Pero lo hicieron con 20 años de demora y a valores irrisorios”

Luego, ejemplifica: “Si hoy viniera esta misma industria y se quisiera instalar, la ley vigente nos ampara a nosotros, los vecinos. No podría hacerlo. ¿Pero qué pasa? -se pregunta-. Que la Justicia, el Estado, los distintos organismos que deberían hacerse cargo del tema y un largo etcétera, dicen que como esa ley entró en vigencia en el año 1993 y Copetro está instalada desde 1978 mediante el decreto de un genocida, y funcionando desde 1982, no se puede hacer nada”.

Extraña interpretación de la ley por parte de las autoridades, ¿no? Resulta que el deterioro de la salud de la población y la contaminación del medioambiente ‘no son retroactivos’. Ridículo.

Este es el hollín que se junta, cada día, en el pequeño patio de un dúplex ubicado en calle 166 entre 18 y 19 de Berisso, muy pero muy lejos de la industria ensenadense

Así funciona

Lo que hace Copetro es calcinar carbón de coque. El carbón de coque es un residuo de la destilación del petróleo. Esa materia prima llega desde la destilería que está a tan solo unos metros y también mediante ferrocarriles que vienen desde la destilería de Luján de Cuyo, en Mendoza, detalla.

Y continúa explicando: “Calcina (el carbón de coque) en dos hornos que tiene para ello, los cuales cuentan con sus salidas, es decir, dos chimeneas por donde se emiten los gases y muchísimo material. Pero esas chimeneas no son la única fuente de contaminación. Hay distintas fuentes de contaminación en todo el proceso productivo de Copetro. Una es el proceso de carga y descarga de los ferrocarriles, durante el que vuela particulado; otra es el transporte de norias dentro del predio de la empresa, y una más se da cuando cargan los buques, porque la mayor parte de lo que calcina Copetro es para exportación. (La empresa) alquila un predio del Puerto La Plata, tiene muelles exclusivos. En los países donde compran el producto, lo usan para alimentar hornos de alta temperatura, fábricas de metales, como por caso aluminio, y otros”.

“Tiene metales pesados”

Kolac advierte que “el material particulado visible, que es este hollín que nosotros vemos y padecemos, llega hasta aproximadamente cinco kilómetros a la redonda de la empresa. Aunque ello varía con la dirección del viento; hay días en los que algunos barrios se ven más afectados que otros”. “¡Pero hablamos del material visible!”, casi exclama, para añadir que “el que no se ve, quizás el más peligroso porque ingresa más fácilmente al organismo de las personas… vaya a saber hasta dónde llega”.

“En 1982, la Asociación Campamento salió a las calles, fue a los medios, investigó y se presentó ante la Justicia. Uno de los demandantes fue Osvaldo Figoni, un luchador incansable por esta causa, quien falleció hace poco. Otro de los tantos vecinos que se fueron sin obtener justicia”

Cuenta que “el doctor en Geología Juan Carlos Bidegain, en el año 2007, tomó muestras de hollín de carbón de coque en el Barrio Campamento de Ensenada (vecino de la planta), y determinó que tiene metales pesados. El estudio fue publicado en 2010”, reseña, para describir una “prueba casera muy simple: si ponés material particulado en una hoja y por debajo pasás un imán, las partículas saltan”.

“Ahora hay un nuevo estudio de la Red de Seguridad Alimentaria del CONICET, que fue pedido en principio por la asamblea vecinal y al que luego se sumó el municipio de Berisso. Consiste en una recopilación de investigaciones y tesis sobre contaminación del aire que estaban dispersas. Denuncia de alguna manera al OPDS (Organismo Provincial para el Desarrollo Sostenible) porque no les brindó ningún tipo de información, y confirma que la calidad del aire de la región es ‘pésima’”.

Pero más allá de estudios científicos están el conocimiento y las vivencias populares, lo que nosotros como vecinos sabemos y padecemos. Aunque eso jamás fue tenido en cuenta. Nunca nos preguntaron, nunca nos escucharon”, sentencia Julieta. Y remata: “En febrero de 2020 presentamos un recurso de amparo colectivo ambiental. El juez José Francisco Terrier dictó una medida precautelar, pero la levantó en 24 horas. Era por ‘cese de contaminación y remediación ambiental’. Ahora estamos en proceso de ampliación de pruebas y del recurso de amparo. Pero es muy difícil todo, porque uno se enfrenta a multinacionales y al Estado que las ampara”.

NdR.- Este medio consultó a la empresa Copetro para esta nota, pero no recibió respuesta.

La calidad de vida en la región es «pésima» y nadie se hizo ni se hace cargo

 

 

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