Un cepo más duro, que requerirá revisión

El Banco Central logró frenar la minicorrida cambiaria de los últimos días, poniendo límites a las operaciones con dólares financieros. Se trata de una medida a corto plazo y con la vista puesta en evitar sorpresas de cara a las elecciones de noviembre. Pero se requiere un buen acuerdo con el FMI, aún con el cual será difícil transitar los próximos años de enormes compromisos de pagos

En medio de los consabidos cuestionamientos a todo control a los movimientos en los mercados de cambio tanto oficial como el paralelo y los financieros, el Banco Central una vez más pareció acertar con la decisión de endurecer las medidas que restringen el acceso libre a la compra de dólares, dado que pudo frenar una creciente sangría de las reservas y pudo recuperar en apenas dos días 170 millones de la apetecida moneda norteamericana.

Es sabido que el mercado cambiario se mantiene bajo una constante presión, en una situación que seguramente se prolongará hasta más allá de las elecciones de noviembre y por lo menos hasta que se termine de anudar la compleja negociación con el Fondo Monetario Internacional, sin la cual no se podrá enfrentar los U$S 20.000 millones que vencerán en 2022 y otro tanto en 2023. Esos pagos vienen a sumarse a los U$S 1.900 millones hechos en septiembre y a otro tanto que deberá cancelarse en diciembre que implicaron agotar los U$S 4.330 millones en DEGs entregados por única vez por el FMI para hacer frente a los efectos económicos de la pandemia. Todo para cancelar las obligaciones contraídas por el gobierno de Macri, con el sólo objetivo de lograr su reelección que, de hecho, fracasó.

LA FALTA DE DÓLARES

Lo cierto es que la carencia de dólares y la debilidad externa se han convertido en el principal factor de restricción para la expansión de la economía argentina.  Sólo en breves períodos como los acuerdos con los acreedores en 2005 y 1010 y la cancelación de los 9.800 millones de dólares con el FMI le permitieron a una administración como la de Néstor Kirchner tener los recursos externos que abonaron el período de crecimiento a “tasas chinas” del primer kirchnerismo.

Como contrapartida, la escasez de dólares tiene costos económicos, financieros y políticos, como quedó demostrado con el derrumbe macrista en 2018 y la fenomenal derrota electoral de 2019, pero que también se hace sentir en las dificultades para encender a pleno las máquinas de producir, precisamente por las limitaciones que se imponen a las importaciones de insumos necesarios para diversos sectores productivos y, así demorando la expansión de la economía.

Martín Guzmán y la ahora cuestionada titular del FMI, Kristalina Georgieva

Esta fragilidad se expresa en cotizaciones de dólares con una brecha cercana al ciento por ciento, con un dólar oficial que cerró el jueves a $ 104,53, mientras el ahorro o solidario trepaba a $ 172,47, el MEP o Bolsa subía 1% a 178,15 y el Contado con Liquidación a $ 177,10 con muy pocas operaciones luego de las nuevas restricciones dispuestas para operar en los mercados alternativos. Por su parte, el dólar blue cayó $1 el jueves hasta los $184,50, lo que representa su menor valor en más de dos semanas y perdió la suba de 50 centavos registrada en la rueda previa, tras los anuncios de mayores controles a los tipos de cambio financieros para frenar la fuga de reservas.  

Así, luego de tocar un mínimo de $139 a principios de abril, el dólar paralelo aumentó 6,4% en abril, 4,7% en mayo, 7% en junio, y en julio

El récord histórico nominal del dólar blue se registró el 23 de octubre de 2020, cuando la cotización tocó los $195, con una brecha  récord del 150%. Mientras tanto, el nivel máximo de la brecha en 2021 fue anotado en enero cuando alcanzó el 94,8%.

De esta manera, en octubre el Banco Central redujo a menos de u$s 50 millones las ventas netas. En octubre de 2020, cuando se habían vendido en cinco jornadas más de u$s 380 millones y ahora, luego de que el martes se establecieran dos medidas que endurecen el cepo a la operatoria de dólares financieros y limitan el pago anticipado de importaciones durante un mes, se busca acotar el drenaje de divisas de las arcas de la autoridad monetaria.

El directorio de la Comisión Nacional de Valores decidió reducir el monto máximo operable para vender dólar MEP a 50.000 nominales por semana mediante bonos bajo legislación local. Hasta ahora, ese límite sólo regía para el contado con liquidación (CCL). Esto apunta a que el Banco Central tenga que destinar menos divisas de las reservas a contener la brecha cambiaria entre las cotizaciones financieras reguladas por su intervención. En septiembre, el Central habría destinado algo más de u$s 300 millones (además de los u$s 950 millones que vendió en la plaza oficial).

Por otro lado, la resolución restringe la realización de operaciones especulativas que se habían armado en el mercado producto de las anteriores regulaciones cambiarias y de la intervención oficial. Estos arbitrajes, consistían en comprar CCL o MEP en a la cotización regulada ($176) y venderlo en otros segmentos donde no participa el BCRA, en otros activos (en torno a $190). Ahora, en caso de operar en pesos, no se podrá vender contra MEP o transferirlos por un período de 30 días.

A su vez, el BCRA anunció que modificará durante octubre el mecanismo por el cual se realizan los pagos anticipados de algunas importaciones. En concreto, se trata de un límite al adelanto de compras al exterior que venía demandando un creciente número de reservas ante la expansión de la brecha y las expectativas de devaluación en el mercado.

En línea con las compras del Central, las reservas brutas internacionales subieron u$s  58 millones, hasta los u$s 42.847 millones, pero aun así en el mes bajan u$s 64 millones.

Claro una bicoca para un país de ingresos medios como Argentina, que además debe tener la obsesión de deja atrás el vergonzoso índice de 40,6% de pobreza y el 10,7% de indigencia que arrojó la última medición del Indec.

Pero es claro que para eso es necesario tener dólares o, por lo menos, no tener la obligación de cancelar una deuda impagable en los próximos dos años, como consecuencia de la más infame de las herencias dejadas por el macrismo.

NEGOCIACIONES EN LA AGENDA DE GUZMÁN

Y para eso ya se dispuso que este lunes una delegación encabezada por Martín Guzmán renueve las negociaciones con Kristalina Georgieva y su staff en el marco de las reuniones anuales del FMI y el Banco Mundial en Washington en momentos en que la directora del organismo tiene su futuro comprometido debido a su rol durante su paso en el Banco Mundial por supuestamente favorecer a China, un tema que podría impactar en el avance del tema sobrecargo, donde Georgieva fue fundamental en su respaldo a la posición del gobierno argentino.

Así, aún con un acuerdo con el FMI, que incluya fondos adicionales para lograr el despegue de la actividad económica, cancelar el enorme endeudamiento dejado por la administración de Mauricio Macri será toda una odisea que necesariamente requerirá convertir a la Argentina en una potencia exportadora, un objetivo imposible de lograr sin poner en marcha toda la potencialidad e imaginación de las fuerzas productivas del país. Un desafío, que en medio de barquinazos constantes, la democracia aún le debe a su ciudadanía.

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