Cómo condiciona la deuda externa nuestra vida cotidiana

A raíz del histórico endeudamiento en dólares tomado durante el gobierno anterior, “el Estado tendrá menos recursos para hacer frente a gastos en salud, educación, infraestructura, etcétera, pero, sobre todo, no podrá disponer de una parte sustantiva de los dólares necesarios para impulsar la actividad económica”. Un especialista explica porqué la deuda externa no es un problema solamente “macro” sino que afecta directamente nuestro día a día

La deuda externa afecta directamente el impulso de la actividad económica y nuestra vida cotidiana (crédito imagen: Fecoba)

¿Por qué se presenta la deuda externa (es decir, la deuda en moneda extranjera) como un problema de macroeconomía que nada tiene que ver con nuestra vida cotidiana? ¿Acaso la deuda no condiciona a un gobierno para tomar medidas que favorezcan el crecimiento de la pequeña empresa, el comercio del barrio y la creación de puestos de trabajo? ¿Acaso no tiene nada que ver la construcción (o mejor, la no construcción o construcción limitada) de escuelas y hospitales, o la realización de obras de agua potable y cloacas, o la urbanización de villas miseria con la deuda en dólares del país? ¿Crecerían las expectativas de lograr un desarrollo económico y, por lo tanto, de mejorar la calidad de vida de los ciudadanos de a pie sin el insoportable peso de la deuda? Por supuesto que sí.

¿Entonces? Entonces, la gigantesca deuda externa es presentada por los medios hegemónicos de comunicación (que son parte del problema) y por la oposición política actual (es decir, quienes tomaron esa deuda) como algo macro y escindido de nuestra vida cotidiana para esconder su mugre debajo de la alfombra, y convencer a la comunidad de que todo lo que no se hace es por culpa de quienes gobiernan actualmente, más allá de errores -y no pequeños- que estos puedan cometer. Ese es otro tema.

La deuda externa condiciona el desarrollo económico de un país. Por ende, limita el crecimiento de sus pymes y comercios, la generación de puestos de trabajo, el consumo popular. Es un factor que ejerce presión sobre el valor del dólar, o sea que puede ser el disparador de devaluaciones que impactan en el costo de vida y en la pérdida del poder adquisitivo de los salarios.

En fin, la deuda afecta directamente nuestra vida cotidiana. Es por ello que 90lineas.com entrevistó a un especialista en la materia con el objetivo de que nos explique, del modo más sencillo posible, el abecé de la deuda externa.

A continuación, la charla con Andrés Wainer, investigador del IDESBA (Instituto para el Desarrollo Económico y Social de la provincia de Buenos Aires “Stella Maldonado”) de la CTA e investigador del CONICET.

-¿De cuántos dólares era y qué porcentaje del Producto Interno Bruto (PIB) representaba la deuda en dólares total el 10 de diciembre de 2015?

A finales de 2015, la deuda pública en moneda extranjera alcanzaba los U$S 148.881 millones y representaba alrededor del 25% del producto interno bruto.

-¿De cuántos dólares era y qué porcentaje del PIB representaba la deuda en dólares total el 10 de diciembre de 2019?

A fines de 2019, la deuda externa había alcanzado los U$S 248.973 millones, es decir, se incrementó en U$S 100.000 millones durante el gobierno de Mauricio Macri, pasando a representar el 56% del PIB.

Este aumento de la deuda en relación al tamaño de la economía se debió a dos factores: por un lado, al mencionado incremento de la deuda neta en moneda extranjera y, además, a la contracción del producto, que fue muy fuerte medida en dólares por las devaluaciones de 2018 y 2019.

-De la deuda total en dólares al 10 de diciembre de 2019, ¿cuánto correspondía a deuda con privados y cuánto a deuda con el FMI?

Es importante tomar en consideración no sólo el aumento cuantitativo sino también el cambio cualitativo en la composición de la deuda en moneda extranjera, ya que además aumentó el porcentaje de esta deuda en manos del sector privado y los organismos multilaterales: mientras que en 2015 el 47,2% de la deuda pública en moneda extranjera estaba en manos del sector privado y organismos y el 52,8% restante en poder del sector público, en 2019 este último detentaba sólo el 32,8% frente al 67,2% del sector privado y organismos.

Ello es muy importante, porque siempre es más fácil refinanciar la deuda intraestatal que hacerlo con acreedores privados y organismos internacionales. Dentro de esta última, U$S 68.000 millones correspondían a organismos internacionales, de los cuales U$S 44.128 millones eran de la deuda con el FMI. Es decir, la deuda con el FMI representaba el 26,4% del total de la deuda en moneda extranjera con acreedores privados y organismos internacionales.

«El problema no es sólo que Mauricio Macri se endeudó, sino que, además, lo hizo en dólares» (crédito imagen: Análisis Digital)

-Tras la reestructuración con los privados, ¿cuánto deberá pagar la sociedad argentina a esos acreedores en la próxima década?

La reestructuración de la deuda con los acreedores privados alivió significativamente los pagos en los primeros años: entre 2021 y 2024 deberá hacerse frente a pagos por “sólo” U$S 4.500 millones, lo cual es relativamente poco considerando que antes del canje eran U$S 30.200 millones los que vencían en ese período.

No obstante, los pagos se van incrementando significativamente a partir de 2025, siendo que hasta 2027 los vencimientos superan los U$S 9.000 millones anuales. De todos modos, hasta ese año los vencimientos siguen siendo menores a los pactados originalmente. La cosa cambia a partir del año 2028 y hasta 2035, cuando no sólo se incrementan los montos (entre U$S 11.000 millones y U$S 13.000 millones anuales) sino que estos superan a los vencimientos originales.

-¿Cuánto se ahorró la sociedad merced a la reestructuración con los acreedores privados?

Según el Ministerio de Economía, el ahorro  para el período 2020-2030 será de U$D 37.700 millones, pero dado que luego se incrementan los pagos, el ahorro total es menor.

En este sentido, el cambio más relevante en el perfil de la deuda con acreedores privados dado por la reestructuración es el aplazamiento de los pagos. El mayor recorte se produjo en la tasa de interés promedio, que pasó del 7% al 3,1%, mientras que la quita de capital fue mínima.

-En términos muy sencillos, ¿qué se está negociando con el FMI?

Lo que se está negociando con el FMI básicamente son las condiciones de repago del crédito de más de U$S 44 mil millones otorgado por el organismo al gobierno de Macri. El gobierno apunta fundamentalmente a lograr dos cosas: un mayor plazo para devolver el crédito (los vencimientos están concentrados en los próximos tres años) y la eliminación de las “sobretasas” que cobra el FMI por créditos que superan la cuota correspondiente al país deudor, según su peso en ese organismo. Esto último supondría un recorte en los intereses a pagar.

«A fines de 2019, la deuda externa había alcanzado los U$S 248.973 millones, es decir, se incrementó en U$S 100.000 millones durante el gobierno de Mauricio Macri, pasando a representar el 56% del PIB» (crédito imagen: La Nación)

-Si tenemos en cuenta la deuda en dólares total que tomó el gobierno anterior (con acreedores privados y con el FMI), ¿de qué nos estamos privando los argentinos en cuanto a educación, salud, obra pública, urbanización de barrios precarios, inversión en ciencia y tecnología, etcétera?

El pago de intereses de la deuda pública implica siempre destinar fondos públicos que hipotéticamente podrían ser utilizados para todo lo que se enumera. Pero acá el problema es más grave aún, porque estamos hablando de deuda en moneda extranjera, con lo cual no sólo se utiliza dinero que podría tener otros destinos, sino que el país necesita esas divisas y, dado el altísimo grado de endeudamiento que nos legó el gobierno de Macri, la Argentina ya no puede acceder a los mercados de crédito internacionales para refinanciar los pagos, con lo cual sólo puede obtener los dólares a través de las exportaciones. Y esos dólares son los que necesitamos para, por ejemplo, importar maquinaria y tecnología que nos permita aumentar la producción industrial o para importar vacunas. Además, la salida de dólares por pagos de intereses genera presiones sobre el tipo de cambio, es decir, aumentan las posibilidades de que se produzca una devaluación.

-¿En qué medida la deuda en dólares condiciona la planificación y el desarrollo económicos?

Como decía, condiciona en múltiples sentidos, pero principalmente a través de la restricción fiscal (menos gasto) y, sobre todo, a través de la restricción externa (menos dólares). Ello implica que el Estado va a tener menos recursos disponibles para hacer frente a gastos en salud, educación, infraestructura, etcétera, pero, sobre todo, que no va a poder disponer de una parte sustantiva de los dólares para impulsar la actividad económica o para reducir la brecha cambiaria.

Esto -menor disponibilidad de dólares- genera una tensión permanente sobre el tipo de cambio que suele terminar en devaluaciones que, a su vez, generan saltos inflacionarios que afectan negativamente al salario y a otros ingresos fijos, como jubilaciones, planes sociales, etcétera.

«Pero hubo ‘gente’, en general grandes empresas y empresarios, bancos y fondos de inversión, que se beneficiaron y mucho con este ciclo de endeudamiento» (crédito imagen: Infogate)

-¿Dónde está el dinero de la gigantesca deuda en dólares que ahora nos condiciona la vida y que deberemos pagar todos?

Ese dinero no “está” en ningún lado, sino que se utilizó para gastos corrientes del Estado y para pagar la propia deuda, pero lo que sí está en algún lado (generalmente en cuentas bancarias en el exterior o en cajas de seguridad) son los dólares que compraron aquellos que aprovecharon la bicicleta financiera que armó el gobierno de Macri y que luego fugaron.

Es decir, el problema no es sólo que Macri se endeudó, sino que, además, lo hizo en dólares. Esto remite a que, en realidad, el objetivo principal de esa deuda no era financiar el déficit fiscal del Estado (que es en pesos) sino a sostener la valorización financiera. Es decir, hubo “gente” (en general grandes empresas y empresarios, bancos y fondos de inversión) que se beneficiaron con este ciclo de endeudamiento gracias a las tasas de interés en pesos que ofrecía el Banco Central y al endeudamiento externo que les garantizaba los dólares para convertir esas ganancias financieras en moneda “fuerte”.

-¿Cómo se debería poner freno a la eterna rueda del endeudamiento? (gobiernos que se endeudan irresponsablemente y sin rendir cuentas ante la sociedad, seguidos de gobiernos condicionados para gestionar porque deben pagar esa deuda, y así sucesivamente)

El endeudamiento en sí mismo no es necesariamente malo, todo depende de cuál sea el objetivo de ese endeudamiento. El principal problema que tiene la economía argentina es la restricción externa, es decir, la falta de dólares. Ello repercute en el crecimiento económico, la inflación y la distribución del ingreso.

En este sentido, en primer lugar, no es lo mismo el endeudamiento en pesos (moneda que emite el Banco Central) que el endeudamiento en dólares. En segundo lugar, no es lo mismo si ese endeudamiento en moneda extranjera se utiliza para financiar obras de infraestructura o inversiones que le permitan al país generar o ahorrar divisas (a partir de fomentar las exportaciones o a través de la sustitución de importaciones) que a financiar la timba financiera para que esos dólares terminen fugados.

En síntesis, lo importante es que la deuda no aumente en relación a la capacidad de repago que tiene el país, lo que implica que contribuya de alguna manera a la generación de dólares genuinos. En cambio, si la deuda externa aumenta para financiar gastos corrientes en pesos o la “timba” financiera, más temprano que tarde una nueva crisis hará eclosión.

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