Luis Longhi ya fue homenajeado en 2019 como persona destacada de la cultura por el Concejo Deliberante de la Ciudad de La Plata, y ante un nuevo reconocimiento, esta vez de la Legislatura bonaerense (declararon de interés cultural legislativo su contribución realizada con motivo de celebrarse el Día Nacional del Bandoneón), destaca que no siente que sea sólo por su obra, sino por ser un difusor del tango y el bandoneón en todos estos años de su vida. Del mismo modo, se declara un militante del tango y reflexiona sobre el presente, pasado y futuro del género.
La obra a Luis compone desde el teatro a cine música y televisión, pero según cuenta no ha sido una tarea simple poder encontrar un equilibrio entre tantas disciplinas: “yo me considero principalmente un actor, pero mi relación entre la actuación y el bandoneón ha tenido vaivenes hasta el día de hoy. Momentos en que llegué a guardar el bandoneón en el cajón para seguir mi carrera de actor, pero siempre tuve a mis fantasmas tangueros que me llevaban de vuelta a él”.
Por otra parte, reflexionó sobre lo duro que fue ser un artista en pandemia desde muchos lugares. Por una parte, el problema económico de la falta de trabajo, pero a su vez la tragedia de sacar del cuerpo tantas ideas y producciones que quedarían entre cuatro paredes hasta este momento donde al fin pueden ser estrenadas. Incluso contó cómo intentó hacer un streaming pero como se quedó corto y no tuvo el efecto buscado.
Luis habló de una doble pandemia que asoló al país, una causada por el Covid-19 y otra por el gobierno de Mauricio Macri: “Imagínate lo que hubiera sido llegar a esta situación sin Ministerio de Salud. Y lo peor es que sus herramientas comunicacionales han permitido que convenzan a gran parte de la población de esas cosas. Han convencido al trabajador para que vote al patrón”.
Una de sus obras más notables fue Enrique donde se pone en la piel de Enrique Santos Discepolo, a quien definió como un “superhéroe de la cultura argentina”. Marca que los enemigos de aquel hombre son los nietos o bisnietos de la derecha del presente, son aquellos “mordisquitos” que representaban el pasado que quería volver allá en los 40/50 y en el presente también.
Basado en Discepolo piensa al arte como una herramienta de lucha política trascendental: “Yo no entiendo al arte alejado de la política, y momentos como el gobierno de Macri me han dado la furia creativa para salir a crear. Y tanto yo como muchos otros hemos combatido al capitalismo salvaje desde el arte, del mismo modo que lo hizo Discepolo, porque el odio que hubo hacia Perón es el mismo odio que hoy hay hacia Cristina”.
De esta forma, llegamos a hablar de una de sus grandes pasiones, el Tango, una música que parece símbolo de la vida rioplatense pero que a su vez pareciera tener más pasado que presente o futuro: “en mi obra El último bandoneonista hay un artista en conflicto con su arte y con su tiempo, que le habla a Piazzola y le dice que fue tan genial que dejó secos a quienes vinieron después. Por eso digo que hay que salir a equivocarse con el tango, a construir nuevos caminos, hoy hay jóvenes que no saben quién fue Gardel, por eso hay que salir a equivocarse y crear”.
Finalmente, Luis estará presentando en La Plata la obra Mario Cárdenas de la cual es director, y será el próximo 13 de noviembre en el espacio cultural Doble T de la calle 34 entre 27 y 28. Un artista que llama a crear y a simbólicamente matar a los padres para que cada uno haga su camino, construya y no se dedique a alimentar lo que cualquiera puede hacer, a no ser mediocre si se puede ser genial.
