Los impactantes datos económicos que se ocultan tras el dólar blue

Argentina registra una de las recuperaciones de la actividad más importantes del mundo, una realidad que se minimiza con intentos de una corrida cambiaria, con pocos asideros reales

Una vez más el dólar fue el epicentro de las advertencias de los economistas en las horas previas a las elecciones

El supuesto atraso cambiario y la posibilidad de una devaluación a partir de conocerse los resultados de las legislativas de este domingo, ocupó el centro de la temática económica en los medios de comunicación, siguiendo a diario cada peso de suba en la cotización del dólar paralelo y la baja en las reservas, pero minimizando la caída de $7 del viernes, de la misma forma en que se ocultan los buenos datos que tanto en la macro, como en la micro puede exhibir el gobierno.

Una y otra vez, las autoridades nacionales, tanto a través de Alberto Fernández, como del ministro de Economía, Martín Guzmán, descartaron de plano la posibilidad de una maxidevaluación agitada a partir de la brecha entre el dólar blue (una entelequia de un mercado ilegal que apenas mueve un par de millones de dólares diarios) y el oficial que por estos días supera el 100%.

Sin embargo, el profusamente agitado incremento del dólar paralelo en los últimos días, se quedó sin oxígeno el viernes y en los últimos cinco días previos a la jornada electoral, dejó un tenue incremento del  0,5% en el balance semanal.

En tanto, el Banco Central vendió U$S 290 millones para abastecer la demanda del sector donde operan bancos y empresas, influenciado por la proliferación de rumores sobre posibles modificaciones en el esquema de cambios. Pero pese a la tendencia vendedora de la última semana, que alcanzó unos U$S 630 millones, en el acumulado del año, se lograron comprar alrededor de U$S 6.000 millones.

NO HABRÁ DEVALUACIÓN

Mientras tanto, la firme postura oficial a no devaluar se sostiene, entre otras causas porque estamos en presencia de un fenómeno recurrente ante cada proceso electoral. Los memoriosos recuerdan que en los días previos y posteriores a los comicios legislativos del 2013, el Banco Central vendió  U$S 988 millones; mientras que en las presidenciales del 2015 se desprendió de U$S 2.865 millones. En las legislativas de 2017, pese al triunfo del oficialismo de Cambiemos, se vendieron U$S1.490 millones; en 2019 se perdieron U$S 3.091 millones.

Por su parte, Ámbito Financiero recuerda que el Banco Central vendió unos U$S 640 millones en los últimos 10 días hábiles previos a las elecciones, es decir casi seis veces menos que los U$S 3.645 millones que había tenido que desembolsar en el mismo período previo a las elecciones presidenciales de 2019.

Tampoco en el segmento bursátil hubo subas espectaculares, el dólar contado con liquidación y el MEP o Bolsa avanzaron 0,4%, a $ 184,08, y a $ 184,08, respectivamente, mientras que en el  segmento mayorista, la cotización de la divisa estadounidense marcó una suba de cinco centavos respecto a su último cierre, en $ 100,22, mientras que en la semana avanzó 28 centavos (0,28%). Es decir que pese a todas las especulaciones, no parece haber causas objetivas para una devaluación exorbitante, situación que sólo podría verse alterada en caso que el que el aparentemente avanzado acuerdo con el FMI se frustre.

DÉBILES ARGUMENTOS

El otro argumento más firme que se suele esgrimir desde los medios es que las reservas internacionales no son suficientes para hacer frente al vencimiento de este año con el FMI y menos aún a las obligaciones con ese organismo que se producen a partir de marzo, ya que en todo el 2022 habrá que desembolsar unos U$S 19.000 millones de acuerdo a los términos del alucinógeno crédito stand by otorgado a la gestión de Mauricio Macri.

Sin embargo, el Banco Central cerró el viernes con U$S 42.607 millones, apenas U$S 200 millones por debajo del nivel que tenían a principios de noviembre cuando acumulaba U$S 42.817 millones debido a que pese a las ventas en el mercado de cambios y pagos de intereses por el crédito del FMI, ingresaron U$S 792 millones en los últimos días provenientes de organismo multilaterales de crédito.

La situación es muy distinta a la que se dio en las dos semanas previas a los comicios presidenciales de 2019 cuando las reservas cayeron de U$S 47.859 millones a U$S 43.551 millones (con una pérdida de U$S 4.308 millones) y en 2015, cuando pasaron de U$S 26.440 millones el 9 de noviembre a U$S 25.841 millones (con una pérdida de U$S 601 millones) el día 20 del mismo mes.

Y es que hay razones muy firmes para considerar que no es necesaria una devaluación. Razones que no suelen esgrimir muchos de los analistas económicos que transitan por los medios de comunicación. En efecto, los expertos estiman que el tipo de cambio real multilateral, el que compara el peso con las monedas de nuestros principales clientes comerciales, se encuentra alta en términos históricos. Además, el intercambio comercial de la Argentina con el mundo mejoró casi 8% en el tercer trimestre del año, en gran medida por el auge del precio de los commodities, la principal exportación del país. El lado positivo de la suba de precios internacionales que impacta en el índice local de inflación.

El complejo agroexportador vendió al mundo U$S 2.400 millones en octubre pasado: la cifra es récord histórico para el mes y un 40% más que en el mismo mes del año pasado, y en el año el acumulado supera los 28.000 millones de dólares, un dato que significa un rotundo mentís a quienes especulan con una inminente gran devaluación.

Pero los datos positivos de la economía no sólo llegan del frente externo, sin dudas el más condicionado por la herencia del macrismo. También a medida que nos aproximamos a fin de año, las perspectivas de recuperar todo lo perdido durante la pandemia se vuelve más una realidad, que el propio presidente Alberto Fernández esgrimió durante el acto de cierre de campaña de las legislativas.

Los datos objetivos son más que optimistas, lo que no quiere decir que no haya problemas, entre ellos la falta de dólares para sostener el crecimiento de la economía, como claramente se puede observar en el sector automotriz o la suba de precios que profundiza los datos de pobreza y también atentan contra un ritmo más acelerado de la recuperación.

Pero más allá de estas dificultades, a la salida de la pandemia, la sociedad argentina más acostumbrada que en otras latitudes a los constantes subas y bajas de la economía, está dando muestras de una recuperación, que suele minimizarse, con las placas de alertas rojas sobre la cotización del dólar blue, más desgastante por las expectativas negativas que genera, que por el daño concreto que le provoca a la actividad económica.

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