El cine, la juventud y la militancia

Una imagen mítica del cine, Rebelde sin causa, protagonizada por James Dean

Tanto en el mundo como en el cine el concepto de juventud es reciente, de hecho, no tiene ni 70 años de edad. En sociedades donde la expectativa de vida era de 50 años, la adultez comenzaba más temprano que ahora, pero con el auge del estado de bienestar de la pos Segunda Guerra Mundial esto comenzó a cambiar y un nuevo actor político hizo su irrupción en la historia.

Obviamente que la cultura no podía dejar de prestar atención a este fenómeno, y mientras surgía el Rock como el sonido que representó a los jóvenes, de la mano de un verdadero genio apareció la cinta que estableció de una vez y para siempre al joven como actor social, Rebelde sin Causa (1955). El título mismo de la cinta parece al día de hoy resumir lo que es ser adolescente.

Aquella cinta estaba dirigida por el maestro Nicholas Ray, aquel al cual Jean Luc Godard dijo que había reinventado el cine. En el film se podía ver a un grupo de jóvenes en un pueblo que los consideraba problemáticos, pero cuyas vidas eran productos de las derrotas y frustraciones de sus padres. Esto quiere decir que Rebelde sin causa no solo planteó al joven como un sujeto social, sino también como un ente vulnerable.

Obviamente, que aquella cinta apoteótica no habría sido lo que fue sino era protagonizada por el eterno joven de Hollywood James Dean. Aquel que muriera con apenas 24 años, dejando una vida tan corta como trágica, y sería para los tiempos el retrato perfecto de las cintas que abordaron la temática de la juventud. En su otra gran obra Al este del Eden (1995) se aborda a un joven viviendo una traumática metamorfosis, quizás lo que es ser joven, al fin y al cabo.

Ahora bien, la década del 60 ya encuentra a los jóvenes en otro lugar, ya no se trataba de cuestionar el orden paternal y a las sociedades pacatas, ya estábamos en presencia de personas que buscaban cambiar el orden establecido de diversas maneras. Si bien el nuevo cine de Hollywood ya comenzaba a bajar el mensaje de dejar ir lo viejo para que llegue lo nuevo (el argumento de El Padrino 1 trata de ello), sería fuera de EE.UU donde el cine se pondría al servicio de la revolución.

Cintas como La Batalla de Chile (1975), Estado de sitio de Costa Gavras (1973) o La batalla de Argel (1966) fueron sólo algunas de las obras que fueron un manantial ideológico para los militantes políticos de su tiempo. Y Donde el mensaje ahora planteaba que el joven tenía como misión terminar con la opresión del hombre por el hombre, dejando de manifiesto quienes eran los enemigos y cuáles eran sus armas.

De este modo, podemos ver que el cine con temática juvenil fue mutando de diversas maneras dependiendo la época. Las cintas de fines de los noventa mostraban una juventud en plena liberación sexual, mientras que en los 80 el sexo era algo más parecido a una entelequia a donde los protagonistas debían llegar. Está claro que no era lo mismo ser joven antes de la caída del muro que serlo después.

Tras el famoso “fin de la historia” con el fin de la URSS, el cine joven ya no parece ser un reflejo de cuestionamientos sino un lugar donde se cuentan historias de gente que no encuentra su lugar en un mundo cambiante y que no ofrece grandes oportunidades. De ahí cintas como Y tu mamá también (2001), Diarios de Motocicleta (2004), Descubriendo a Forrester (2000) o la infravalorada cinta argentina 2001 Mientras Kubrick estaba en el espacio de 2016.

Está claro que mientras los jóvenes irrumpieron en la historia cuestionando el orden establecido hoy en día pareciera que la juventud se transforma en un ente que deambula buscando un lugar donde quedarse para poder aburguesarse.  “Ser joven y no ser revolucionario es una contradicción hasta biológica” decía Salvador Allende, y la juventud alienada es otro producto del neoliberalismo, a la misma altura que los trabajadores que defienden a sus explotadores.

Ser joven es aceptar el tiempo que a uno le toca vivir y defenderlo, es poder adueñarse del futuro y buscar protagonizar. Pero por sobre todo es deber de la juventud encontrar su voz en la historia y hacerla sonar de la manera que sea, en estos tiempos el propio sistema ha creado a sus propios rebeldes domesticados y será deber de las futuras generaciones no entrar en el negocio de la rebeldía porque como diría Mario Santos en Los Simuladores, para rebelarse hoy en día hay que usar saco y corbata.

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