Las señales de la economía que irritan y ciegan a la oposición

La economía da señales innegable de estar transitando de lleno un ciclo expansivo, pero como en otras etapas se lo trató de ocultar con fines político, hoy no se avanza ni en admitir la gravedad del endeudamiento en que se incurrió o en aportar el consenso para un acuerdo con el FMI

Hubo récord de movimiento turístico durante el último finde largo

En plena etapa de crecimiento a tasas chinas del primer kirchnerismo, cuando se podía mostrar superávits comercial y fiscal inéditos para las cuentas públicas en la Argentina, la oposición acuñó una frase para explicar una etapa de bonanza tan inusual para el país, como el beneficio para los sectores más retrasado de la población que se alcanzó. Se hablaba entonces de “viento de cola”, producto de la suba del precio de la soja como fenómeno climático ajeno a todo el accionar económico y político que generaron las condiciones propicias para que esa etapa excepcional, donde se pasó de la gente golpeando las puertas de los bancos para demandar la restitución de sus ahorros en dólares a un boom de consumo, que aceitó todo el aparato productivo del país.

Por estas horas pasa algo similar. Los economistas del sistema insisten en hablar de rebote económico, cuando en realidad los datos del Indec señalan que el Producto Interno Bruto (PIB como se designa ahora a nuestro viejo y conocido PBI) ya se ubica en los niveles de prepandemia. Eso se debe a que en septiembre de 2021, el Estimador mensual de actividad económica (Emae), que mide el Indec, registró un alza de 1,2% respecto a agosto, un incremento de 11,6% interanual y en los nueve meses del año, el indicador acumuló un ascenso de 10,9% respecto a igual período de 2020. Además, con relación a igual mes de 2020, 13 de los sectores que conforman el Emae registraron subas, con rubros como servicios comunitarios, sociales y personales (creciendo un 66,9% interanual) y Hoteles y restaurantes (un 59,1%).

Es decir se trata de una recuperación robusta que se reflejó en el último fin de semana atestado en la Costa y que permitíó al ministro de Economía Martín Guzmán, asegurar que este año se crecerá casi un diez por ciento, en un pronóstico que se sigue incrementando desde el presupuestado, de una suba del 5,5% para todo el año, es decir que sólo en los tres primeros trimestres casi se triplicó la proyección presupuestaria.

El buen andar de la economía se basa en sectores clave como la industria, que en el acumulado de los primeros nueve meses del año se recuperó 6 por ciento contra el mismo período de 2019 (no ya de 2020 golpeada por la pandemia). Eso se traduce en el mayor registro de empleo del sector fabril desde mayo de 2018 y, según el Ministerio de Desarrollo Productivo, hay 42.000 puesto de trabajo más que en diciembre de 2019, es decir un 3,7% adicionales.

Y como si esto fuera poco, el intercambio comercial dejó un superávit de 1.601 millones de dólares en octubre, acumulando en los primeros diez meses del año, un saldo positivo de 13.940 millones de dólares, el mayor desde 2011, gracias a un boom de exportaciones que acumulan en lo que va del año 65.141 millones de dólares, el nivel más alto desde 2013, lo que permitió afrontar el aumento de las importaciones que con 51.201 millones de dólares fueron las más abultadas desde 2017.

EL NIVEL DE 2015 Y EL DESTINO DE LOS DÓLARES

Pero a pesar de que algunos sectores económicos ya funcionan en los niveles de prepandemia, no es menos cierto que aún se está lejos de recuperar el nivel de 2015, es decir antes de los desarreglos generados por la administración de Mauricio Macri. Y menos aún que se tenga la capacidad para afrontar la insoportable deuda asumida con el FMI.

Con el agregado adicional de que el entramado laboral y social está muy debilitado y los ingresos de la mayor parte de la población siguen estando en casi un 20% a los de la etapa previa al gobierno de Macri y la posterior pandemia. Pese a que se estima que este año por primera vez en mucho tiempo los salarios registrados le ganarán a la inflación, no sucede lo mismo con los sectores no registrados Así se mantiene un 40,6% de la población en la pobreza y casi a un 11% en el rango de la indigencia, en medio de un desborde inflacionario, potenciado por la suba de precio de los alimentos y otras materias primas a nivel internacional.

En las actuales circunstancias, el manejo cambiario resulta muy complejo, por la constante demanda de divisas al Banco Central y la incertidumbre sobre un inminente acuerdo con el FMI que potencia las cotizaciones financieras del dólar, donde además la suba de la cotización de los alimentos juega en contra de la estabilización de la inflación.

Es precisamente en este marco de protección a la tenencias de reservas que se generó una resolución del Banco Central que generó una ola de cuestionamientos  de la oposición. Por ella se suspendió el pago en cuotas en pesos de pasajes en avión y de otros servicios (alojamiento, alquiler de autos, excursiones) , lo que alimentó el enojo de los sectores de la población que aspiraban viajar al exterior, ante la urgencia de volcar esos dólares al pago de deudas o de importaciones que sostengan el crecimiento del ritmo productivo.

En este contexto crítico en el stock de reservas, la cuestión de los viajes al exterior en cuotas fijas en pesos permite a los sectores más ricos de la sociedad un notorio beneficio a cambio de los dólares de los que se desprende el Banco Central. Se trata de un subsidio muy significativo en las actuales circunstancias del país y frente a la escasez de dólares

El esquema, por otra parte, permite fijar el tipo de cambio, para alguna de estas operaciones, como los contratos de viajes y alojamiento, que se concretarán en algunos casos meses después, cuando se efectivice el viaje y cuando el valor de la divisa será mucho mayor.

El Banco Central sumó otro gesto de administración financiera eficiente del tipo de cambio, pero la medida generó una oleada de críticas de los operadores y otros sectores beneficiados por la situación anterior, que con habilidad lograron transferir al resto de la sociedad que no viaja ni paga cuotas en el exterior.

La oleada de críticas de la oposición a una medida coherente para hacer frente a la crisis de un sector como el turístico que suele dejar una balanza varias veces millonaria en dólares de déficits, sólo es comprensible en el marco de una sociedad que por falta de información no termina de comprender las consecuencias que la falta de dólares genera a la economía

Un relevamiento de la consultora Ecolatina destacó que, el déficit del turismo internacional se convirtió en una de las principales fuente de salida de divisas: entre 2012 y 2015 se perdieron U$$ 27.220 millones en el mercado formal. Esta cifra supera, incluso, el rojo del sector energético acumulado en dicho período (U$S 23.450 millones)», indicó el informe.

Entre enero y septiembre (últimos datos oficiales disponibles), los argentinos y otros ciudadanos que residen en el país financiaron vía tarjetas de crédito viajes y servicios turísticos por unos 1.483 millones de dólares. Las proyecciones para todo el año superaban los 2.200 millones de dólares, según fuentes oficiales consultadas por este medio.

Cristina demanda a la oposición que asuma sus responsabilidades

En los primeros nueve meses, salieron del país para hacer turismo en el exterior unas 379.900 personas y entraron sólo 78.200 extranjeros para visitar la Argentina como turistas, según datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec). Esto da cuenta de una balanza muy desfavorable para el país.

Pese a esos datos concluyentes desde la actual oposición política, la misma que contrajo la actual multimillonaria deuda externa, se salió a cuestionar la lógica medida de protección de las reservas con el argumento de que se buscaba poner trabas  a quienes intentan salir del país. Sin tomar en cuenta que no es lógico que toda la sociedad subsidie las vacaciones de los sectores con mayor capacidad económica, que están en condiciones de salir de Argentina. No obstante, desde el Gobierno se salió a aclarar que la medida es transitoria y estará vigente mientras las urgencias en la balanza de divisas lo demande.

Mientras tanto, desde el Banco Central se implementó un complejo mecanismo tendiente a que los turistas provenientes del exterior puedan acceder a un tipo de cambio más atractivo mediante la apertura de una cuenta en moneda extranjera para que el ingreso de las divisas turísticas no se fuguen a través del mercado paralelo.

De esta forma, si hasta las medidas más coherentes en momentos de crisis son puestas en duda con argumentos endebles, sin advertir que se está jugando sobre la cubierta del Titanic, no caben dudas que el reclamo de Cristina Kirchner a la oposición no pudo ser más oportuna. Argentina requiere una postura conjunta y firme para negociar con el FMI, con el objetivo de sacar el mejor acuerdo posible. Pero claro muchos se siguen mirando el ombligo. 
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