“Les hicieron creer…” (la caída planificada, en cuatro gráficos)

Cuando el país está a punto de cerrar el año con un crecimiento del PIB de casi 10%, muy por encima de la media mundial, y de llegar a un acuerdo por la deuda impagable que tomó la derecha con el FMI -préstamo que el propio organismo está auditando-, las presiones del poder económico se intensifican. ¿El objetivo? Quién se queda con los frutos de esta recuperación a tasas chinas (no vaya a ser que el populismo quiera otra vez redistribuir la torta). Un buen momento para recordar lo que ocurrió “ayer nomás”

Javier González Fraga en la Sociedad Rural

“Eso fue una ilusión, eso no era normal. Le hicieron creer a un empleado medio que su sueldo medio servía para comprar celulares, plasmas, autos, motos e irse al exterior”.

La frase del economista radical Javier González Fraga en mayo de 2016 pasó a integrar esa categoría en la cual los gurús argentinos del ultraliberalismo son imbatibles en cualquier olimpíada. Se refería a los 12 años de gobiernos peronistas que, por errores y horrores de los propios peronistas (internas feroces, divisiones consumadas, candidatos elegidos a dedo y muy poco populares, etc), dieron paso a un Mauricio Macri que, como líder de pros, radicales y coaliciocivistas, en tan solo 4 años los borró de un plumazo. Para que no te la creas más.

La de González Fraga no alcanza el nivel de la frase de Carlos Melconián en noviembre de 2001, pero si ésta se llevó una medalla dorada, “le hicieron creer…”, como mínimo, ganó una de plata.

“Si Argentina logra salir de esta, el modelo bancario argentino se va a exportar al mundo”, aseguró Melconián en un programa de TV, con la soberbia que caracteriza a los gurús ultraliberales, en ¡noviembre de 2001!, un mes antes de que estallara la mayor crisis económica de la historia argentina -que, desde ya, se venía incubando hacía años- con un saldo de 39 muertos en las calles y consecuencias socioeconómicas y culturales que llegan hasta hoy.

Pero volvamos a “le hicieron creer…” (o “les hicieron…” o “te hicieron…, como se prefiera), cuyo autor está en la mira de la Justicia por “la supuesta defraudación en el otorgamiento de créditos multimillonarios a la firma Vicentín por parte del Banco Nación” durante su presidencia (2017-2019). ¿A quién reemplazó González Fraga en ese puesto en enero de 2017? Sí señor, a Carlos Melconián. Es que los deportistas olímpicos van y vienen… y vienen, y vienen y vienen y nunca se van, a punto tal que ha regresado a los primeros planos nada menos que Domingo Felipe Cavallo.

¿Volvió para explicar su catastrófica gestión económica durante el menemato y el gobierno de la primera Alianza? ¿O por qué estatizó la deuda privada de los grandes grupos económicos (incluido el Clan Macri, por supuesto) segundos antes del retorno de la democracia? En absoluto. Esas cosas aquí no se explican ni van a la Justicia. Sólo pasan por esas situaciones, o la cárcel o el exilio, quienes tuvieron el tupé de “hacerte creer que podías”, en el 46 y en el 2000 y pico también.

CONSTRUIR Y DESTRUIR

Tomamos del artículo “El Fondo y la lapicera”, publicado en el portal El Cohete a la Luna el domingo 28 de noviembre último, tres gráficos que, junto a otro armado en base a datos del Ministerio de Economía y del Indec, reflejan de manera tan didáctica como taxativa el breve y violento proceso planificado de caída económica y social que sufrió el país desde diciembre de 2015.

¿“Caída” en comparación con qué cosa? Con el proceso socioeconómico que se dio entre 2003 y 2015, también planificado, durante el cual “nos hicieron creer…” que en este país se podía vivir relativamente bien y sin grandes sobresaltos.

Hay números que asustan. Literalmente. Pero bueno, no se trata de que nos asustemos sino de que analicemos fríamente.

En el gráfico de evolución de puestos de trabajo registrados en el sector privado entre 2003 y 2021, en la inmensa mayoría de las actividades económicas se observa que el gobierno de Néstor Kirchner partió de un piso muy bajo, producto de la tremenda crisis del 2001-2002 (según nos informan, finalmente el modelo bancario argentino no se exportó… Bueno, hasta los más entendidos a veces se equivocan).

En los primeros 4 años -desde la asunción de Kirchner hasta el 2007- el salto fue gigante. El crecimiento continuó hasta 2015. Luego, la caída, reflejada con claridad en los números de 2019. En 2020 la caída se acentuó, pandemia mundial mediante, y en 2021 comenzó la recuperación; en algunas ramas, superando incluso los números de 2019.

Pero como construir lleva tiempo y esfuerzo y destruir poco y nada (una frase que increíblemente por estos días repite el mismísimo Mauricio Macri), aún con un crecimiento económico de casi 10% este año (la OCDE ya habla de 8% para Argentina, por encima de la media mundial), se requieren fuertes mecanismos de redistribución para que los frutos lleguen a todos.

Y, vale aclararlo, sin esos mecanismos no hay redistribución. Se puede crecer manteniendo la desigualdad social (Chile es un ejemplo cabal). Allí reside la gran pelea de estos días y de los que vendrán. Al gobierno nacional no se lo ataca porque sí: se está dirimiendo si el crecimiento se lo quedan unos pocos o se reparte entre todos.

Entre 2003 y 2015 Argentina pasó de 80 a 402 parques industriales (crédito imagen: La TDF)

ARRIBA, ABAJO. EJEMPLOS

Industria manufacturera. En el año 2003 había 792.720 puestos de trabajo registrados. En 2007 saltaron a 1.142.342 (+44,10%). En 2015 llegaron a 1.294.556. Y en 2019 bajaron a 1.157.756 (una pérdida de 136.800 empleos, equivalente a una caída de 10,56%). En 2020 baja más aún y en 2021 empieza a subir.

Metalúrgicos. En 2003 había 79.496 empleos registrados. En 2007 subieron a 128.248 (+61,32%). En 2015 llegaron a 136.310. Y en 2019 cayeron a 124.213 (se perdieron 12.097 puestos de trabajo, una bajada de casi 9%). En 2020 cae más y en 2021 comienza a recuperar.

Textil. En el año 2003 había 43.906 puestos de trabajo registrados. En 2007 pasaron a 64.902 (+47,82%). En 2015 llegaron a 69.556. Y en 2019 bajaron a 55.783 (una pérdida de 13.773 empleos, equivalente a una caída de 19,80%). En 2020 baja más todavía, mientras que este año ya está en niveles superiores a los de finales de 2019.

El país fue víctima, una vez más y van…, de una enorme estafa que hoy lo condiciona para decidir libremente su política económica. Es lo que en otras épocas se conoció como «dependencia», que llevó a Juan D. Perón a proclamar la «independencia económica» como un objetivo innegociable. Cambia, todo cambia

Automotriz. En 2003 había 38.545 empleos registrados. En 2007 subieron a 68.355 (+77,33%). En 2015 llegaron a 79.896. Y en 2019 cayeron a 69.598 (se perdieron 10.298 puestos de trabajo, una bajada de casi 13%). Baja más el año pasado e inicia una recuperación en el actual.

Construcción. En el año 2003 había 157.960 puestos de trabajo registrados, en un sector donde la informalidad es moneda corriente. En 2007 pasaron a 424.595 (+169%). En 2015 llegaron a 461.295. Y en 2019 bajaron a 454.268 (una pérdida de más de 7.000 empleos, equivalente a una caída de 1,52%).

Comercio. En 2003 había 594.814 empleos registrados. En 2007 subieron a 933.044 (+56,86%). En 2015 llegaron a 1.161.441. Y en 2019 cayeron a 1.153.669 (se perdieron 7.772 puestos de trabajo, una bajada de 7%).

La repetición de las subidas y bajadas comparadas por año y actividad económica habla a las claras de un proceso de crecimiento y otro de decrecimiento planificados.

No se trató de “viento de cola” en un caso ni de que “pasaron cosas” en el otro. Más claro queda si observamos el siguiente gráfico con los valores de los salarios medidos en dólares. Para ello tomamos las mismas ramas de actividad, aunque en la tabla se pueden observar todas, donde, desde ya, aparece alguna excepción a la regla.

Industria manufacturera en general. En 2003 el salario promedio fue de 442,5 dólares. En 2007 subió a 823,4 (+86,10%). En 2015 llegó a 1.970,9 dólares. Y en 2019 cayó a 1.167,9 (una pérdida de poder adquisitivo de 40,7%). Bajó más aún en 2020 y comenzó a recuperarse este año.

Metalúrgicos. En el año 2003 el salario fue de 456,1 dólares y en 2007 ya estaba en 845,2 dólares, una suba del 85,28%. En 2015 llegó a 2.164,7 dólares para bajar a 1.178,5 dólares en el 2019, lo cual representó una pérdida del poder adquisitivo del 45,5% (se da el mismo fenómeno de baja en 2020 y mejora en 2021).

Textil. En 2003 el salario promedio fue de 299,9 dólares. En 2007 subió a 601,1 (+100,36%). En 2015 llegó a 1.448 dólares. Y en 2019 cayó a 770,7 (una pérdida de poder adquisitivo de 46,75%).

Automotriz. En el año 2003 el salario fue de 558,7 dólares y en 2007 ya estaba en 1.112,9 dólares, una suba del 99,28%. En 2015 llegó a 2.613 dólares para bajar a 1.636 dólares en el 2019, lo cual representó una pérdida del poder adquisitivo del 37,38%.

Tanto en el rubro textil como en el automotriz, la mejora salarial de 2021 ya recuperó y superó el poder adquisitivo de 2019

Construcción. En 2003 el salario fue de 261,9 dólares y en 2007 de 553,6 dólares. Alcanzó en promedio los 1.203 dólares en 2015, para caer a 769,5 en 2019; una pérdida de poder adquisitivo del 36% en cuatro años.

Comercio. Pasó de un ingreso de 296,5 dólares en 2003 a uno de 561 en 2007. En 2015 el salario en dólares de los trabajadores y trabajadoras del sector era de 1.465,6, y en 2019 había bajado a 882,7: una pérdida del 39,77 por ciento.

En 2015, el Salario Mínimo Vital y Móvil en Argentina ascendía a 546 dólares, siendo el mayor de toda Sudamérica (Defensoría del Pueblo de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires)

En el gráfico que sigue se pueden apreciar a simple vista las curvas de crecimiento y desplome salarial durante el periodo 2003-2021.

Gurús económicos ultraliberales. En los últimos tiempos volvió a la palestra nada menos que Domingo Felipe Cavallo, el «mejor ministro» según el ultraderechista Javier Milei

ENDEUDADOS HASTA LA CORONILLA

Para completar el panorama, la tabla que se puede analizar a continuación da una idea acabada de los procesos de desendeudamiento (y salida del FMI) y de endeudamiento (y regresó al organismo internacional).

Haremos hincapié en la deuda externa, es decir, en moneda extranjera, ya que es la que realmente condiciona al país para desarrollarse económica y socialmente, al tiempo que le quita libertad al gobierno de turno para tomar decisiones de política económica.

La deuda en moneda extranjera en el año 2004 equivalía al 89,4% del Producto Interno Bruto (PIB), o sea, la riqueza que generamos todos los argentinos y argentinas con nuestro trabajo y producción. Pero tras la gigantesca reestructuración de 2005 y 2010 pasó a representar apenas el 24,8% del PIB en el 2011.

En 2015 había subido a 36,4%, un porcentaje muy bajo y totalmente manejable. Pero en menos de tres años, para 2018, ya equivalía al 65,7%. Y en 2019, al 70 por ciento y subiendo.

En fin, que no nos hicieron creer nada. Las cosas son o no son. Y la economía no es una ciencia imposible de comprender. Quienes la complican demasiado es porque nos mienten, al igual que aquellos que la hipersimplifican, con propuestas como «incendiar el Banco Central» o eliminar el peso y adoptar como moneda nacional el dólar, pues así se acabaría la inflación, la emisión y la corrupción, dicen. Eslóganes fáciles que se compran fácilmente.

Lo que no explican es de dónde obtendremos los dólares. ¿Del comercio exterior? (imposible) ¿De conseguir crédito internacional por más de 10 mil millones de dólares al año? ¿De un proceso de endeudamiento infinito? ¿O la idea es perder por completo la soberanía nacional? “En un país que hace décadas está viendo cómo se hace para dejar de tener déficit externo recurrente, (la dolarización) requeriría tener un superávit permanente de ¡15.000 millones de dólares anuales! Parecería que quienes lo proponen, como si esa fuese una solución para los problemas económicos, no se pusieron a hacer estas proyecciones” (“El mito de la dolarización”, Daniel E. Novak – 28 de noviembre de 2021 – Suplemento Cash – P12).

El país fue víctima, una vez más y van…, de una enorme estafa que hoy lo condiciona para decidir libremente su política económica. Es lo que en otras épocas se conoció como «dependencia», que llevó a Juan D. Perón a proclamar la «independencia económica» como un objetivo innegociable. Cambia, todo cambia (crédito imagen: Política Argentina)
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