La casa de papel: Un final más o menos digno (spoilers)

La Casa de Papel, el éxito de Nétflix

La serie estrenada por Netflix en el año 2017 puede ser catalogada como un símbolo de una nueva etapa de la industria cultural de la globalización, donde el centro dejó de ser EE.UU y aparecen propuestas de distintas partes del planeta. La producción tomó elementos de muchas obras de robo como The Killing (1956) de Stanley Kubrik, Reservius Dogs de Tarantino (1992) o Un plan perfecto de Spike Lee (2006) entre otros.

Esta temporada cuenta el final del asalto a la reserva de oro de España perpetrada por la banda liderada por El Profesor, y le da cierre definitivo a la historia. Recordemos que esta serie tuvo una parte inicial (que Netflix dividió en dos pero que en realidad se estrenó como una) que finalizó con el robo a la casa de la moneda del país Ibérico, pero fue tal el éxito internacional que Alex Pina, el creador, continuó con la historia.

Debo decir que las dos temporadas posteriores a la original me parecieron muy malas, y creo que la propia historia que contaron de ahí en más carecían de sentido. Ahora bien, fue notable como desde el comienzo no había un horizonte de hacía donde iban, y hubo aciertos y errores de guión que hizo que el asalto a la reserva de oro fuera una saga extraordinariamente compleja, y en muchos casos, complicada de entender.

Ya la génesis era difícil de sostener ¿por qué unos ladrones que robaron una fortuna en billetes arriesgarían el pellejo nuevamente? Bueno la respuesta era para salvar a su compañero que fue arrestado. Ahora ¿eso tiene sentido? Lo puede tener dentro de la lógica de la ficción, pero quizás ese sea el gran punto débil, la respuesta a todas las preguntas termina siendo la misma, “es una serie de Netflix”.

De este modo, hubo muchas críticas hacía las conveniencias argumentales que sostenían la trama. La policía estaba a punto de atrapar a la banda, pero esa situación había sido considerada por el profesor que ya tenía la manera de salir adelante, y eso se repetía constantemente.  Además, la serie posee un grupo de personajes que, mayormente, son planos y cuyos conflictos siempre giran sobre lo mismo y esto no permite ningún tipo de evolución, lo cual se paga con aburrimiento.

Ahora bien, la temporada anterior a esta había tomado nota de muchos errores y se presentó un escenario mucho más centrado en la acción y menos en los conflictos existenciales. Además, el secuestro del profesor por Alicia Sierra lo sacó de la escena y planteó un escenario nuevo, algo a destacar en una serie que ha sobresalido en conflictos que se repetían una y otra vez.

Esta última temporada tuvo un poco de lo bueno y un poco de lo malo, generando un final efectista, pero con un problema, ese efecto no resiste un análisis medianamente profundo. Alguien puede decir que esta serie siempre tuvo como objeto ser ligera y pochoclera, y en parte es real, pero que desecha cualquier posibilidad que tanto la producción como su realizador puedan ser tomados en serio, más allá que un mero entretenimiento de moda.

El guión del final no está mal, medianamente consigue una solides logrando que los flashbacks de Berlín puedan encajar con el asalto, y logra que la inclusión del hijo de este último tenga un rol de antagonista para sorpresa de muchos. Ahora bien, el plan de la negociación con el gobierno por el oro es cuanto menos poco creíble. Vuelve a caer en el profesor como una especie de visionario del futuro que todo lo resuelve, y pareciera que de golpe España es gobernada por el Coronel Tamayo.

Como análisis final de la serie puede decirse que logra su objetivo de ser entretenida y efectista. Siempre tuvo algunos chispasos de buena dirección y una estética visual poderosa, pero no va más allá de ser un producto que apareció en el momento justo, y que queda como ícono de la llegada de productos de no habla inglesa al mercado mainstream de Estados Unidos y el mundo. Nunca fue una buena serie, pero cumplió su objetivo de robar sin lastimar a nadie.

Salir de la versión móvil