Pese a las críticas, los controles de precios hicieron bajar la inflación

El Índice de Precios al Consumidor subió un 2,5% en noviembre, junto con agosto el nivel más bajo del año. Un éxito para la criticada estrategia implementada por Roberto Feletti, duramente cuestionada por algunos sectores empresarios y por los economistas liberales

Impulsado por la reapertura del turismo, hoteles y restaurantes encabezaron el incremento de precios de noviembre, que mostraron los primeros resultados positivos de los controles impulsados por Roberto Feletti

Impulsado por la reapertura del turismo, hoteles y restaurantes encabezaron el incremento de precios de noviembre, que mostraron los primeros resultados positivos de los controles impulsados por Roberto Feletti

Perón decía a quien quisiera oírlo que “el hombre es bueno, pero si se lo vigila es mejor”. Y la vieja frase del líder justicialista parece caerle como anillo al dedo a algunos empresarios argentinos, en especial a los formadores de precios. Es que a contramano de todas las previsiones privadas que estimaban para noviembre un incremento de la inflación superior al 3%, finalmente el Índice de Precios al Consumidor que anunció el Indec fue del 2,5%, es decir que igualó a agosto como los meses con el más bajo incremento del costo de vida en el año.

El anuncio sorprendió a numerosos periodistas económicos y conductores de televisión que hasta minutos antes del informe oficial insistían en que un costo de vida superior al 3% que daban por descontado demostraba el rotundo fracaso de la política de precios implementada a partir de la llegada a la secretaría de Comercio Interior de Roberto Feletti.

Es más, el funcionario destacó la importancia del cumplimiento del programa Precios Cuidados (popularizado como congelamiento de precios) para la reducción del costo de vida de noviembre y salió al cruce de las críticas, de que a largo plazo los programas de controles de precios son ineficaces, al señalar que “obtuvimos una incidencia favorable en el índice porque el programa se cumplió” y dio a conocer cifras: “Hay un 90% de cumplimiento de precios”.

Por otro lado admitió que desde ciertos sectores “había una gran apuesta a que esto saliera mal y que la inflación se espiralizara”, cosa que por el momento no ocurrió, y adelantó que el objetivo del Gobierno es “consolidar la canasta durante un año con una revisión trimestral”. Actualmente, el programa cuenta con más de 1300 productos y cerca de 140 empresas participantes. Ahora, el funcionario busca darle continuidad al programa, por lo que ya retomó el diálogo con los sectores involucrados.

El resultado de noviembre es todo un espaldarazo para el secretario de Comercio, quien recibió en su poco más de dos meses de gestión críticas tan duras como las que apuntaron contra su más conocido predecesor: Guillermo Moreno

Es más durante el tratamiento en comisión del proyecto de Presupuesto 2022, se volvieron a escuchar las críticas más severas de algunos de los economistas opositores más mediáticos, que ahora desde alguna banca en Diputados volvieron a recitar el viejo dogma tanto de los liberales clásicos como de los neoliberales y que inmortalizó el capitán ingeniero Alvaro Alsogaray “achicar el Estado es agrandar el país”.

BAJAR LA INFLACIÓN

El ex ministro de Arturo Frondizi y José María Guido, asesor de Menem y tres veces candidato presidencial, además de fundar tres partidos (entre ellos los recordados Nueva Fuerza y la Unión de Centro Democrático – Ucede en la que supieron militar importantes políticos que en la actualidad se ubican a uno u otro lado de la grieta), hizo del combate a la inflación y la reducción del gasto público sus principales banderas, pero su gestión quedó inmortalizada para siempre por su encendida afirmación de que “hay que pasar el invierno”, con la que justificó el pago con bonos (el así llamado 9 de Julio) a los empleados de la administración pública.

Hoy, como Alsogaray en su época de gloria, achacan al tamaño del Estado y al gasto público la culpa de todos los males en la Argentina, en especial el desborde inflacionario y también como en la década del ´60 o en los ’90 apelan a las viejas recetas del ajuste y las privatizaciones como únicos recursos para sanear las cuentas públicas. Un argumento que no tiene en cuenta que buena parte del desarrollo petrolero, siderúrgico, nuclear y satelital argentino está estrechamente ligado a la participación estatal, y que también olvida que las políticas que impulsan a lo largo del tiempo no hicieron más que consolidar una deuda externa, siempre contraída bajo la excusa de integrarnos al mundo, pero que de la mano de la apertura destruyó una y otra vez el entramado productivo del país.

Esto viene a cuento no sólo porque el 2,5% de inflación en noviembre significó un rotundo mentís a quienes radicalmente militan contra toda intervención estatal  en materia económica, olvidándose, o intentando ocultar que precisamente la falta de controles estatales hacen de la Argentina, uno de los países con más cantidad de dólares en negro, sea en cuentas offshore de guaridas fiscales, en cajas de seguridad bancaria o bajo el colchón con los cuales los pequeños ahorristas están dispuestos a perder ganancias con inversiones más rentables, para asegurarse contar con una moneda fuerte.

También insisten en que cualquier regulación estatal atenta contra la libertad, confundiendo libertades políticas con libertinaje económico, al punto de encabezar patriadas contra la expropiación de Vicentín, generando multimillonarias pérdidas no sólo para los bancos estatales que le prestaron a la empresa agroexporadora cifras astronómicas, sino también a miles de productores que difícilmente recuperen todas sus pérdidas, una alternativa que la intervención oficial podría haber evitado.

Lo cierto es que como se dijo más arriba, Feletti logró un triunfo en su pulseada con los formadores de precios, en especial los del rubro alimenticio, precisamente donde se aplicó el congelamiento. En efecto, los datos de noviembre muestran que Alimentos y bebidas creció 2,1% frente a los 3,4% en octubre, pese a la fuerte influencia del precio de la carne que alcanzó una suba del 7,3% en el Gran Buenos Aires y aunque fue algo menor en el resto de país superó en todos los casos el 3%.

Con respecto a las variaciones del mes de noviembre, los rubros que observaron un mayor registro fueron Restaurantes y hoteles con un 5% (en gran medida impulsado por la apertura del turismo), Prendas de vestir y calzado con 4,1% y Equipamiento y Mantenimiento del Hogar con 2,7%.

El acumulado interanual es ahora del 51,2 por ciento, con un descenso con respecto a los dos meses anteriores (llegaba al 52,5 en septiembre y al 52,1 por ciento en octubre). Mientras que la inflación acumulada de 2021 hasta noviembre es del 45,4%, con un aumento del IPC en el actual diciembre inferior al 3,2%, la inflación anual cerraría por debajo del 50%.

Es claro que el de la inflación junto a la renegociación con el Fondo son los principales desafíos que enfrenta Guzmán quien lo reconoció taxativamente en su presentación en Diputados para defender el proyecto de Presupuesto 2022. “Haremos todo lo que esté a nuestro alcance para que la reducción de la inflación sea lo más rápido posible, entendiendo que resolver esta problemática requiere atacar múltiples problemas que la generan», expresó el titular de Hacienda, en su exposición en el Congreso Nacional.

Políticos opositores y economistas liberales coinciden que no se trata más que de una expresión de deseos, sin embargo el intento de una participación activa estatal en el control de precios y de comercialización y el objetivo de apuntar a nuevos rubros como ser el de los alimentos frescos, da cuenta de que se intenta convencer a los formadores de precios que más allá de la inflación importada es necesario aprovechar la nueva oportunidad que se le presenta a la economía argentina para salir de sus crisis cíclicas, tantas veces generadas por las posturas fundamentalistas, que no siempre proviene de los sectores radicalizados de izquierda.

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