No mires arriba: la actual distopía de la estupidez

No mires arriba

Esta navidad trajo unión familiar, regalos y la nueva cinta de Adam McKay, un cineasta que en los últimos años ha realizado dos cintas que realmente me apasionan como La gran apuesta (2015) y Vice (2018). El estreno de Netflix es una sátira despiadada sobre la sociedad actual, y como esta reacciona a situaciones catastróficas. Una película que es tan dura como graciosa, y con un elenco de primer nivel.

Adam Mckay surgió como guionista del celebre programa de comedia estadounidense Saturday Night Live. Luego pasó al cine junto al comediante Will Farrel en sus primeras películas, pero con el estreno de La gran apuesta hay un quebré en su carrera. Aquella cinta contaba sobre un grupo de corredores de bolsa que, anticipándose a la crisis bancaria de 2008, apuestan contra la economía de EE.UU. Allí podemos notar un estilo narrativo muy propio, que utiliza mucho material de archivo y recursos propios del documental para dar contenido.

De este modo, la película cuenta sobre un grupo de científicos que descubre un cometa que se dirige a la tierra y que amenaza con destruir a la humanidad. Al llegar a oídos de la opinión pública se desata una hecatombe que lejos está de ayudar a solucionar el problema, propiciada por unos medios sólo dispuestos a desinformar, políticos que sólo le dan importancia según la conveniencia del momento y las redes sociales que crean un marco para el desconcierto.

Escena de la película No mires arriba

La cinta tiene el formato clásico de una sátira, esto quiere decir que hay un humor basado en algo y este tiene un mensaje claro, no es mero hecho de burlarse, lo cual haría que fuera una parodia. De esta forma, la película busca ironizar sobre la sociedad de la información, y como esta al inundar a las personas con sus noticias súper rápidas y contradictorias, comienza a generar una histeria colectiva que lleva a la estupidez masiva.

El cine de McKay no es sutil y es bastante explícito, en algún punto la cinta es una metáfora de cómo reaccionó el planeta en general (y EE.UU en particular) a la pandemia, donde mientras muchos intentaban generar conciencia para salvar vidas, otros buscaban imponer teorías negacionistas.  Hay una escena que es gráfica en ese sentido, cuando el personaje de Jennifer Lawrence al oír teorías conspirativas sobre los líderes mundiales dice: “no son lo suficientemente listos para hacer las maldades que dices”.

Muchos de los mensajes actuales que tienen dirigentes de la ultraderecha mundial están basados en el negacionismo y los delirios. De ahí personajes como Donald Trump, Santiago Abascal o Bolsonaro han construido poder político basándose en auténticos discursos de odio y de desmentir el cambio climático, el racismo o incluso la propia pandemia ¿cómo olvidar la inolvidable “gripezinha” del mandatario brasilero?

Del mismo modo, hay un personaje central, un empresario tecnológico que recuerda mucho a Elon Musk. En una escena el gobierno está en condiciones de destruir el cometa, pero decide cambiar los planes ya que este magnate plantea que es mejor no eliminar la amenaza por completo, ya que se pueden extraer minerales del asteroide. La Presidenta de EE.UU (interpretada por Maryl Streep) accede a darle todo el apoyo a este hombre, en una clara alusión de cómo el poder civil termina cediendo a estos multimillonarios, que se presentan como innovadores pero que sólo representan la ambición desmedida de riqueza que está destruyendo al planeta.

Es que en los tiempos actuales pareciera ser que el neoliberalismo está llegando al punto donde sus argumentos tradicionales se quedan cortos, o al menos carecen de credibilidad. Entonces es ahí donde aparecen personajes como la Presidenta de la cinta, una clara metáfora de la administración Trump, personas que buscan convencer a su pueblo de lo que sea con los argumentos más ridículos. En la cinta el lema es “no mires arriba” para que no crean que hay un cometa, en consonancia a cuando el ex mandatario denunció fraude y llevó a sus seguidores a tomar el congreso.

La cinta cumple muy bien el rol de una sátira de dar un mensaje duro utilizando el humor. La cinta es graciosa a pesar de que el trasfondo es profundamente dramático, de cómo hoy en día la derecha gana adeptos con discursos cada vez más alejados de la realidad, y lo que está en frente debe confrontar tratando de poner algo de cordura. Esta película en síntesis habla del potencial destructivo de darle el poder a quienes construyen desde el delirio.

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