Cobra kai: el nuevo capítulo del show de la nostalgia

Cobra Kai

La serie cobra Kai es sin duda uno de los productos más interesantes del mercado de series actual, no porque su historia sea fresca sino más bien por como tomaron un clásico y lo reinterpretaron. La nueva temporada continúa las vivencias de Daniel Larusso y Johnny Lawrence, y sus antagónicas maneras de ver el Karate y la vida, en un producto que logra vender nostalgia para los viejos y aventuras adolescentes para centenialls.

Cuando en 1984 vio la luz Karate Kid existía un público que soñaba con historias de muchachos débiles que encuentran en un mentor la salida del maltrato escolar que padecen. Aquel maniqueísmo ochentero fue mutando a través de las décadas, y la historia de Daniel Larusso viró de víctima a victimario. De ese modo llegamos a Cobra Kai donde aquel villano adolescente Johnny Lawrence se convierte en protagonista de una serie secuela.

Las temporadas anteriores contaron como Cobra Kai volvió a surgir, y como Daniel Larusso pasó de discípulo a maestro. Posteriormente, ambos tuvieron que unirse para pelear contra el verdadero villano de la historia John Kriss (antiguo maestro de Johnny), y en esta entrega podemos ver cómo esa unión se resquebraja en conflictos que complican una historia que no era más que una disputa entre la filosofía milenaria oriental y la violencia occidental en el karate.

De este modo encontramos una nueva temporada que repite la fórmula de anteriores entregas, se forma un nuevo grupo, hay conflictos entre personajes (que pueden ser violentos o no) y todo se resuelve en un torneo de artes marciales que funciona como catarsis. Algo ya visto pero que no deja de ser efectivo, y más en una serie que se basa en buscar razones para que jóvenes menores de edad se tomen a golpes de puño ante el más mínimo roce.

Siempre que se analiza un producto audiovisual se debe pensar en qué se quiere hacer, desde ese punto de vista Cobra Kai funciona. Ahora bien, esto depende de cuánta complicidad haya entre el espectador y la serie. Ver a adolescentes creando una rivalidad entre dojos de Karate tiene sentido, ahora que ante la primera de cambio se tomen a golpes, y que los adultos sean aún más irracionales alentando estas conductas, genera que se dude de qué tan verosímil se está volviendo la serie.

Es que el pilar sobre el que está parada la serie es la nostalgia ochentera de Karate Kid, hoy en día una serie adolescente de artes marciales no se sostendría sin aquel clásico de antaño. Si bien es verdad que las primeras dos temporadas funcionaron por la novedad, siento que la serie se está estancando en lo repetitivo, y que sólo un cambio brusco puede reencausarla, cambio que dudo los realizadores estén dispuestos a hacer para una próxima temporada, que seguramente vendrá.

Lee también «No mires hacia arriba, la distopía de la estupidez»

 

Salir de la versión móvil