El Marginal 4: la ansiada secuela que tardó en llegar

El Marginal 4, un programa con luces y sombras pero que a nadie deja indiferente (crédito imagen: Mag El Comercio)

Aquella serie que tomó por sorpresa al país, al mundo y a sus realizadores vuelve para una nueva entrega: El Marginal 4. Tras el parate de la pandemia, que complicó la producción, la nueva temporada viene a continuar la historia de la primera parte, ya que luego hubo dos precuelas, para que finalmente podamos saber qué pasó con Pastor, Diosito y el resto de los protagonistas. Un programa con luces y sombras pero que a nadie deja indiferente.

La serie estrenada en la TV Pública en el año 2016 contaba la historia de Miguel Palacio, quien debe infiltrarse en el penal de San Onofre, adoptando el alias de Pastor Peña, para investigar el secuestro de la hija de un juez. En la cárcel descubrirá la violencia y las injusticias a las cuales son sometidos los internos. En el final de la primera temporada vimos la batalla final entre las dos bandas rivales de la prisión (los Borges y la sub 21) en la cual el protagonista logra escapar y ajustar cuentas con el coprotagonista Diosito.

Está claro que nadie esperó que esta serie original de la TV Pública, la cual era autoconclusiva, sea un éxito. Pero al llegar a Netflix encontró un público masivo que la adoró y pidió más. Ahora bien, hubo un problema: el guión original no estaba pensado para más de una entrega, y producto de ello varios personajes morían, lo cual fue un problema grande, ya que lo mejor de la temporada inicial fueron sus personajes tan excéntricos.

En ese sentido, los productores tomaron la decisión (en mi humilde opinión, muy errónea) de no continuar la historia, y optaron por ir hacia atrás. Esto permitía que el grueso del elenco siga en la serie, pero cambiando a los protagonistas. Ello generó que hubiese que esperar dos entregas para ver como continuaba la temporada uno. Y tras dos temporadas muy flojas (la tercera fue directamente un desastre), por fin llegó la ansiada secuela.

Para hacer una crítica de la cuarta parte debo empezar por una opinión global de la serie. Siento que la primera temporada fue muy buena, pero que la segunda y la tercera traicionaron la esencia de la misma. La obra contaba la historia de un sujeto, al cual una serie de hombres poderosos le controlaban su vida y sus actos: el personaje de Juan Minujín es el marginal. Ahora bien, esto podía trasladarse a cualquiera de los presos de la entrega original, había una violencia de arriba hacia abajo, y desde afuera de la cárcel hacía adentro.

La segunda temporada rompió completamente este esquema proponiendo un antagonista muy marcado como lo era el sapo Quiroga (interpretado por Roly Serrano), que manejaba una red de secuestros virtuales, y donde todo el sistema carcelario parecía ser víctima suya.

Es el programa argentino más famoso de la actualidad, pero no deja de ser una mirada de gente rica sobre cómo deben ser los pobres

Luego vino una tercera parte que pretendió dejar todo acomodado para continuar la historia, pero lo hizo de forma pésima. Pasando por alto los errores de guión y los sinsentidos que tuvo, dejó de manifiesto algo que en esta cuarta entrega quedó patente: no son capaces de romper la estructura de la serie.

El Marginal 4

Nadie esperó que esta serie original de la TV Pública, la cual era autoconclusiva, fuese un éxito (crédito imagen: Crónica)

Esta nueva temporada es un copiar y pegar de la primera entrega. Si bien es superior a las precuelas, se aferra a lo ya conocido. Por un lado hay una interna de bandas en la cárcel, algunas de las cuales fueron llevadas desde San Onofre completas, como si solo hubiera dos penales en el país. Luego está la subtrama de Ema (Martina Gusmán), que debe existir obligatoriamente; el conflicto de Antín (Gerardo Romano), que siempre tiene problemas con otro funcionario que puede o no terminar muerto. Pastor tratando de escaparse de la cárcel por una serie de hechos convenientes que le evitan cavar un boquete desde cero; la sub 21 conspirando contra los Borges, matan un guardiacárcel y, en el último capítulo, hay un enfrentamiento donde muere la mitad del elenco. Todas las temporadas pasa lo mismo.

Los guionistas tienen una nula capacidad de innovar con la trama. Han entendido que hay algunos aspectos de la historia que el público disfruta y se aferran a eso con uñas y dientes. Evidentemente entienden a El Marginal como un simple programa carcelario sobre peleas maniqueístas entre la banda de los buenos contra la de los malos, sin dejar de lado que la mejor parte de la temporada inicial fue cuando todo giraba en torno al juez Lunati, que era un titiritero en las sombras. Del mismo modo que siempre ha de haber una razón para que estén todos presos y en la misma cárcel, porque si no, la serie no funciona.

Es que el problema de El Marginal no está en quienes trabajan en ella -muchos de los mejores actores del país brillan en el programa-, sino que es la visión clasista y prejuiciosa de un grupo de productores sobre cómo es ser un recluso. Esas personas no han querido hacer nada ni mínimamente realista, solo contar que si un grupo de hombres pobres son encerrados juntos evidentemente se producirá una masacre.

Finalmente, esta nueva entrega mejora en algunos aspectos e introduce personajes nuevos que son interesantes, aunque solo están ahí reemplazando a otros que murieron. El avanzar con la historia permite ver cierta evolución en personajes, como por ejemplo César, aunque a su vez parece haber una involución en personajes como Pastor y Diosito a los cuales les han ocurrido muchas desgracias y siempre están iguales, cero acumulación.

Es el programa argentino más famoso de la actualidad, pero no deja de ser una mirada de gente rica sobre cómo deben ser los pobres. Me pregunto si algún día veremos esa misma mirada, pero a la inversa.

El Marginal 4

El Marginal 4: Juan Minujín y Martina Gusmán (crédito imagen: La Voz)
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