«Fue difícil encontrar la fisonomía de E.T. porque quería que fuera especial, no que luciera como los extraterrestres que se veían en otras películas. Que fuera anatómicamente diferente para que el público dijera ´No hay manera de que sea una persona con un disfraz con cierre en la espalda´. Por eso quise hacerle el cuello muy largo y delgado» (Steven Spielberg, en una entrevista a un medio estadounidense en 1992).
Y vaya que logró su cometido esta verdadera bestia del cine, y cuando digo «bestia» no me refiero precisamente al personaje de El Extraterrestre (E.T.), sino a su creador, el gran director Spielberg, quien durante poco más de una década tuvo el liderazgo de la película más taquillera de la historia del cine ¿Y a que no saben quién le quitó ese trono? Pues no podía ser otro que él mismo, cuando creó otro film maravilloso de ciencia ficción que hizo explotar las salas de los cines a nivel mundial, en 1993, con Jurassic Park.
E.T. cumple 40 años en este 2022. Para poder verla en el Cine San Martín de La Plata, donde la proyectaban, las colas de ansiosos espectadores y espectadoras arrancaban en 7 entre 50 y 51; por 51 se extendía hasta 8, y en ocasiones llegaba hasta 12 o bien pegaba la vuelta de manzana y luego hacia 49. Así durante varios días. Era impresionante. Debo decir que después de esa locura por ver la película en la que un extraterrestre llegaba a la tierra y convivía con una familia, nunca más, ni siquiera con Jurassic Park, volví a experimentar semejantes movilizaciones de público para ingresar a un cine, hasta el día de hoy.
Aunque durante los primeros años se rumoreó que habría una secuela, el director siempre se negó a hacerla, como así también a permitir que otros tomaran el mando. Sin embargo en 2002, en ocasión de los 20 años, vio con buenos ojos la oferta de reestrenarla; pero eso sí, haciéndole previamente algunos cambios digitales. Entre ellos, uno que generó un alto nivel de polémica y que enfrentó a los fans alrededor del mundo (Guillermo Courau, para diario La Nación).
Cuentan los expertos del séptimo arte que a principios de la década del 80, los efectos especiales habían avanzado considerablemente, pero todavía se hacían de manera artesanal. Al parecer Spielberg no había quedado muy conforme con algunas de las escenas de su película. Con la excusa del reestreno se animó a meterle mano, pero de manera sútil, sin que fuera demasiado evidente para el espectador.
Al respecto, el director dijo: «Tuve mucho cuidado en no cambiar la esencia de la trama, ni a ninguno de los personajes, ni lo que los motiva a llegar juntos al final. Fue como tomar un pincel muy fino y agregarle un poco de rubor a un rostro pálido. Siguió siendo el mismo E.T. que recordaba la gente, mejorada con la tecnología actual, la misma que sin duda habría usado si hubiera existido en 1981. Las computadoras me permitieron corregir digitalmente las tomas que no me gustaban. Como algunas expresiones en su cara, el cielo, las luces de la nave espacial, o la escena en que E.T. corre por el campo. Hacerlas un poco más interesantes».
Ninguno de esos ejemplos llamó la atención de los espectadores, pero hubo uno que disparó elogios y quejas en partes iguales. En la icónica escena en la que el grupo de chicos escapa en bicicleta del gobierno, justo antes de levantar vuelo se puede ver una barricada en el camino y dos agentes con escopetas en las manos. Los que volvieron a ver la película en 2002, descubrieron sorprendidos que las armas se habían convertido en walkie talkies. Muchos entendieron ver un viraje hacia lo «políticamente correcto» y hasta un acto de autocensura.
De esta manera justificó su decisión el realizador: «En su momento había puesto las armas porque simbolizaban una amenaza del mundo de los adultos para con el de los chicos. Y aunque en 1982, no alteraban tanto los ánimos como lo hacen en la actualidad, siempre me molestó el hecho de que estuvieran. Especialmente después de que nació mi hijo Max en 1985, porque tomé el mundo mucho más en serio cuando me convertí en padre. Entonces me convencí de que las armas eran inapropiadas, y el reestreno me pareció una gran oportunidad para sacarlas»
Columbia Pictures perdió millones
El éxito de taquilla favorito de la familia, E.T., Comenzó como una película muy diferente. Columbia Pictures se había acercado a Spielberg para crear una secuela de los icónicos Encuentros Cercanos del Tercer Tipo. Al director no le entusiasmaba hacer una secuela, pero tampoco quería que alguien más la estropeara. Entonces comenzó a trabajar en lo que entonces se conocía como Night Skies.
Aunque la premisa original de Night Skies era significativamente más oscura, Cinema Blend señaló que había una similitud. Night Skies trata sobre una familia que vive en la zona rural de Kentucky. La familia tuvo encuentros violentos con extraterrestres visitantes; uno de esos extraterrestres, sin embargo, no era tan violento como el resto. Ese terminó haciéndose amigo de uno de los niños, muy parecido a ET.
Cuanto más trabajaba Spielberg en la historia, más se daba cuenta de que necesitaba un cambio de dirección. Había tenido suficiente acción y emociones, y estaba buscando hacer algo un poco más reconfortante y familiar. Columbia no estaba contenta con el cambio e hizo un trato con Universal Studios por los derechos de la película que se convirtió en ET the Extra-Terrestrial.
El sitio especializado snews.pro señala que Columbia perdió una suma millonaria, jamás se imaginaron que E.T. se convertiría en un éxito tan rotundo.
Los números indican que el total de taquilla nacional (en EEUU) de ET supera los $ 435 millones. Los números internacionales de la película también fueron increíblemente impresionantes, recaudando $ 357 millones. Cuando Columbia dejó ir a E.T., hicieron un trato que les permitió compartir una pequeña parte de las ganancias futuras de la película, pero realmente perdieron grandes ganancias. Dejar ir esa película fue probablemente uno de los errores más costosos que haya cometido la productora.
¿Maldición?
El legado de E.T en estos últimos 40 años fue dispar, incluso porta el estigma de haber sido responsable de la quiebra de la todopoderosa compañía de videojuegos Atari. En un episodio que ya tiene características de leyenda urbana, se repitió durante décadas que junto con el estreno de la película se había lanzado un videojuego para la consola Atari 2600 que era tan, pero tan malo, que las devoluciones llevaron a la empresa a la bancarrota. Además del cierre, se decía que Atari había decidido enterrar los millones de copias en algún lugar del basural que se encuentra en la localidad de Alamogordo, en Nuevo México, señala Guillermo Courau en La Nación.
Lo que durante décadas tuvo la categoría de mito se develó en 2014, cuando finalmente se consiguieron los permisos para excavar donde se creía que estaban los cartuchos del juego. El resultado fue que efectivamente habían sido enterrados, pero acompañados por muchos otros éxitos de la compañía. Es decir, no fue una cuestión personal sino una decisión en base al stock general excedente. La historia detallada se puede ver en el excelente documental Atari: Game Over, que sigue día a día el antes, durante y después de «la maldición de E.T.».
Más allá de todo y de tantas anécdotas en torno a esta obra de arte, sería genial poder revivirla en los mejores cines ¿verdad?
