Jorge Cafrune, ¿muerte accidental o asesinato político?

En la madrugada del 1º de febrero de 1978, a la altura de la ciudad bonaerense de Benavídez, una pickup Rastrojero atropelló al cantautor jujeño y a su compadre Gutiérrez, quienes iban a caballo hacia Corrientes para rendirle un homenaje a San Martín. Nunca se pudo establecer si fue un accidente o un asesinato. Los tremendos relatos de dos detenidas-desaparecidas y de un historiador; la negativa de su hija Yamila a pensar en un homicidio

Jorge Cafrune, ¿muerte accidental o asesinato político? (crédito imagen: infobae)

El 1º de febrero de 1978 Jorge Cafrune contaba apenas 40 años. El emblema de la música folklórica argentina tenía una vida por delante. Se la amputaron. ¿Accidente o asesinato?

Dos décadas antes, el jujeño Jorge Antonio Cafrune Herrera había grabado, como integrante del grupo salteño Las Voces de Huayra, su primer disco, que fue fabricado con acetato y llevó el nombre de la agrupación. Allí lo descubrió el enorme Ariel Ramírez.

Tras un breve paso por el grupo Los Cantores del Alba, en 1962 debutó como solista en el hoy icónico Festival de Cosquín. Ese año recién se llevaba a cabo la segunda edición de “las nueve lunas” cordobesas, y el barbado cantautor ya estaba entre los preferidos del exigente público del folklore nacional.

Dieciséis años más tarde, uno de los músicos más comprometidos con la causa nacional, de los humildes de la Patria y la libertad de los artistas, participó como cada temporada del Festival de Cosquín, el de enero de 1978. La dictadura cívico-militar estaba en pleno apogeo.

En un momento, el público comenzó a pedirle masivamente que cantara Zamba de mi esperanza, la canción escrita en la década del ‘50 por el mendocino Luis Profili, que Cafrune popularizó en los escenarios al tiempo que fue el primero en grabarla. Lo hizo en su sexto disco, Emoción, Canto y Guitarra (1964), donde Profili aparece como el autor bajo el seudónimo de Luis Morales (la conocida versión de Los Chalchaleros se publicó en 1965).

Ya había listas negras de artistas, de canciones, de libros, de todo. Zamba de mi esperanza estaba prohibida. ¿Por qué? Porque incluía la palabra “esperanza”. ¿Increíble? Pero real. Lo cierto es que para Jorge Cafrune nada había por sobre el pueblo, el cual en los conciertos estaba representado por el público. Nada. Ni siquiera el más aterrador gobierno.

“Aunque no está en el repertorio autorizado, si mi pueblo me la pide, la voy a cantar”, dijo. Y largó nomás. Hay quienes sostienen que lo que más molestó al régimen no fue Zamba de mi esperanza, sino que haya cantado también El orejano, otro tema prohibido.

La canción de Serafín José García que popularizó el dúo folklórico uruguayo Los Olimareños a inicios de los ‘60 era mucho más dura que Zamba…

Yo sé que en el pago me tienen idea
porque a los que mandan no les cabresteo,
porque despreciando las huellas ajenas,
sé abrirme caminos pa’ dir donde quiero

Porque no me han visto lamber la coyunda
ni andar hocicando p’hacerme de un peso,
y saben de sobra que soy duro ’e boca
y no me asujeta ni un freno mulero

Porque cuando tengo que cantar verdades,
las canto derecho nomás, a lo macho.
Aunque esas verdades amuestren bicheras
donde nadie creía que hubiera gusanos

Jorge Cafrune siempre conservó las costumbres gauchescas que heredó de familia

El orejano, Zamba de mi esperanza, o las dos… Lo mismo da. Jorge Cafrune, una vez más, había desafiado a las retrógradas mentes censoras. Como cuando durante el festival de Cosquín de 1965 invitó a cantar sobre el escenario principal de la Plaza Próspero Molina a Mercedes Sosa, quien estaba prohibida por su pública simpatía con el Partido Comunista.

Pero en aquella noche coscoína de enero de 1978 ocurrió algo más. Cafrune anunció públicamente que iba a realizar un viaje a caballo desde Buenos Aires hasta Yapeyú, en Corrientes, para homenajear al Libertador José de San Martín en el bicentenario de su nacimiento, que se cumpliría el 25 de febrero. Para ello llevaría al pueblo natal del Gran Jefe tierra que había traído de Boulogne-sur-Mer, la ciudad francesa donde descansan sus restos.

“Cafrune con una guitarra es más peligroso que un ejército con armas” (José López Rega)

Antes del 24 de marzo de 1976, el nefasto líder de la Triple A, José López Rega, anticipó lo peligroso que resultaba Jorge Cafrune para la extrema derecha

El 31 de enero, entrada la noche y acompañado por su compadre Fino Gutiérrez, Jorge Cafrune salió de la Plaza de Mayo. En la madrugada del 1º de febrero de aquel año 78, a la altura de la ciudad bonaerense de Benavídez, en el partido de Tigre, una pickup Rastrojero atropelló al cantautor jujeño y a Gutiérrez. Los mató a los dos y se dio a la fuga. Con el tiempo se sabría que el conductor se llamaba Héctor Emilio Díaz y que contaba apenas con 19 años.

Distintas crónicas de época coincidieron en describir que el conductor del Rastrojero “no sólo atropelló a Cafrune y a su caballo blanco, sino al otro jinete, que marchaba varios metros adelante”.

También puntualizaron que Héctor Díaz habría detenido la pickup a unos 250 metros del impacto, y que recién después “se alejó del lugar sin ayudar a las víctimas”.

Héctor Ramos, en su libro “Jorge Cafrune, memoria de un hombre libre”, afirma que el folklorista avisó que lo habían marcado. “Me amenazaron, diciéndome que si hago el viaje (de capital federal a Yapeyú) moriré. Dicen que un zurdo no puede mancillar la tierra de San Martín. Siempre dije que no soy comunista, que soy nacionalista con ‘c’ y no con ‘z’, y que no me alineé como cantor de protesta. Yo le canto al pueblo”.

Más que del comunismo, Cafrune estaba cerca del peronismo comprometido, aunque él siempre prefirió definirse como nacionalista con ‘c’ y como un hombre del pueblo y para el pueblo.

Teresa Meschiati, quien estuvo detenida-desaparecida en el centro clandestino La Perla, en Córdoba, contó que “los militares allí presentes coincidieron en que había que matarlo (a Cafrune) para prevenir a los otros; el que dijo eso fue el teniente 1º Carlos Villanueva”, precisó

Antes de que comenzara la negrísima noche dictatorial, el nefasto creador de la Alianza Anticomunista Argentina (Triple A), José López Rega, había sentado un pésimo precedente al afirmar: “Cafrune con una guitarra es más peligroso que un ejército con armas”.

La creencia de Yamila. Los testimonios de dos desaparecidas

Nunca pudo comprobarse un asesinato. Tampoco que fue un accidente. Hasta hoy, “la respuesta está soplando en el viento”.

La también cantora e hija de Jorge Cafrune, Yamila, ha declarado públicamente que ella prefiere quedarse con la idea de un accidente. “Como el papi estaba prohibido, se dijo que fue un atentado. Yo sostengo que fue sólo un accidente de tránsito, aunque los militares lo usaron para vanagloriarse de su poder” (28 de enero de 2018).

Por otro lado, hay dos testimonios de dos presas políticas que coinciden sobre los comentarios de los represores acerca de Cafrune por esos días.

Teresa Celia Meschiati, quien estuvo detenida-desaparecida desde el 25 de septiembre de 1976 y durante más de dos años en el centro clandestino de detención La Perla, en Córdoba, contó que “los militares allí presentes coincidieron en que había que matarlo (a Cafrune) para prevenir a los otros; el que dijo eso fue el teniente primero Carlos Villanueva”, precisó.

En su testimonio, que aparece publicado en el informe Nunca Más, Meschiati agregó: “El clima esa semana en La Perla fue de gran nerviosismo. Decían que estaban preparando una ‘operación especial’ (…) Después Cafrune, que iba a caballo por la ruta, fue arrollado por una camioneta que huyó (…) Grandes abrazos y enormes risas de satisfacción. Dijeron que el operativo especial ‘se había cumplido’”, especificó.

Además, Graciela Geuna, quien también sobrevivió al centro clandestino La Perla, declaró que había podido oír, en cautiverio, que el teniente Carlos Enrique Villanueva “dispuso la muerte de Cafrune” luego de que cantara en 1978, en Cosquín, varios temas censurados.

Caballero de distinguida estampa

Por si algo faltara, el especialista Carlos Molinero indicó que un Cafrune agonizante expresó: “Es mejor que me maten… No aguanto más…”. Lo escribió en el libro “Militancia de la canción. Política en el canto folclórico de la Argentina, 1944-1975”, donde volcó su tesis de Maestría en Historia de la Universidad Di Tella.

Añadió: “Son las palabras de Cafrune las que resultan ácidas, más aún que la canción. Quedaba claro que eran reveladoras de un secreto a voces: había canciones prohibidas y él se preciaba de no acatar prohibiciones, pues el pueblo era más que el gobierno, por terrorífico y poderoso que este fuera” (página 385 del citado libro, agencia Télam, 30/01/2013).

Vale aclarar que Cafrune no murió en el acto. Tras el tremendo impacto, diez costillas fracturadas se les insertaron en los pulmones y además sufrió politraumatismo de cráneo. No obstante, llegó con vida al centro de salud de Benavídez, desde donde, por lo complejo del cuadro, lo trasladaron al Hospital Municipal de Tigre. Allí tampoco tenían forma de atenderlo y volvieron a derivarlo, esta vez al Instituto del Tórax de Vicente López. Murió en el trayecto.

Se fue muy joven, dejando seis hijos (Yamila, Victoria, Zorayda Delfina, Eva Encarnación, Facundo y Macarena), casi treinta discos, una marca a fuego en el folklore nacional y latinoamericano, decenas de clásicos y un hondo sentido del compromiso social que para él “sí o sí” debía tener el artista, pues el artista se debe a su pueblo.

El emotivo homenaje a Jorge Cafrune en el Festival de Cosquín de 2018, cuando se cumplieron 40 años de su muerte

El ideario de Cafrune a través del nombre de sus hijos

Yamila, Victoria, Zorayda Delfina y Eva Encarnación Cafrune son hijas del matrimonio entre Jorge Cafrune y Marcelina Amalia Gallardo. Yamila recibió ese nombre en homenaje a Djamila (se pronuncia Yamila) Boupacha, heroína de la revolución argelina contra el opresor francés; Victoria a la esposa del caudillo federal Ángel Vicente “Chacho” Peñaloza; Zorayda Delfina a la mujer del caudillo entrerriano Francisco “Pancho” Ramírez, y Eva Encarnación fue llamada Eva por Eva María Duarte de Perón, y Encarnación por la esposa de Juan Manuel de Rosas.

Casado en segundas nupcias con Lourdes López Garzón, Cafrune tuvo a su primer hijo varón, Juan Facundo, bautizado así en honor a Facundo Quiroga. Y finalmente a Macarena.

Zamba de mi esperanza (Jorge Cafrune – 1964)

Pista extra.- Mi luna cautiva (Jorge Cafrune)

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