El inglés y las relaciones internacionales

Qué se oculta detrás del pedido de renuncia a Cafiero

Inglés Cafiero

Santiago Cafiero

Por estas horas la habilidad del canciller Santiago Cafiero en el manejo del inglés generó una enorme polémica sobre su capacitación para ejercer el cargo, para muchos el más importante de cualquier gabinete, incluso por encima del ministerio de Economía, típico ojo del huracán de un país en crisis permanente como la Argentina.

Hay coincidencias en que la política exterior de un país, es la que determina el resto de las políticas internas, incluso la económica.

De allí la importancia de tener una eficiente política externa, incluso para definir la inserción internacional y avanzar respecto a objetivos decisivos para el país, un rubro en que siempre se admiró a Itamaraty, la siempre hábil diplomacia brasileña

Por supuesto que para ello es necesario tener personal idóneo, como en otras muchas áreas del Estado. Pero por estas horas y detrás de las críticas a Cafiero, avanza la tendencia de ponderar la “meritocracia”, como fundamento último de cualquier decisión.

Así el concurso para designación de funcionarios y la elección de personal de carrera, parece la única condición para llegar a cargos de importancia.

Pero allí surgen problemas decisivos. Resulta que nadie puede dudar del vuelo intelectual de Guido Di Tella, más allá de su formación profesional como ingeniero. Sin embargo como canciller de Carlos Menem fue el profeta de las relaciones carnales con Estados Unidos, donde por supuesto Argentina actuaba como la parte pasiva.

Algo similar ocurre con Jorge Marcelo Faurie, abogado y diplomático de carrera, que ocupó el Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto durante el último tramo del gobierno de Macri y durante cuyo mandato se generó el escándalo de la venta de armamento represivo al gobierno golpista de Bolivia o el impulso para aislar a la Venezuela de Maduro, la misma a la que ahora Biden está dispuesta a revalorizar debido a que necesita su petróleo.

Por eso más allá de las cualidades intrínsecas de cada funcionario, debe prevalecer en el análisis cuál es la política exterior que en cada gestión se intenta llevar adelante.

El sometimiento liso y llano de los lineamientos de la Casa Blanca puede tener sus ventajas para los objetivos de un gobierno que buscaba la reelección, como por ejemplo lograr el apoyo de Donald Trump para que el FMI le otorgue al país un préstamo sin precedentes, más allá de que era impagable.

Pero también puede generar consecuencias impensadas, sin ir más lejos los atentados a la embajada de Israel y a la AMIA, siempre asociados a la decisión de enviar una fragata misilística a participar de la primera guerra del Golfo contra Saddam Hussein.

Claro una política independiente puede tener serias consecuencias sobre todo en el terreno económico, como bien pueden atestiguar los ex colaboradores de Raúl Alfonsín después del firme discurso ante Reagan en los jardines de la Casa Blanca o de Néstor y Cristina Kirchner, después del “No al ALCA”, que aún en Argentina algunos lamentan, en el mismo momento que avanza la idea de dolarizar la economía, otro paso de consecuencias impensadas.

De allí que más allá de la formación de cada actor, lo fundamental es determinar los lineamientos de la política exterior, que por supuesto cuando da muestra de autonomía genera enojo de aquellos sectores, que como sucedió en las dos guerras mundiales del Siglo XX siempre quisieron alinearse al tándem Londres-Washington. El mismo que Argentina enfrentó durante la Guerra de Malvinas.

A Cafiero se le atribuye una supuesta incapacidad para desempeñar su cargo. Sin embargo la Cancillería fue clave en lograr los respaldos necesarios para renegociar la deuda con el FMI, además de haber implementado encuentros bilaterales entre otros con los presidentes de China, Xi Jingping y el de Rusia, Vladimir Putin, quien más allá de la guerra es y será un protagonista esencial del nuevo orden mundial, ese que está en disputa en este mismo momento.

Quienes persiguen un alineamiento estricto a las políticas de Washington, olvidan que por el tipo de producción exportable, ambos países suelen ser rivales en la conquista y provisión de distintos mercados.

Y en ese terreno, el récord de exportaciones –una de las tareas específicas que desde la Casa Rosada se le dio a Cancillería- que con casi 12.000 millones de dólares en el primer bimestre del año, es el más alto en más de una década. Además porque esas ventas están muy diversificadas, como explica el hecho que más del 45% de las ventas externas se concreten a destinos distintos de los diez primeros compradores.

Desde ya que es necesario contar con buenos profesionales en la gestión del Estado, pero detrás de las críticas a un funcionario de aquilatada y larga tradición familiar en política, parece más ocultarse un cuestionamiento a los lineamientos que se impulsan que a una falla en la pronunciación del inglés…

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