Titanes en el Ring: 60 años de un mundo de fantasía pero tan real

Titanes en el Ring, la creación de Martín Karadagian que marcó una época e hizo explotar el rating en las pantallas de la TV

Titanes en el Ring

El gran Martín Karadagián abraza a la momia blanca (foto Web)

La temporada de lucha libre del año 1952 transcurría con éxito en Argentina. Esa noche húmeda del 7 de junio pasó algo mágico en el ring. Había muchas mariposas y una gigante que revoloteaba sobre la cabeza del gran Titan, daba vueltas como formando una aureola y se hacía muy visible ante el público que colmaba las instalaciones del Luna Park. De repente, molesto, Martín Karadagian que peleaba en ese momento contra el gran Eijo -personaje del catch de esa época- lanzó un escupitajo bien cargado que dió contra la mariposa gigante, y como si fuera un cascote la volteó.

La escena se vio clarita desde los cuatro costados del Luna. Una mujer, sensual y algo pedante, que había sido invitada especialmente, se puso de pie y sonrió socarronamente como dando por entendido que lo que había visto era un efecto especial. No era ninguna desconocida, era la gran actriz y cantante Tita Merello.

-¡Turco sinvergüenza, te trajiste una mariposa amaestrada! Más vale que vayas a ver mi película

La charla se daba en los camarines y la afirmación hizo que Martín sonriera algo incómodo ante la afirmación de Tita.

–  Ya vi su película señora Tita. La otra noche estuvimos con Nelly una chica que pretendo viendo Deshonra ¡como se sacan chispas con Fanny Navarro!

– Chispa le sacaste vos a la cabeza del pobre Eijo ¿Y eso de la mariposa…? (insistió) ¡que atorrante! ¿Cómo hiciste para amaestrar a una mariposa?.

– Pero no, como se le ocurre, cómo iba a amaestrar a una mariposa.

– Entonces tenía piolines Karadagian, hilos de nailon, algo…¡A mí no me embromás! Era una marioneta. ¡Turco hijo de puta!

Martín se resignó y no hizo el intento de explicarle que todo había sido fruto de la casualidad cuando la diva del arrabal sentenció.

– Acá todo es tongo. Turco todo. ¡A mí no eh!…Pero te sale tan real que al final es más verdadero que la propia verdad…Te felicito. Me entretuve mucho Karadagian ¡Como nos hacer engranar viejo…!

La anécdota narrada con más detalles por Daniel Roncoli en su extraordinario libro «El Gran Martín», donde cuenta vida y obra de Karadagian y sus titanes, pinta de cuerpo entero lo que ofrecía Titanes en el Ring, la lucha libre en donde todo parecía real pero no lo era (salvo lo de la mariposa claro).

Titanes llegó a la Televisión en el año 1962 por la pantalla de Canal 9 y se instaló con sus personajes originales y el sello del armenio hasta fines de los ´80. Luego hubo intentos de regresos, pero la muerte de su creador el 27 de agosto de 1991 hizo que ya nada fuera igual.

Los chicos de aquellos años, fundamentalmente de mediados y fines de los ´70 cuando el programa alcanzó los picos más altos de rating, llevábamos las estadísticas de puntos de cada luchador, como en las tablas del fútbol.

Titanes en el Ring era pasión, la magia estaba siempre presente y Karadagian tenía una creatividad única, siempre aparecían, de repente, personajes que se instalaban en el corazón del público y que eran enigmáticos como por ejemplo «El hombre de la barra de hielo», que se paseaba por alrededor del cuadrilátero con un cubito gigante sobre su hombro, pero nadie sabía a ciencia cierta para qué servía eso.

El hombre de la barra de hielo

Cada luchador era un acróbata único e irrepetible porque llevaba el sello a fuego del personaje que representaba, su vestimenta y hasta su canción cuando salía a pelear y era presentado por la inconfundible voz de Jorge Bocacci, Los relatos de las peleas durante largo años fueron de otro histórico, Rodolfo Di Sarli, fallecido en el año 2001.

Las luchas eran todas épicas y duraban poco más de tres minutos cada una. Karadagían recurría mucho a esa división entre «buenos» y «malos», incluso entre los árbitros donde sobresalía William Boo, odiado y muy querido a la vez por los chicos, para quienes que no existía otra cosa cada vez que por la tele transmitían Titanes en el Ring.

El querido William Boo, fallecido en 2006

Mencionar toda la obra maestra de Karadagian es imposible en una nota periodística. La magia y la creatividad eran constantes, los chicos estábamos acostumbrados a un luchador que metía miedo «La Momia», se movía muy lento y tomaba a sus rivales del cuello hasta hacerlos ahogar y los dejaba tendidos en la lona, nadie la podía vencer, ni siquiera «el ancho», el argentino Rubén Peucelle (uno de los más querido entre «los buenos»). Pero es «Momia» a secas se convirtió con los años en «La Momia Blanca» ¿Por qué? Porque la creación del Gran Martín nunca descansaba y de repente, en uno de sus imperdibles programas, apareció sin más «La Momia negra» que se movía muy ligero, golpeaba duro pero no tanto como su homónima la blanca. Por supuesto que todos esperamos, durante largo tiempo, esa pelea entre ambas que un día llegó y, como todas, fue épica, ¿Quién ganó? fue empate y tuvimos que esperar la revancha en la que se impuso la blanca.

Titanes era eso, mantenía siempre atrapada a la audiencia como si se tratara de una de esas novelas que se hacen carne entre millones de televidentes y se espera cada capítulo como si fuera el final.

Las momias, negra y blanca

Tampoco el armenio Martín Karadagian pudo ganarle a la Momia Blanca,  mirá el video de esa lucha libre épica:

 

PERSONAJES HISTÓRICOS

El listado de personajes es enorme y fueron pasando y renovándose a lo largo de los años, pero no pueden dejar de mencionarse a los siguientes luchadores históricos entre los que más perduraron en la troupe de los titanes: El Caballero Rojo, José Luis, el Gitano Ivanoff, Yolanka, El Indio Comanche, Pepino el Payaso, Don Quijote y Sancho Panza, el Cavernario, Súper Pibe, Yenyis Kan, Poseidón y Kangai el Mongol, además de los ya mencionados más arriba.

Siempre aparecían, además, dando vueltas por los estudios donde se grababa el programa, ciertos personajes intrigantes que no aportaban nada pero estaban ahí y generaban mucha curiosidad, nunca se sabía con qué podía salir el Gran Martín y eso mantenía muy atentos a sus seguidores.

Yolanka, Karadagian y el Caballero Rojo

El año próximo se cumplirán 60 años desde ese debut en TV en 1962. Luchadores de fantasía con ansias de gloria.  Peucelle, fallecido el 8 de septiembre de 2014, recordó en 2012 en una entrevista que le hizo Clarín aquellos locos años: «Fue maravilloso trabajar para el público, sobre todo para los chicos, por el cariño que te devuelven. Hoy todavía la gente me saluda por la calle, los colectiveros no me cobran, me piden fotos. Esto fue mi pasión toda la vida”, dijo el hombre que debutó con 25 años en el ring hasta sus últimos días se cuidó haciendo actividad física.

Hay que decir que lo que empezó como un programa para adultos en la década del ‘60 (iba los sábados en horario nocturno) fue transformándose en un ciclo dedicado a los niños, del que surgieron varios ídolos, entre ellos el mismo Karadagian y su impronta armenia. Los espectadores de los primeros tiempos tomaban la lucha como real hasta que los años volvieron los movimientos del catch cada más teatrales, en función del show. “Todo esto es tongo. Pero del bueno”, decía Karadagian emulando a Tita.

“Me encantaban las luchas, pero más todavía las máscaras. Salvo Karadagian, el «ancho» y algunos más, eran muy pocos los que peleaban a cara descubierta. Y eso generaba un elemento de fantasía extra”, contó Leandro D’Ambrosio, uno de los fervientes seguidores y hoy periodista deportivo e investigador de televisión, tanto que publicó también un libro, «Martín y sus Titanes».

Karadagian versus la Momia Blanca

La mayoría de los luchadores provenía de las peleas de lucha libre que se habían puesto de moda en la década del ‘40 y que se hacían con gran éxito de público en el Luna Park. Las coreografías estaban perfectamente estudiadas. “Había algunos que eran más actores que luchadores; otros eran mejores como luchadores. Yo siempre practiqué el fisicoculturismo y me destaqué por la lucha”, aseguró Peucelle en la nota con Clarín de 2012.

“Karadagian tenía una enorme disciplina. Y como su físico no era privilegiado lo compensaba con mucha teatralización y con su gran carisma”, dijo D’Ambrosio. “El hacía algo que hoy no estaría permitido: se pegaba con cinta adhesiva una hojita de afeitar en la muñeca y cada tanto se hacía un pequeño corte en la cara para sangrar de verdad”.

Titanes en el ring estuvo en el aire a lo largo de más de dos décadas (entre 1962 y 1988), pasó por tres canales (el 9, el 11 y el 13), grabó discos y filmó varias películas, siempre cautivando a chicos y no tanto. Además, su fama traspasó fronteras y los luchadores enmascarados recorrieron toda América en giras larguísimas. Y los titanes fueron de los primeros que trascendieron el fenómeno de la pantalla en forma de golosinas, chocolates (Jack), juguetes, figuritas y otros elementos de merchandising. Para muchos ex espectadores, hoy esos muñequitos son tiernos objetos de colección.

La inocencia de los chicos y no tan chicos de aquellos años prevalecía sobre la maldad, nadie reparaba en la violencia de un espectáculos que pasó a ser para los pibes. Hoy se habla de otra cosa, se piensa distinto, se perdió la magia, la inocencia es cada vez más escasa. ¿Llevaríamos hoy a nuestros hijos a ver Titanes? En 2019 hubo un intento de vuelta con jóvenes y renovación pero sin la magia que le ponía Karadagian ya no fue lo mismo. Otra época, otros pensamientos, otros chicos, otros adultos. Titanes en el Ring ya no volverá a ser. 

Titanes en el Ring
El Ancho, Rubén Peucelle
Martín junto a la Momia blanca
El Caballero Rojo y Karadiagian
Salir de la versión móvil