Hoy se cumple un nuevo aniversario del Golpe de Estado que derrocó al Presidente Constitucional don Hipólito Yrigoyen.
Digamos que, como producto de la sanción e implementación de la Ley Sáenz Peña, la clase media accedió democráticamente al poder como muy bien lo señala Hernández Arregui. Mucho se dijo a fin de justificar el rompimiento del orden constitucional encabezado por José Feliz Uriburu, dando inicio a un largo período de persecuciones y conculcamiento de derechos fundamentales, se argumentó “incapacidad”, “falta de reflejos” y, porque no de “corrupción”.
La realidad es que nuestra historia es rica en la utilización de esos silogimos para fundar los golpes o perseguir adversarios políticos. No habré de referirme ahora a ello pues, excede el marco de esta sintética nota.
El Presidente depuesto, maltratado hasta el escarnio, ingresaron a su domicilio particular donde provocaron todo tipo de despojos y destrucción, se dijo, en busca de ocultos y nunca encontrados tesoros (cualquier parecido con otros hechos análogos ¿es mera casualidad?).
Al cumplirse el 80 aniversario el Golpe de 1930, las autoridades locales de entonces efectuaron un sentido reconocimiento y homenaje al Líder Radical colocando una placa alusiva.
Hipólito Yrigoyen Hipólito Yrigoyen
Parece realmente inexplicable que los descendientes del presidente depuesto hoy se encuentran aliados en la misma coalición con los representantes que lo desalojaran del Poder, así como también con los golpes dados a otros dos Presidentes Constitucionales del mismo Partido (Dres. Frondizi e Illia).