El día que prendieron la luz

Un grupo de jueces federales y funcionarios del gobierno porteño habían pasado un fin de semana de lujos y placeres en Lago Escondido financiado por el grupo Clarín

Por Mauricio Vallejos

Corría el año 2000 y el legendario dúo Sui Generis volvía con su nuevo álbum, Sinfonías para adolescentes. El primer tema del disco se llamaba El día que apagaron la luz, una canción sobre una relación íntima con tintes evidentemente pecaminosos. Algún día recordaremos estos días de diciembre y sabremos que en ese momento la luz se prendió, y el terror que sentimos cuando nuestros ojos entendieron lo que vieron.

Seguramente, en muchos años, cuando nos acordemos de los primeros días de diciembre del 2022 recordemos proezas futbolísticas del mundial de Qatar. Pero la historia deberá guardar un lugar muy importante para recordar la condena y proscripción de Cristina Fernández de Kirchner, la cual llegó a pocas horas de saber que un grupo de jueces federales y funcionarios del gobierno porteño habían pasado un fin de semana de lujos y placeres en Lago Escondido financiado por el grupo Clarín.

La condena no fue sorpresa, la propia Cristina ya lo había dicho, el fallo fue escrito hace mucho tiempo. Alguna vez Lula Da Silva se preguntaba ¿por qué llevarle un plato de comida a una persona hambrienta podía generar tanto odio? Una respuesta posible quizás sea que en un sistema donde la pobreza es una necesidad estructural, quienes son los beneficiados adoptan una actitud de auténticos fundamentalistas. Nada es suficiente a la hora de mantener privilegios.

De este modo, se puede comenzar a pensar en el tamaño de la estructura supraestatal que posee el verdadero poder de La Argentina. Aquí nadie es votado, la mayoría tienen fortunas heredadas, es una auténtica aristocracia que soñaría vivir en un país donde el pueblo sea dócil y manejable, donde nadie se queje. Pero lejos de esa realidad, nuestro pueblo viene dando batallas por la igualdad, y eso es lo que más los enfurece. Esa conciencia popular es su tragedia o su hecho maldito.

Odian un país donde existen sindicatos que no les dejan hacer lo que quieren con la vida de las personas, detestan que existan hombres y mujeres que no les permitan jugar a Dios como ellos quisieran, ¿y cuál es su respuesta hacia eso? Durante décadas fueron militares tomando palacios y disparando hacia el pueblo, pero eso parece haber pasado de moda. Hoy en día se han adueñado de un poder cuya estructura recuerda más a las cortes de los reyes que a tribunales modernos.

Pusieron jueces a dedo, tomaron por asalto el Consejo de la Magistratura y finalmente llevaron a cabo sus planes. Nobleza obliga, el Poder Ejecutivo actual no supo o no quiso evitar este desenlace, se limitó a escribir por Twitter la gravedad institucional que estos hechos significan, y no mucho más. Hoy, una vez más, es el pueblo su único y real adversario, contra él buscarán seguir avanzando.

Que las corporaciones habían comprado al Poder Judicial era algo que sabíamos, pero nunca había sido tan gráfico como en las últimas horas. El velo se corrió, la luz se prendió y el enemigo está enfrente. Cristina tiene su lugar en la historia porque ella es un pueblo que representa, y no olvidemos algo que ellos tienen muy claro: no hay poder más grande que hombres y mujeres en las calles saliendo a buscar lo que les pertenece. Las luces se prendieron y ya no quedan dudas de cuáles son los poderes que están por dar esta batalla.

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