Argentina, en manos de una asociación ilícita

Crédito imagen: A Primera Hora (foto de archivo)

Algunos creímos, inocentemente, que el espejo de Brasil los haría recapacitar. Pero no. Todo lo contrario. Doblaron la apuesta. Y es que el espejo de Brasil que los asustó no fue el que reflejaba la prisión de Lula sin pruebas y la bolsonarización de ese país, sino la libertad del principal líder político brasileño y su triunfo en las últimas elecciones presidenciales.

Lula 2022 abría de par en par la posibilidad de Cristina Fernández 2023. Entonces tenían que evitarlo a toda costa. Y lo evitaron. Cristina Fernández dijo que el año que viene no será candidata «a nada».

Así las cosas, la asociación ilícita conformada desde hace años por dueños de grandes medios de comunicación, jueces, fiscales, agentes de inteligencia, funcionarios y dirigentes de la derecha política nativa, lograron dejar a 4 de cada 10 argentinos y argentinas sin representación política (esos son los números que manejan desde hace tiempo en la mesa del poder real; por eso la necesidad de la proscripción).

La República Argentina ha quedado, desde el 10 de diciembre de 2015, en manos de turbios personajes que nadie ve y que nadie vota. Son los dueños y los personeros del denominado poder real. Es decir, los que dividen a la sociedad, los que les ponen los precios a los alimentos y bebidas, los que evaden impuestos, los que endeudan al país por generaciones, los que fugan dinero, los que se hicieron poderosos merced al estado y ahora quieren eliminarlo, los que deciden si los jóvenes van a tener futuro aquí o lo tendrán que buscar en otras latitudes.

Cristina Fernández, con sus defectos y virtudes, encabezó dos gobiernos constitucionales y, a diferencia de sus pares, nunca se sometió al poder real. Lo enfrentó.

En sus dos gobiernos, los mejores para los sectores populares después de los de Juan D. Perón, redujo sustancialmente la desocupación, bajó los niveles de pobreza, desendeudó a la nación, elevó el poder adquisitivo de los trabajadores, realizó una inversión histórica en ciencia y en educación superior, reestatizó el sistema jubilatorio e YPF, promovió los juicios por crímenes de lesa humanidad, logró la mejor redistribución de la riqueza desde 1974, y un largo etcétera.

Todo ello solamente se puede hacer plantándose ante la codicia sin límites del poder real. Por eso debían sacarla de la cancha.

A Perón le dieron un golpe de estado; eran otros tiempos. A Cristina Fernández le crearon una causa judicial sin pruebas, como a Lula en 2018.

Y ayer, martes 6 de diciembre de 2022, la proscribieron, como a Perón en 1955.

Ella misma anunció que en 2023 no será candidata a nada. Dijo, en otras palabras, que no le iba a dar el gusto a «la mafia» de condicionar a la fuerza política que la hizo dos veces presidenta a transitar una campaña electoral con ella condenada. «Yo no voy a ser una mascota del poder, ni aunque me den 20 años», enfatizó.

Enseguida se comenzó a hablar de apelaciones y acerca de cómo sigue la causa. Pero hay un dato por demás desalentador: todas las presentaciones se deberán realizar ante la misma justicia que forma parte de la asociación ilícita que maneja el país. Es el cuento de la buena pipa.

A Perón le dieron un golpe de estado; eran otros tiempos. A Cristina Fernández le crearon una causa judicial sin pruebas, como a Lula en 2018

Vivimos en un país donde la vicepresidenta fue víctima de un intento de asesinato y ni siquiera se avanza con esa causa en la justicia federal.

Manejan todo. Primero colonizaron la justicia, a cuyos representantes llevan a pasear a la mansión de Joe Lewis, el magnate británico que se robó un lago público en el sur (con aval de esa misma justicia). El poder legislativo ya lo paralizaron merced a diputados y diputadas barrabravas. Ahora, en 2023, vienen por el poder ejecutivo.

Y vienen con una reforma laboral, una reforma previsional, un plan de privatización o eliminación de todo lo que está en manos del estado, de despidos masivos en la administración pública, de represión a cualquier tipo de protesta. Todo está explicado en el libro Para qué, escrito por alguien que más o menos sabe redactar y firmado por el ex presidente Mauricio Macri, el que tomó la impagable deuda externa, pulverizó el poder adquisitivo de los trabajadores, cerró miles de pymes y comercios, incrementó la pobreza y la desocupación y terminó de darle forma a la justicia de la asociación ilícita, entre muchos otros «logros» históricos.

¿Quién o quiénes enfrentarán eso? El Frente de Todos con Cristina Fernández fuera de la cancha se debilita hasta lo indecible; al menos hoy por hoy. La entente que protagonizó lo de ayer, ese hecho pornográfico que puso la frutilla al postre de la República perdida, tendría que haberse enfrentado desde un comienzo y con determinación. Pero sobran los dedos de una mano para contar a quienes tienen la valentía de enfrentar al poder real.

Ahora sólo queda rezar para que los «daños colaterales» de la bomba atómica que tiraron ayer sobre la patria sean lo más leves posible.

 

Proscribieron a Cristina Fernández Proscribieron a Cristina Fernández Proscribieron a Cristina Fernández

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