Virus, los «chetos» platenses que se le plantaron a la dictadura

Virus irrumpió en la escena del rock nacional como un grupo que pateó el tablero de un movimiento que ya presentaba ciertos signos de anquilosamiento. Pero además, lo hizo en una época muy oscura: plena dictadura cívico-militar. Cuando la Guerra de Malvinas, los dictadores aprovecharon la convocatoria de los rockeros entre la juventud y organizaron un festival “solidario con los chicos que estaban en las islas”. Los platenses, con una durísima experiencia a cuestas, les dijeron: “No”. Repercusiones y heridas, que cicatrizaron con los años

Virus

Virus rompió con la música y la imagen del rock nacional de la vieja guardia (La Tercera)

¿Quiénes eran esos chetitos de pelo corto, empilchados para ir a caretear a 8 y 48 o a Recoleta, que hacían música fácil con letras boludas? ¿Cómo osaban irrumpir en la escena del rock nacional con temas que no duraban ni 3 minutos y una voz engolada que cantaba “soy moderno, no fumo más” y “wadu wadu, wadu wadu, wadu wadu wá…”? ¿No se enteraban de que estábamos en medio de la peor dictadura y que teníamos que cantar clandestinamente “para el pueblo lo que es del pueblo, para el pueblo liberación” y la “Marcha de la Bronca”?

La irrupción de Virus, el sexteto nacido en City Bell, La Plata, a fines de los 70, fue un puñal en la espalda de la mayor parte del universo rockero argento. Ni hablar cuando el 29 de abril de 1981 su álbum debut, Wadu Wadu, vio la luz.

Eran los tiempos del León Gieco del 4º LP con Sólo le Pido a Dios como emblema (1978). Del rock sinfónico de Charly García con La Máquina de Hacer Pájaros (1977) y el rock progresivo de Seru Giran (1978). Del virtuosismo y el jazz rock de Spinetta Jade en el disco Alma de Diamante (1980). Del elepé Metegol de Raúl Porchetto junto a quienes luego serían GIT (1980). De la recuperación de temas de protesta de Moris, Pedro y Pablo, Vox Dei y otros.

Recuerdo que un compañero de colegio que vivía en City Bell, una tarde “hospedó” al grupo de 5 ó 6 chicos más amigos en su casa durante una rateada (él y yo incluidos, claro). Escuchar música era como ir a misa. Pero antes de que alguien tome la batuta, nos dijo “por favor, escuchen esto, es de un grupo de acá cerca y suena bárbaro”. Puso un cassette y empezó a sonar aquella extraña mezcla de rockabilly, rock tecno y new wave. Aunque insistió en seguir escuchándolo, la desaprobación de todos fue instantánea y no llegamos a los tres temas. Enseguida alguien puso Pink Floyd. Aquel cassette era copia de un demo de Virus. Corría el año 1979.

Ese mismo rechazo sufrió Virus de la mayor parte del público rockero y, peor aún, de músicos, periodistas especializados, productores. Ellos han contado que eran blanco de naranjazos en muchas presentaciones. Pero siguieron adelante con más fuerza.

Esa “superficialidad” de la banda, una banda que con el tiempo fue reconocida por (casi) todo el universo rockero al punto de entrar con sus discos en los 100 mejores de la historia del rock argentino (lista de la revista Rolling Stones armada en base a la opinión de músicos, críticos, productores y otros miembros de la industria discográfica), quedó archivada para siempre apenas un año después de la publicación del LP Wadu Wadu.

Festival solidario y desencanto absoluto

Resulta que tras el desembarco en nuestras Islas Malvinas, el 2 de abril de 1982, la genocida dictadura cívico-militar prohibió pasar por radio música en inglés. Tamaña ridiculez tuvo un costado positivo: el rock nacional que fue perseguido y censurado en los 60 y 70 vivió un momento de difusión impensado. El problema era que detrás de ello estaba la decisión de los mismos que lo habían perseguido y censurado y que habían secuestrado, asesinado, desaparecido, torturado, violado y tirado al río desde aviones a decenas de miles de argentinos y argentinas, sobre todo jóvenes.

Al Festival por la Solidaridad Latinoamericana concurrieron entre 60 y 70 mil personas, en su inmensa mayoría jóvenes sensibilizados por los chicos que estaban en las Malvinas. Fue un enorme engaño (Vía País)

Pero eran justamente los jóvenes los que estaban más sensibilizados por la guerra en el sur. En parte por el reclamo histórico sobre las islas usurpadas, pero sobre todo porque quienes estaban allá eran amigos, primos, conocidos o, sencillamente, chicos de la misma edad.

Aprovechando la volteada, la dictadura convocó a fines abril de aquel 1982 a los productores musicales Oscar López, Alberto Ohanian, Daniel Grinbank y Pity Irruñigarro, y se decidió organizar un evento masivo de solidaridad con los soldados. La entrada era ropa o alimentos no perecederos para enviar a los chicos que estaban en las islas.

El 11 de enero de 1980 debutó la banda musical platense Virus en el Club Universal de nuestra ciudad.
Virus tuvo un papel absolutamente fundamental en la corriente new wave de los años ’80 en Sudamérica junto con otras bandas como Miguel Mateos/ZAS y Soda Stereo

Al encuentro, que se hizo el 16 de mayo bajo una pertinaz llovizna en la cancha de rugby y hockey sobre césped del Club Obras Sanitarias, asistieron entre 60 y 70 mil personas. Contó con la participación de Charly García, Luis Alberto Spinetta, León Gieco, Raúl Porchetto, Litto Nebbia, Rubén Rada, Ricardo Soulé (ex Vox Dei), Dulces 16, el Dúo Fantasía, David Lebón, Oscar Moro, Pappo, Edelmiro Molinari, Antonio Tarragó Ross, Pedro y Pablo, Nito Mestre, un muy joven Ricardo Mollo y otros.

El contexto era harto complejo. Un sentimiento dual recorría a todos y cada uno de los artistas: ¿No vamos para no hacerle el juego a los dictadores? ¿Pero eso no significaría dejar de ayudar a los chicos que están en Malvinas? ¿Y cómo tomarían esa actitud los jóvenes, tan sensibilizados con la situación?

A posteriori, cuando se supo que todo había sido una burda puesta en escena en la cual se había usado la convocatoria del rock y que lo recaudado ni siquiera llegó a las islas, quizás la explicación más directa (cuándo no) llegó de parte de Charly García. “A mí no me copaba ni medio ir a ese festival. Pero fue como cuando tenés un amigo enfermo: aunque no te gusten los hospitales tenés que ir. Porque pese a todo el bullshit, los pibes que estaban peleando eran reales y bien podría haber sido uno mismo. Estar en ese festival era una forma de hacerles el aguante a ellos, no a los milicos. Había que estar”.

El grupo con imagen de superficial, cuya música inició lo que algunos inocentemente llamaron «rock divertido», se le plantó a la dictadura cuando el régimen estaba en su apogeo (Wikipedia)

Dijo León Gieco: “Lo del festival de la solidaridad fue un invento de los managers del rock para hacer algo con el tema. Todo el mundo estaba participando, pero el rock no quería formar parte del circo que fue lo de la guerra. Hasta que en un momento se decidió que había que aportar, pero no desde el triunfalismo, sino desde la paz. Al menos esa era mi posición”.

Raúl Porchetto fue el más duro. Y el que aportó la canción que los militares le “sugirieron” no interpretar, Algo de Paz. “Antes de subir al escenario, un coronel con una 45 me dijo: ‘Che Raúl, hoy no es para cantar Algo de Paz. No sé si entendés o querés que te haga entender’. Yo subí con un miedo bárbaro, pero al final la terminé haciendo. Y esa imagen de 60 mil jóvenes cantando aquel tema en medio de la guerra, dio la vuelta al mundo. Por eso, cuando alguien me dice que el festival de la solidaridad fue una colaboración, yo pienso que ‘la ignorancia es atrevida’”.

Algo de Paz, fallas de sonido de origen:

Cuando Virus fue invitado respondió “No”. Y en ese momento era una actitud realmente arriesgada. No sólo porque los militares los podían marcar, sino porque el público rockero, ya reacio a su “música ligera” y a su onda, podría crucificarlos de por vida. Pero el tiempo les dio la razón. Otra banda que se plantó fue Los Violadores, que estaban bien lejos de la música virósica con su tema Represión, entre otros.

Un antecedente tremendo

Julio Moura, tiempo después, explicó la decisión del grupo en términos muy claros. “Creo que fue una propuesta a todos los grupos en general, que nosotros sentimos como muy desagradable. No tenía nada que ver con nada. ¡De repente éramos enemigos de los Beatles! Se trató de hacernos creer que era para ayudar a la recuperación de las Malvinas, pero terminó siendo un fraude. Nosotros queríamos que se terminara la guerra, que no tenía sentido más allá de que creyéramos que las islas son argentinas. Mandar a los chicos allá y subirte a un escenario para especular, era horroroso… Lamentablemente, el momento no dio para decir todo esto, porque si decías algo, te daban un palazo en la cabeza”.

Nosotros sabíamos cómo eran las cosas, entonces nos negamos a participar y finalmente fue lo que fue”, afirmó su hermano Marcelo Moura, tecladista de la banda.

Justamente Marcelo guardaba en sus retinas una imagen que lo perseguía día y noche, de algo que había vivido muy poco tiempo antes, cuando apenas era un pibe de 16 años.

Parte de Virus y de Los Violadores, que también se negaron a participar del festival, posan frente a un afiche que promocionaba el evento. Nacía otra generación de rockeros (Vía País)

Una madrugada de verano, en 1977, un grupo de tareas de la dictadura entró a su manera a la casa de la familia Moura, en City Bell. Buscaban a Jorge, el hermano mayor de Federico, Marcelo y Julio, militante del marxista Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT), brazo político del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP).

Jorge no estaba en la casa. Mientras los integrantes del grupo de tareas le “explicaban” a la familia que tenían un integrante “subversivo” con un alto rango en la organización, Marcelo gritaba en su interior “Jorge, no vuelvas”.

Pero Jorge volvió. Y mientras era rodeado por los hombres armados, miraba fijamente a Marcelo. “Podría escribir un libro entero acerca de todo lo que decía esa mirada. Sé que cuando uno muere no se lleva nada. Yo les puedo asegurar que aún después de muerto conservaré esa mirada”, contó tiempo después el tecladista de Virus en el libro que llevó el nombre de la banda, la cual formó con sus otros hermanos, Federico y Julio, con Ricardo y Mario Serra y con Enrique Mugetti.

Jorge fue secuestrado, torturado y es uno de los 30.000 desaparecidos.

¿Música fácil? Va en gustos. ¿Letras boludas? En rigor, la inmensa mayoría tenía un trasfondo “heavy”. ¿Superficiales? Virus fue el parteaguas del rock argentino. Hay un AV/DV. Antes de Virus, Después de Virus. Pero ese es tema de otra nota. Lo cierto es que esos “chetos” que venían a romper moldes terminaron plantándole cara a la dictadura en un momento de enorme fuerza del régimen.

Federico Moura, líder de virus  (Radio Concierto)

En el segundo disco, Recrudece, publicado a fines de ese 1982, incluyeron un tema que habla sobre aquel festival, El Banquete. Un tema durísimo. Aunque la letra era indescifrable para las mentes dictatoriales.

“Nos han invitado a un gran banquete / Habrá postre helado, nos darán sorbetes / Han sacrificado jóvenes terneros, para preparar una cena oficial / Se ha autorizado un montón de dinero, pero prometen un menú magistral / Es un momento amable, bastante particular / Sobre temas generales nos llaman a conversar (…) Los cocineros son muy conocidos / Sus nuevas recetas nos van a ofrecer / El guiso parece algo recocido / Alguien me comenta que es de antes de ayer (….)

Y remataba con una frase “llena de sentido para la época”, como dice una nota publicada en La Tercera: “¡Pero cuidado! Ahora los argentinos andamos muy delicados de los intestinos…

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