Patricio Rey: 40 años de un infierno encantador

Patricio Rey

Por Mauricio Vallejos

El 28 de diciembre de 1976 eran tiempos oscuros para la Argentina. La peor dictadura de nuestra historia sumergía al pueblo en la tragedia. Como todo hecho político tiene su impacto cultural, el régimen militar había censurado todo tipo de expresión que pudiera resultarle incómoda. Es en ese contexto, en la total clandestinidad, donde surgiría una banda proveniente de la oscuridad que ha interpretado como ninguna otra a varias generaciones.

Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota nace como ramificación de la Cofradía de la Flor Solar, un espacio multicultural nacido en La Plata, donde muchos estudiantes de la UNLP se juntaban a dar rienda suelta a su creatividad. Fue allí que los primeros shows de Los Redondos eran varietés donde se mezclaba la música, el teatro y diversas artes en escena. Fue una banda cuasi clandestina durante años hasta el retorno de la democracia en 1983, donde el under salió al exterior.

En 1984 grabaron su primer álbum, Gulp!, un disco con detalles que referían a los recitales de la banda, que funcionaban cual pequeños aquelarres. Tenía un sonido que transmitía encierro y oscuridad, pero sin dejar de ser festivo. De ahí que surgieran clásicos como Superlógico, La bestia pop y el tema que resumía todo, El infierno está encantador esta noche, una canción que resume lo que significaban las incipientes misas ricoteras.

Luego, llegaría la que muchos consideran la gran obra maestra del grupo, Oktubre, de 1986. Un disco que profundiza y perfecciona lo hecho en Gulp!, con una estética muy cuidada por el artista plástico platense Rocambole. El álbum tiene un balance perfecto entre su arte y su sonido, los dibujos inspirados en la Revolución Rusa y canciones con un aire cuasi gótico, pero con referencias evidentemente rebeldes y provocadoras.

Los discos posteriores irán profundizando el sonido de la banda y llevándola de una agrupación enquistada en el under platense al fenómeno de masas más grande que este país ha visto en el ámbito cultural. Pero ¿cómo una banda con letras tan ambiguas logra movilizar a tanta gente durante tantos años? ¿Qué secreto esconde la obra del Indio Solari que lo hace trascender tanto?

Nuestro pueblo tiene sus contradicciones y sus contrastes, pero existe un sentimiento que aflora cada cierto tiempo. Los casi 6 millones de personas que fueron a recibir a la selección campeona del mundo en su regreso de Qatar, y las decenas de millones que salieron a festejar las victorias, ponen en evidencia un espíritu verdaderamente patriótico en el ADN argentino. Está claro que las clases dominantes del país no disfrutan de ese fenómeno, de ahí que no querían ver a Messi levantar la copa, porque nunca quisieron ni quieren un pueblo nación, quieren una servil semicolonia.

Patricio Rey ha sido la banda que cantó sobre ese sentimiento que no siempre está a la vista. Alguna vez el Indio Solari dijo: “Toda mi música expresa rebelión”, y no es casualidad que la generación que fue contemporánea a la banda sea la que pagó los platos rotos de la dictadura y la que fue arrollada por la noche neoliberal de los años 90. En ese contexto, una juventud sometida encontró su referencia en un grupo que expresaba el rechazo a ser el país de segunda mano que las clases dominantes sueñan.

Como nadie, Los Redondos pudieron sintetizar la rebelión, el arte y lo popular hasta décadas después de la publicación de sus primeros discos. Hace un tiempo, Los Fundamentalistas del aire acondicionado (la banda post Redonditos del Indio Solari) agotó las entradas del Palacio Ducó de Huracán, aún a sabiendas de que el legendario cantante ya no estaba en condiciones de salud para subir al escenario. Han pasado los años, pero Patricio Rey sigue ahí como un ente sinuoso que atraviesa las calles del país a través de la música, aflorando los sueños de liberación y rebelión; porque una revolución sin baile no vale la pena.

Salir de la versión móvil