Los tradicionales comercios platenses que el tiempo se llevó

Ya sea por crisis económicas generalmente ocasionadas por la destrucción de la industria nacional o bien por cambios de costumbres y moda, numerosos negocios destacados que marcaron una época fueron bajando sus persianas para siempre

tradicionales comercios

La tienda "El Siglo" marcó una época en la Ciudad, en la esquina de 7 y 54

Vencidos por la recesión económica y, en casos, por la competencia feroz que impusieron las grandes cadenas multinacionales al desembarcar en la Ciudad en su mayoría a principios de los años ´90, decenas de negocios tradicionales, que marcaron una época en la Ciudad y hoy arrancan comentarios nostálgicos de los platenses, fueron dejando paso silenciosamente a comercios que trabajan con otra dinámica.

Donde florecían tiendas tradicionales, hoy conviven bazares, vendo todo, y casas de ropa que ofrecen stocks de mercaderías generalmente importadas, en un virtual estado de oferta permanente.

Las casas que imponían su marca local fueron desapareciendo, pues no podían competir en aquellos años durante los que se destrozó la industria nacional, contra la mercadería de origen chino o coreano que llegaba a costos irrisorios; y aunque la calidad era casi descartable, la industria argentina no podía competir porque las políticas apuntaban a otra cosa, justamente a destruirla.

En la larga lista de comercios pioneros que bajaron las persianas desde comienzos de los ’90, revistan la sedería Los Dos Primos -abierta desde 1919 a 1996-, y la tienda Delmar -fundada en 1946 y cerrada en 1997-.

En esa misma lista se encontraba la tienda «El Siglo» -7 y 54- fundada en 1919. Había sido inaugurada por el empresario Félix Villarreal y cerró sus puertas en febrero de 1988. Tan importante era esta casa de ropa, que llegó a contar en 1980 con 180 empleados fijos y un personal transitorio que atendía únicamente los fines de semana. Pero le llegó el proceso de crisis económica en el país de la la dictadura militar de 1976 y con los años el personal fue disminuyendo hasta llegar a su último día atendiendo con sólo 40 vendedores.

Además de las crisis económicas a las que este país está acostumbrado, los nuevos tiempos, los cambios de vestimentas y costumbres, también jugaron en contra de locales que fueron, sin dudas, marcas registradas de La Plata, como las tiendas Casa Boo, Gath & Chaves y El Capricho. Los hombres desde hace tiempo, dejaron de usar el traje y la corbata, vestimenta con la que iban a un cine y a una cancha de fútbol hasta podríamos decir la década del ´70, y comenzaron a utilizar ropa informal cada vez con más fuerza.

UNA LARGA LISTA

En la larga nómina de firmas comerciales que cerraron sus puertas en nuestra ciudad durante los últimos años, se cuenta la Casa Girotti (marroquinería), que estaba ubicada en 54 entre 7 y 8; comenzó en 1914 como un almacén de cueros y después se transformó en una de las principales marroquinerías de La Plata.

«Se acabó un ciclo. No hay misterios ni problemas económicos y sólo se trata de una decisión personal. Queremos cerrar una etapa de gloria con una sonrisa y que la firma permanezca en el recuerdo como uno de los negocios tradicionales de la ciudad, donde siempre se vendió calidad con atención personalizada», contaba la nieta del fundador de la reconocida casa de cueros cuando se bajaron las persianas.

Al entrar al amplio local daba la sensación de que el tiempo había detenido su marcha ya que entre valijas, carteras, bolsones y otros elementos de cuero había innumerables piezas históricas que fueron parte del rico ciclo comercial que arrancó el 11 de noviembre de 1914.

El fundador de ese tradicional local fue Juan Girotti, quien desde los doce años se dedicó a trabajar con el cuero, escaló paulatinamente los grados de aprendiz y oficial y luego de varios años de experiencia en el rubro consideró apropiado independizarse para abrir su propio taller de artesanías en la casa de la calle 54, donde terminó de descubrir todos los misterios que tiene esta actividad y también ayudó a formar la Cámara de Comercio local, entre otras tareas institucionales.

Juan Girotti tuvo tres hijos y uno de ellos, Roberto, lo siguió de cerca en sus pasos y heredó el mismo espíritu de grandes emprendimientos en el rubro comercial e institucional, como así también de gran coleccionista, lo que derivó en la creación de un museo privado donde se podían apreciar las herramientas primitivas de la industria del calzado y todas las que se utilizaron luego, en la etapa de constante modernización de la actividad.

En aquel momento que se corrió el rumor del cierre, mucha gente se ofreció para comprar el local y la marca, pero los Girotti quisieron mantener la tradición y así como lo abrió un Girotti quisieron que también lo cierre un Girotti. Los memoriosos deben de recordar que este comercio se distinguió por sus vidrieras. Muchas veces se dedicaron a temas específicos, como el Mundial ’78, postales con fotos inéditas de La Plata, medallas y elementos autóctonos.

LA BEIGE Y «GATH & CHAVES»

La casa Beige no pudo escapar al destino que parece perseguir a las tiendas platenses que hacen historia. Este tradicional negocio, hay que recordar, tuvo sus años de esplendor durante la década del 50 de la mano de una familia porteña, los Levy. Por esos tiempos era frecuente que la firma ganara premios por la decoración de sus vidrieras, en competencias que organizaban las instituciones platenses con motivo de celebrarse las fiestas navideñas o los aniversarios patrios, de esos certámenes participaban los comercios más prestigiosos de la Ciudad, como Gath & Chaves (7 y 50), las tiendas Buenos Aires y El Siglo, La Parisina, La París; las sederías La Época, Lestard, Los Cyclamen, Bignoli, Cavalletti, Norland, o el bazar Parietti.

La Beige

El comienzo de marzo del 2002 marcó el adiós definitivo de la Beige y en 2003 la familia a cargo remató todos los objetos antiguos, en una subasta pública. Este comercio tradicional vendió indumentaria y accesorios por más de seis décadas en la esquina de diagonal 80 y 48, frente a la parroquia San Ponciano, y los memoriosos recordarán las escaleras y el personal con su uniforme, ¿quien no ha ido de la mano de su madre?, pues allí se vestía a toda la familia.

En 1883, el santiagueño Lorenzo Chaves y el inglés Alfredo Gath (llegado a Buenos Aires hacía dos años) trabajaban en la Casa Burgos, de capital federal, y el 8 de julio de ese mismo año fundaron «Gath & Chaves», su propio local dedicado a la venta de ropa de caballeros confeccionada con telas inglesas, en la actual calle San Martín 569. Dos años más tarde, el local ya se había trasladado y crecido incorporando un sector de ropa femenina. Esta sociedad abrió varias sucursales en todo el país y una de las más importantes estuvo en La Plata, en la esquina de 7 y 50, desde principios de los años 1900.

«Gath y Chaves» fue mucho más que una tienda, fue un lugar de encuentro de generaciones de platenses durante más de medio siglo. Cerró sus puertas el 26 de junio de 1965. El inmueble ocupaba 30 metros de frente por calle 7 por otros 36 metros sobre la calle 50, con una superficie cubierta de 3.000 metros cuadrados entre subsuelo, planta baja, primer y segundo piso. Fue adecuado para albergar la casa central del Banco Crédito Provincial . La operación de venta se concretó en la suma de 60 millones de pesos el 9 de agosto de ese mismo año, 1965. 

«Gath y Chaves» en plena construcción, corrían los principios de los años 1900 en La Plata

Otros comercios históricos que bajaron sus persianas: Casa Boo (cadena de tiendas), en 12 y 58;  Torjo Sport (indumentaria), en 49 y 5; Confortcinco (artículos para el hogar), en 5 entre 49 y 50; Vecchioli (¿quién no ha comprado un regalo para un casamiento allí?) que estaba en 48 casi 6, y en los últimos tiempos se había mudado a 55 entre 8 y 9; La Epoca (sederia), en 7 y 46; Grecco (artículos para el hogar), en diagonal 80 entre 3 y 4; la Perfumería «El Rubio», tal vez la más antigua de la Ciudad, en diagonal 80.

Además debemos recordar a Bastons (indumentaria deportiva), 51 entre 7 y 8; Llenas (perfumería), diagonal 80 y 47; Elvira (artículos regionales), 8 entre 53 y 54; y San Jorge (indumentaria), diagonal 80 entre 3 y 4. También dejaron de atender a sus clientes La Elegancia (sedería), 10 y 47; Alaska (peletería), diagonal 80 y 47; Ivonne (perfumería), 5 y 50; Montequín (indumentaria), 5 entre 49 y 50; Confitería Rubén (salón de fiestas), 11 y 50; Casa Morelli (indumentaria), diagonal 80 entre 49 y 50; FIOL, (marroquinería), 47 entre 7 y 8; De Franco (artículos para el hogar), 47 entre 7 y 8; Rommers (ropa fina de mujer), 47 entre 7 y 8; Casa Roy (indumentaria), 7 y 47; e Ibáñez (bazar y juguetería), en 49 entre 5 y 6.

VECCHIOLI 

Empujado un poco por la crisis económica, otro tanto por la edad y mucho por los cambios de hábitos de los platenses, el propietario de la tradicional «Casa Vecchioli» -una de las más importantes «regalerías» de la Ciudad, fundada en 1924 que supo venderle antigüedades, cristales y porcelanas, entre otros muchos finísimos artículos, a varias generaciones de platenses- decidió cerrar para siempre en diciembre del año 2000. «La gente confundía el apellido del negocio con el mío, y hace ya años que me llaman Vecchioli», señalaba el señor De Piero en aquel tiempo, aunque en realidad a esta firma la fundó su suegro.

Antes de tomar la determinación de bajar las persianas, este hombre nacido en el Friuli, Italia, analizó la posibilidad de modificar ligeramente el ramo para estar más en sintonía con la actual demanda de los platenses. «Hasta pensé en cambiar el nombre del negocio -decía- y vender artículos más comunes, como un bazar más. Pero me pareció que no era lo correcto. Mi suegro y yo nos distinguimos por la calidad de nuestros artículos, por las antigüedades, por las cosas exclusivas, por ir a buscar lo que el cliente quería. Así que lo pensé, y llegué a la conclusión de que vender platos y vasos no me interesaba», sostuvo De Piero en aquel diciembre del 2000.

Una historia de sacrificio y trabajo había detrás de sus mostradores. El dueño de «Vecchioli» recordaba que el negocio al que él se había incorporado como empleado tras casarse con María Amelia Vecchioli dejando atrás sus actividades en una empresa de pinturas, fue ganado por las llamas para dejar en ruinas al local que ni siquiera contaba con un seguro.

«Nemesio Vecchioli -cuenta- era italiano y empapelador, y de sus hijos uno vendía papeles para decorar y el otro fue un destacado pintor impresionista. Fue así que Nemesio abrió en 1924, en un local alquilado de la calle 8 entre 51 y 53, con la ayuda de su hermano Francisco, una casa de Decoración. Esa casa con el tiempo se fue ampliando y extendiendo sus rubros hasta el año 1930, cuando se mudó a otro local también alquilado de avenida 7 entre 48 y 49, incorporando regalos de mucha categoría, artículos de iluminación, porcelanas importadas, etc. Fue una casa muy importante que funcionó atendiendo a personalidades de la Ciudad hasta el 31 de diciembre de 1952, cuando un incendio se llevó todo lo que había».

«El fuego atacó a varios locales de calle 7 -recordaba De Piero- como a «Casa Macchi», que vendía ropa para hombres; a la zapatería de damas «Norlan»; a la joyería «Leiger»; a la cigarrería «Garat» y a la zapatería «Podestá». Pero nuestro comercio fue el más afectado, había allí artículos que sumaban más de un millón de pesos de la época, una verdadera fortuna, porque aquello era un auténtico museo. Y mi suegro quedó tan afectado, que dijo que no abriría nunca más».

«Fue entonces que para levantarle el ánimo -añadió De Piero en esa entrevista de un diario local- le dije a Nemesio Vechiolli que no me podía hacer eso, que me había hecho dejar la empresa y no podía dejarme en la calle, y que yo estaba dispuesto a empezar todo otra vez de cero junto a él. Y así fue que en cuatro meses alquilamos otro local en 48 entre 5 y 6, con créditos y consignaciones, y en abril del 53 volvimos a abrir. A partir de entonces, en cinco años alcanzamos todavía más éxito que el que tuvimos en calle 7, y pudimos comprar el primer local. Nemesio falleció en 1965, y luego continué solo allí hasta 1992».

«Después llegaría un breve paso por diagonal 74 y 46, y finalmente, desde el año 93 hasta el destino final de 55 entre 8 y 9. Esos cambios en las costumbres nosotros la empezamos a notar hace más o menos unos diez años. Hasta allí, nuestra clientela estaba compuesta por arquitectos, por gente que se sentía comprometida a realizar un buen regalo, por amantes de las antigüedades, por gente distinguida que buscaba exclusividades. En aquel momento se decidió ponerle punto final a ese negocio familiar que funcionó durante 76 años».

EL «BAZAR X» 

Pero en homenaje a todos estos comercios ya desaparecidos, me quiero referir a uno en especial que todos los que peinamos canas recordamos desde nuestra infancia: siempre me atrajo el “Bazar X”, este gran bazar y juguetería que ya no está y donde ahora existe una galería de locales gastronómicos, sobre 50 entre 5 y 6; ¿quién no habrá soñado con algún juguete de su gran vidriera?.

Fue fundado por el señor José De Diego, conjuntamente con Francisco Sánchez , Felipe García y José Pazos, al retirarse estos dos últimos, se incorporaron un hijo de De Diego  y el Sr. Maximo Ibáñez.

Al cumplir 50 años el tradicional negocio en el año 1955, el Sr. De Diego contaba a un cronista que lo entrevistaba que se había venido de España a los 20 años, que el primer bazar se había establecido en diagonal 80 N° 1022, pasando en 1910 a 51 entre 5 y 6 y finalmente desde 1931 donde dejó ese lugar y se estableció definitivamente en calle 50 entre 5 y 6.

Bazar X ya en demolición, en 50 entre 5 y 6

Y relataba  el por qué del nombre Bazar X: «Había uno en  Madrid que se llamaba igual», y rememoraba que por su negocio habían pasado Dardo Rocha, el sabio Spegazini, Ameghino, como así también que vendían artículos para la pintura artística y dibujo, y por eso pasaron Emilio Cutaret, Atilio Boveri, de Santo y otros.

En fin, el tiempo pasó inexorable y este tipo de comercios, estoy seguro, perduran aún hoy en el recuerdo de tantos platenses que recorrían sus vidrieras con gestos de asombro por la buena cantidad y calidad de la mercadería que exhibían.

Diagonal 80 desde 1 hasta 7 concentraba a varios comercios tradicionales

FOTOS COLECCIÓN LA PLATA MAGICA

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