El enigmático regreso de Black Mirror

Black Mirror

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Por Mauricio Vallejos (Black Mirror)

Desde su llegada al aire pocas series abordaron una temática con la crudeza de Black Mirror. La serie de origen británico aborda la relación del hombre y la tecnología, con un formato, donde cada capítulo es una historia diferente.

La serie nació originalmente en el Canal 4 de Inglaterra, y a partir de su tercera temporada fue comprada por Netflix.

Lo efectivo de Black Mirror fue su contundencia. El primer episodio se llama “el himno nacional”. En él se plantea el secuestro de una Princesa británica, y el secuestrador pide para liberarla que el Primer Ministro salga en cadena nacional y tenga sexo con un cerdo. Al ver eso a nadie le quedó dudas de lo que vendría.

En ese sentido, si bien el programa no busca tener un mensaje anti tecnológico, si es cierto que cuestiona que sucede cuando las herramientas que “facilitan la vida” se salen de control ¿hasta qué punto controlamos las máquinas que facilitan nuestra vida?

Las dos primeras temporadas fueron excelentes, pero la tercera (la primera que realizó Netflix) fue gloriosa. Muchos de esos capítulos hoy son enseñados en escuelas y facultades de todo el mundo.

No obstante, el nivel de la serie bajó en la cuarta temporada, y la quinta fue considerada una tumba para el programa. Las historias perturbadoras fueron reemplazadas por tramas más pensadas para las familias y la esencia de la serie fue afectada.

En esencia, el capítulo llamado “Rachel, Jack y Ashley Too” protagonizado por Miley Cyrus fue la gota que colmó el vaso. Muchos vieron en el episodio algo más parecido a una serie de Disney Plus que a Black Mirror.

Charlie Brooker, creador de Black Mirror, descartó continuar la serie tras la quinta entrega. Pero no mantuvo su palabra y Netflix estrenó el tráiler de lo que será la sexta temporada. Habrá que esperar si hay un regreso a los orígenes o la decadencia continúa.

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