El día que murió la música

El 3 de febrero de 1959 es una fecha clave en la historia de la música en general y del rock en particular. Ese día, tres de los principales pioneros del rock and roll murieron en un hecho fatídico que reúne todos los elementos que llevan a repensar la vida una y otra vez. La historia

En Clear Lake (Iowa, EEUU), donde se produjo el fatal accidente, hay un altar permanente en homenaje a los tres músicos

La escena inicial de la película Match Point de Woody Allen, protagonizada por Scarlett Johansson y Jonathan Rhys Meyers, consta de una reflexión tan simple como profunda. “La gente tiene miedo a reconocer que gran parte de la vida depende de la suerte, (porque) asusta pensar cuántas cosas escapan a nuestro control”. La imagen que se utiliza es perfecta: el momento en que una pelota de tenis pega en el borde de la red y, durante una milésima de segundo, permanece en el aire sin que se sepa de qué lado caerá. A veces, de eso depende la vida.

Y a veces, los planetas se alinean de tal manera que la vida nos golpea con la misma “delicadeza” que lo haría un tren de alta velocidad. Es cuando nos preguntamos una y mil veces ¿por qué? “Es una pregunta que no tiene respuesta”, diría el Luis Brandoni actor.

Un micro sin calefacción en medio de un invierno imposible y una moneda al aire son dos de los elementos -seguramente entre muchos otros- que se conjugaron para que el 3 de febrero de 1959, en el estado norteamericano de Iowa, tres pioneros del rock and roll, todos con un futuro literalmente sin techo, perdieran la vida al mismo tiempo siendo jovencísimos.

Hablamos del hecho que la prensa y los historiadores bautizaron para siempre como El día que murió la música. Ese día, en un tremendo accidente aéreo, perdieron la vida Buddy Holly, de 22 años, quien fue tan influyente que, con el tiempo, John Lennon, Paul Mc Cartney, Mick Jagger y Freddy Mercury, entre muchos otros, lo nombraron entre los músicos que más huella les dejaron; The Big Bopper, de 28 años y dueño de un número 1 en ventas desde el año anterior (1958), y Ricthie Valens, el mexicano-estadounidense de apenas 17 años que dos meses y fracción antes del accidente había grabado dos de las canciones que, hasta la actualidad, se encuentran entre los mayores clásicos del rock de todos los tiempos, como Donna y La Bamba, además de crear el riff de guitarra con que empieza ese último tema, considerado un “imprescindible” por músicos y musicólogos.

De izquierda a derecha: The Big Bopper, Buddy Holly y Ritchie Valens

Del teléfono público al éxito absoluto

Richard Steven Valenzuela Reyes nació en Los Ángeles, California, el 13 de mayo de 1941. Desde chico mostró inclinación por la música, y fue su padre quien lo impulsó a aprender a tocar la guitarra. Pese a que era zurdo, dominó el instrumento con la mano derecha.

En el colegio, con apenas 15 años, se convirtió en integrante de un grupo preexistente llamado The Silhouettes.

A principios de 1958 fue descubierto por Bob Keane, presidente de la discográfica Del-Fi Records, quien le aconsejó cambiar el nombre; fue así que Richard Valenzuela se convirtió en Ritchie Valens.

En noviembre de ese año, Valens grabó su primer disco sencillo con el tema Come On, Let’s Go en el lado A y Framed en el lado B. Ese mismo mes y año grabaría su segundo simple, que significaría su definitivo paso a la fama: la canción romántica Donna (lado A), que Richard cantó por primera vez en un teléfono público para su novia Donna Ludwig, alcanzó el puesto Nº 2 del Billboard Hot 100, la lista de ventas de discos de los Estados Unidos; en tanto, La Bamba (lado B), a pesar de estar cantada en castellano, llegó al lugar 22 de esa lista e hizo bailar a medio país del norte.

Como dijimos, Ritchie Valens creó con su guitarra uno de los riff más sencillos y populares del naciente rock and roll como introducción de La Bamba. Algunos músicos lo ubican en el estrado de “los riffs imprescindibles”.

Come on Let’s go (Ritchie Valens – 1958)

Donna (Ritchie Valens – 1958)

El músico más influyente de su generación

Buddy Holly nació el 7 de septiembre de 1936 en Lubbock, Texas. Estaba predestinado a ser el rey del rock and roll. Pero la pelotita de tenis cayó del lado equivocado aquel 3 de febrero de 1959.

Trabajó junto a sus hermanos en la pyme de la construcción que fundó su padre, aunque desde pequeño ya tenía una guitarra en las manos. Con sólo 5 años, Buddy y dos de sus hermanos ganaron un premio en un festival de su pueblo natal.

Al despertar la década del 50 comenzó a actuar en clubes chicos, siempre haciendo música country. Pero muy pronto se inclinó hacia el rock.

En enero de 1955 tuvo una experiencia “religiosa” que lo marcó definitivamente. Elvis Presley fue a tocar a su pueblo y Buddy, su gran admirador, entró al camarín. ¿Elvis lo echó? Todo lo contrario: lo invitó a tocar la guitarra con él en el show del día siguiente.

En 1957 grabó con su banda The Crickets el éxito That’ll Be the Day, y ese mismo año publicó el súper éxito Peggy Sue. En su corta trayectoria editó tres álbumes de estudio y se erigió en uno de los músicos de la primera camada del rock and roll más influyente de la historia.

That’ll be the day (Buddy Holly & The Crickets – 1957)

Peggy Sue (Buddy Holly & The Crickets – 1957)

El Gran Bopper, DJ y pionero del rock and roll

Jiles Perry “JP” Richardson Jr., más conocido como The Big Bopper (El gran Bopper), nació el 24 de octubre de 1930 en Texas. Músico, compositor y disc jockey de radios, por su estilo y su voz se convirtió en una de las primeras estrellas del rock and roll.

Su mayor éxito fue Chantilly Lace, tema que en 1958 llegó al puesto número uno en ventas en los EEUU y ocupó el podio de los más escuchados del año.

Chantilly Lace (The Big Bopper – 1958)

Gira fatal

Buddy Holly, Rtchie Valens y The Big Bopper unieron sus caminos en 1959, cuando formaron parte de la gira denominada Winter Dance Party (Fiesta de baile de invierno)… Y la pelotita de la vida cayó del lado equivocado.

Viajaron cientos y cientos de kilómetros en un micro en mal estado y sin calefacción en medio de un crudo invierno. La gira cubría nada menos que 24 ciudades. Entonces, Buddy Holly, luego de que tocaran en Clear Lake, en el estado de Iowa, decidió alquilar un pequeño avión para ir a la próxima localidad.

En la aeronave entraban solamente el piloto y tres personas. A Ritchie Valens le daba temor volar, pero como el frío en el micro era insoportable, aceptó jugar a cara o seca por un lugar en el avión con Tommy Allsup, otro músico de la gira. El sorteo favoreció a Ritchie.

El afiche promocional del concierto del 3 de febrero de 1959 de la Winter Dance Party, que nunca se llegó a realizar (crédito imagen: Pinterest)

En la madrugada del 3 de febrero de 1959, en medio de una tormenta de nieve, la avioneta cayó en picada. Buddy Holly (22), Big Bopper (28), Ricthie Valens (17) y el piloto murieron en el acto.

Desde entonces, el 3 de febrero fue nombrado como El día que murió la música. Numerosos y conocidos artistas han dedicado letras de canciones al trágico suceso, entre ellos Don McLean en su emblemático tema American Pie.

En el lugar del accidente se ha montado un santuario (ver foto principal de esta nota).

Así quedó la avioneta en la que viajaban los tres jóvenes músicos (crédito imagen: Diario El Norte)

Bonus track.- Don McLean (American Pie, subtitulada en español – 1971)

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