Dicen que la canción completa estaba en la mente de Freddie Mercury. Y desde hacía varios años. Incluso el solo de guitarra que tocaría Brian May, al punto que el cantante y tecladista de Queen le grabó una guía con el piano. La cuestión es que el propio May, el bajista John Deacon y el baterista Roger Taylor le dijeron a Freddie sin dudar: “hagámosla”.
Dicen también que la primera vez que la escuchó, el mismísimo Elton John comentó con cara de pocos amigos: “Están muy locos”.
Demás está aclarar que los ejecutivos de las discográficas se negaron rotundamente cuando los integrantes de la banda, en aquel verano de 1975, les dijeron que querían que Bohemian Rhapsody (Rapsodia Bohemia) fuese el primer corte del álbum A nigth at the opera (Una noche en la ópera), que sería el cuarto LP del grupo en dos años.
Pongámonos en contexto. Como dijimos, mediados de los 70. En las radios, tanto europeas como estadounidenses, sonaban temas de tres minutos promedio con estribillos pegadizos y letras de amor o de desamor, pero nada complejas. En los boliches bailables sonaban las mismas canciones, mezclados con mucho funk que iba anticipando la era de la música disco. The Beatles se había separado y The Rolling Stones aún disfrutaba de las mieles de “Ya sé que es solo rock and roll, pero me gusta…” ¿Para qué complicarse la vida?, se preguntaban los popes de la industria musical.
Pero no…tuvieron que aparecer esos cuatro muchachitos con esa estrafalaria composición que no respetaba un solo mandamiento del decálogo del “éxito musical seguro”.
Repasemos. Rapsodia bohemia duraba 6 minutos. Pero ese, si bien era un “problema”, no era el más grande. No tenía estribillo. ¡No tenía estribillo! Ni pegadizo ni no pegadizo. La canción estaba estructurada en 6 partes que, entre otras cosas, incluían una introducción a capela, un segmento operístico que solamente lo podía interpretar un coro de decenas de personas, y una coda (sección musical a modo de epílogo que suele utilizarse en música clásica).
La canción está construida con seis secciones diferentes: una introducción coral, una balada que hace las veces de tema principal, un solo de guitarra, una sección operística, una sección de rock y, finalmente, una coda que regresa sobre la forma de la balada principal
¿Algo más? Claro, la letra. Indescifrable. Incomprensible. Y por momentos, realmente inquietante. Un hombre confiesa un crimen. ¿O un suicidio? Pero si se trata de un crimen, lo peor es que al final parece sentirse liberado. Y en medio de todo ello, referencias religiosas, Dios y Belcebú. “Mama mía, mama mía”, dice la letra. ¡Madre mía!, exclamaron los dueños de la discográfica.
La cuestión es que los cuatro integrantes de Queen y su productor, Roy Baker, le entregaron a Kenny Everett, famoso DJ de ese entonces, una copia de la canción con la indicación expresa de que nunca la pasara en la radio…mientras le guiñaban el ojo.
Everett, un DJ con experiencia y picardía, comenzó a captar la atención del público reproduciendo partes del tema. Cuestión que, en pocos días, un aluvión de oyentes le pedían a gritos que lo pasara completo. A la semana siguiente, Rapsodia Bohemia llegó a sonar hasta 15 veces diarias a pedido de la gente, que preguntaba dónde podía comprar el disco.
Así, una canción que tiraba por la borda todos los manuales de la industria musical, se convirtió en la número uno de casi todas las listas de éxitos de Europa. Y 43 años después, exactamente el 12 de diciembre de 2018, en el tema más escuchado del mundo en el siglo XXI, tras superar las 1.600 millones de reproducciones en las distintas plataformas de streaming.
El productor Roy Thomas Baker confió cierta vez que Freddie Mercury “tenía papeles por todos lados, dibujos y pequeños garabatos en lápiz y en papel. Era como un pequeño caos para dar armonía a una complejidad maravillosa”. Una suerte de pequeño Mozart componiendo, afiebrado, para Salieri.
CÓMO SE GRABÓ
La grabación de Rapsodia Bohemia comenzó el 24 de agosto de 1975 en un estudio de Gales y duró ¡tres semanas! Cada sesión diaria se prolongaba entre 10 y 12 horas, durante las cuales los cuatro miembros de la banda cantaban sus partes una y otra y otra vez: se necesitaron 180 grabaciones separadas para lograr la versión definitiva.
Cuando el disco simple se lanzó a la venta, se trató de “la canción más cara de producir de toda la historia”. No obstante, la discográfica EMI (en Europa) y Elektra (en EEUU) recuperaron toda la inversión y, hasta hoy, siguen ganando dinero gracias a la creación de Freddie Mercury.
Solamente la sección operística, de un minuto y 5 segundos de duración, llevó una semana para grabarse. “Lo más curioso de todo es que nadie sabía con certeza cómo sería el resultado final al unir las diferentes partes. Salvo Freddie, que lo tenía todo en su cabeza desde hacía años”, dijo Brian May.
Ni bien salió a la venta, Bohemian Rhapsody permaneció dos meses y medio en forma ininterrumpida en el número uno de las listas británicas.
Casi medio siglo más tarde, está considerada por músicos, críticos y productores como una de las más grandes composiciones de rock de toda la historia (para muchísimos, la más grande). Y el solo de guitarra de Brian May, que también compuso en su cabeza Freddie Mercury desde mediados de los años 60, se encuentra entre los mejores 20 solos de rock de todos los tiempos.
SIGNIFICADO
En uno de los análisis más lúcidos que se ha realizado sobre el significado de la canción, César Muela, en +DB, escribió en mayo último que “la hipótesis que más fuerza ha tomado es que se trata de una manera de Mercury de aceptar su bisexualidad”.
“Cuando se grabó la canción, él tenía una relación con Mary Austin, con la cual vivió durante años y a la que dejó una fortuna en herencia (incluyendo su mansión en Kensington, Londres). Sin embargo, en la época de apogeo de Queen, por lo visto, empezaron a distanciarse y, finalmente, Freddie confesó que le fue infiel con un hombre”.
“Esto, que parece más el argumento de una telenovela -añade el periodista-, puede ser el germen de un gran conflicto interno para el artista, que quizá reflejó en Bohemian Rhapsody. Ese “Mama I’ve just killed a man” (Mama, acabo de matar a un hombre) puede referirse a la muerte metafórica de él como hombre heterosexual. Y, claro, hay quien asegura que ese “Mama mia let me go” (Mama mia déjame ir) se refiere a Mary Austin”.
Otras teorías han apuntado al trauma que Mercury enfrentó cuando tuvo que abandonar su Zanzibar natal siendo niño. Otras hipótesis plantean un significado más literal, es decir, un hombre que ha matado a otro y que tiene miedo de las consecuencias que ello pueda traerle.
En fin, tanto se ha debatido y escrito sobre el significado del tema, que más vale citar las palabras del propio autor: “Es una de esas canciones que tiene un toque fantasioso. Creo que la gente solo debería escucharla, pensar sobre ella, y entonces llegar a una conclusión propia de lo que significa para cada uno”.
Video.- Bohemian Rhapsody -subtitulada en español- (A night at the opera – 1975)