Los acontecimientos de la realidad no dependen del cambio de año, ese poder es nuestro

Creer que las cosas serán mejores en la línea de un instante es tener esperanza y es muy bueno que así sea. Pero la realidad no varía por sí sola. Entre las 23:59 del 31 de diciembre de 2020 y las 00:01 del 1 de enero de 2021, lo único que se modifica es el mes, el día, la hora, el año. Claramente los verdaderos cambios, si los hubiera, los hacen las personas inmersas en un tiempo que inexorablemente es una repitencia de días que se suceden, unos a otros.

Despedir el 2020 esperando que el 2021 sea mejor es un deseo válido, pero no mágico. Solo basta recordar la despedida del 2019 donde se creía que el 2020 sería una nueva posibilidad para una perspectiva optimista de los meses por venir. Sin embargo, no fue así, Muy por el contrario, era el momento de refugiarse en el dicho popular “mejor malo conocido, que bueno por conocer”.

Las personas somos siempre las responsables de un año mejor. De los verdaderos cambios. Desde los ejemplos más simples o pequeños a los más intricados, la trama de una conexión nos atañe de la misma forma que el avatar que nos conecta, nos da la posibilidad de demostrar que una acción positiva aquí repercutirá de alguna manera a miles de kilómetros.

La teoría puede verse al reverso. Solo basta con pensar, justamente en el 31 de diciembre de 2019, el día final donde se cree lo viejo se deja y lo nuevo renueva. En esa jornada se conocieron los primeros casos de neumonía detectados en Wuhan, fueron reportados a la OMS. Se trataba de un virus desconocido, se sabía que los casos habían ocurrido entre el 12 y el 29 de diciembre. Algo sobrevino, desconocíamos qué. Un laboratorio. Un experimento. Un animal. Aún no se sabe. Pero demuestra que lo acontecido nos conectó. ¿Positivamente? ¿Negativamente? ¿Podemos determinarlo?

El verdadero cambio está en nosotros mismos. Una muchedumbre tomando el Capitolio en Estados Unidos demuestra que el ADN de la violencia y la intolerancia está en todos lados. Son réplicas de otros momentos del pasado, del presente y sin dudas, del futuro. La magia no está dada entre el final de un día y el principio del otro. Solo el milagro de la vida y de poder ver un nuevo amanecer. Lo demás debe ser pulido, trabajado, adecuado. La magia real está en las cosas de todos los días para un mundo mejor.

Si paseamos nuestra mascota levantamos sus desechos. Si somos políticos y pedimos igualdad de condiciones nos rebajamos los sueldos siderales. Si tengo la suerte de tener un vehículo, al girar pongo el guiñe avisando a mi semejante la maniobra que voy a hacer. Si los jubilados del país que amo ganan miserias, lucho por mis pensiones y trato de no pagar ganancias, pero dono ese dinero a entidades e instituciones que lo necesiten. Si soy artista callejero pido permiso para hacer un mural y embellecer mi ciudad. Si soy candidata o candidato no ensucio con mi nombre los frentes de las casas de la misma ciudad que quiero representar. Si puedo voy a reciclar mi basura para que el planeta tenga una oportunidad más con mi accionar. Si soy funcionario me preocuparía al ver tantas rejas en las casas de familias por los hechos delictivos y actuaría para revertirlo. Si tengo una moto respetaría los semáforos, usaría casco y no cruzaría a velocidad por el medio de la plaza. Si tuviera una empleada en mi casa la pondría en blanco y trataría que su sueldo no surja del Estado y sentiría vergüenza solo de pensarlo. Si fuera automovilista respetaría siempre las señales de tránsito y la prioridad del peatón.

Marco Tulio Cicerón​ fue un jurista, político, filósofo, escritor y orador romano. ​Es considerado uno de los más grandes retóricos y estilistas de la prosa en latín de la República romana. Dijo: “Si hacemos el bien por interés, seremos astutos, pero nunca buenos”. No hay magia, apenas es un truco. Simple y eficaz. Pero si sale, si se lo practica bien nos aseguramos un 2021 lleno de buenas cosas. No se trata de esperanza, sino de hacer nuestra propia realidad, depende de nosotros. El tiempo solo nos lleva en su viaje, pero las acciones siempre son nuestras porque los acontecimientos de la realidad no dependen del cambio de año, están en el andar de cada día. El poder es nuestro.

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