¿Quién paga el pato, Donald?

Mientras Trump alienta insurrecciones y luego baja el tono para evitar un ya inevitable juicio político, su “no política” sanitaria llevó a los EEUU en general, y a California y Los Angeles en particular, a un estado de situación desesperante: en los hospitales de esa ciudad deben elegir a quiénes atienden y a quiénes no. ¿Pagará alguien por ello? En tanto, en estos lares se sigue sin comprar el diario del lunes que escriben en el norte a pulso de infectados y muertos

Donald Trump (La Voz de Galicia)

“El número de casos y muertes del virus chino es muy exagerado en los Estados Unidos, debido a los CDC (centros de control y prevención de enfermedades). Usan un método de determinación ridículo en comparación con otros países (…) ‘En caso de duda, llámalo Covid’. ¡Noticias falsas!”.

Este tuit no fue escrito por uno de los fanáticos que participan, en cualquier gran ciudad del mundo, de las manifestaciones anticonfinamiento, antibarbijo, antivacuna y antitodo. Lo redactó el 3 de enero el presidente saliente de los EEUU, Donald Trump. Tres días después, desde la misma cuenta de Tweeter, el mandatario alentaba a un importante grupo de descerebrados a tomar el Capitolio, edificio que alberga al Congreso.

El mundo quedó paralizado viendo imágenes que parecían sacadas de la peor película de ciencia ficción. Pero no fue ficción. Murió una mujer dentro del Congreso, y cuatro personas más como producto de un acto de provocación extrema que le podría costar a Trump la inhabilitación para ejercer cargos públicos en el futuro, si es que prospera el juicio político que impulsan los demócratas.

Pero Trump ya no es sólo Donald. En EEUU creció de manera alarmante lo que algunos denominan trumpismo. Por caso, 74,2 millones de estadounidenses apostaron a la reelección del magnate frente a 81,2 millones que votaron por Biden. Son muchísimos.

Tres días antes de la toma del Capitolio que él alentó, Trump cuestionó los datos sobre contagios y muertes por Covid en EEUU (BBC)

Y la inmensa mayoría cree que hubo fraude; miles y miles integran la nefasta secta QAnon, recientemente calificada como “una amenaza de terrorismo nacional” por el FBI (ver nota EEUU: ¿los terroristas están en casa?); cientos de miles piensan como y apoyan a quienes tomaron el Capitolio, y hasta se vio un video de una mujer que estaba a punto de asumir como congresista y que, antes de ingresar al recinto, gatilló un arma y se la puso en la parte de atrás del pantalón. De película. Pero no. Nada es broma.

A este lo atendemos, a este no

Hablemos de Covid. Pues mientras la TV nos muestra los cruces verbales entre Trump y Biden, lo cierto es que la “no política” del multimillonario -que nos recuerda a Biff en la parte II de la extraordinaria saga de Volver al Futuro- en materia sanitaria, ha puesto en estos días a los Estados Unidos al borde de una situación de la cual puede resultarle muy difícil regresar.

Con más de 4.000 muertos por día (casi 4.500 tan sólo 24 horas atrás) y cerca de 400 mil fallecidos desde que empezó la pandemia a nivel país, en la ciudad de Los Angeles -la más castigada actualmente- las ambulancias han recibido la orden de no llevar a los saturados hospitales a “pacientes con pocas posibilidades de sobrevivir”, informó la CNN.

“Hace dos meses sólo había 791 personas hospitalizadas. Hoy son casi 8.000. Y el 22 por ciento está en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI)”, informaron las autoridades de esa mítica ciudad norteamericana al sitio Milenio, para disparar: “Desde noviembre, las muertes por Covid-19 se incrementaron más de 1.000 por ciento”.

Sí, Los Angeles y el estado de California que la alberga están literalmente explotados. La cadena CNN aseveró que la ciudad atraviesa “el peor desastre humanitario en décadas”, y citó a las autoridades sanitarias locales para puntulizar que “muere una persona cada 8 minutos por coronavirus”.

Biff Tannen, el villano de Volver al Futuro, un retrato anticipado de Trump: la película fue rodada en 1989 (Excelcior.com)

“A inicios de noviembre fallecían 12 personas por día a causa de la Covid-19; ya para finales de ese mes morían más de 200 cada 24 horas”, añadieron. Y ante la falta de políticas, todo fue a peor.

Así las cosas, el alcalde la ciudad, Eric Garcetti, el 8 de enero declaró: “ayer tuvimos 259 muertes por coronavirus, una más que todos los homicidios de 2019”.

“Siempre estuvo difícil la situación, pero de noviembre para acá fue una locura”, comentó la dueña de una florería, Ana Román. Tras contar que no dan abasto con los pedidos de coronas, aseguró que hay personas que van “por dos familiares en un mismo día”.

Las autoridades del estado de California ya tomaron la decisión de convertir a Disneylandia, a los parques feriales y a los estadios de béisbol en centros de vacunación.

Y no es para menos. California “tardó” seis meses en llegar a los 10 mil fallecidos por Covid-19 desde el inicio de la pandemia, en tanto que en apenas un mes pasó de los 20 mil a los 30 mil, número que se alcanzó el lunes de esta semana, de acuerdo a información de la Universidad Johns Hopkins, la creadora del mapa mundial de Covid-19.

Datos actualizados al martes 12, dicen que EEUU tiene un promedio diario de 244.519 casos. California aporta a ese total 41.887 infectados por día, Texas 21.247, y Nueva York y Florida entre 15.000 y 16.000 cada estado.

Desde que empezó la pandemia, EEUU ya sobrepasó los 22.838.952 positivos (dato de hace 24 horas) y, como se dijo, está a un paso de los 400.000 muertos (anteayer, 380.679).

“Este es, sin duda alguna, el periodo más sombrío de toda mi carrera”, aseguró el médico encargado de la Unidad de Cuidados Paliativos del hospital Santa María (Apple Valley, California), uno de los tantos que ya no tienen lugar para atender a todos.

Por caso, el hospital Martin Luther King Jr., en Los Angeles, cuenta con 131 camas y tiene 215 pacientes, la inmensa mayoría con Covid. Allí adaptaron la capilla y la tienda de regalos para convertirlas en salas de atención. También montaron una carpa afuera. Hay gente en los pasillos. Y los médicos de la Guardia Nacional llegaron ayer para auxiliar al desbordado personal de salud del centro.

“Si Los Angeles es el epicentro del mundo, esta comunidad es el epicentro del Covid en Los Angeles”, dijo la directora del hospital, Elaine Batchlor.

Ahora bien, la pregunta del millón (o al menos la que nos hacemos en 90lineas.com) es la siguiente: los líderes mundiales que no sólo ignoraron sino que hasta se burlaron del coronavirus, ¿van a pagar por ello?

Porque si bien el virus se ensañó con el mundo entero (y por estas pampas, tan flexibilizadas, está arrojando un número más que preocupante de casos diarios), lo cierto es que en muchas naciones, incluso del denominado mundo desarrollado, la reacción tardía, la negligencia, el negaciocismo, los discursos antitodo, o la irresponsabilidad absoluta de sus dirigentes y gobernantes (como cada uno quiera llamarlo) llevaron a la muerte a una cantidad enorme de personas que, de otro modo, sin duda alguna hubiese sido mucho menor.

Merkel, al hueso: 10 semanas más de confinamiento

En tanto, en Gran Bretaña se volvió a registrar un nuevo récord de muertes por Covid-19 en las últimas 24 horas. Fueron 1.564 personas, lo que llevó el total desde el inicio de la pandemia a 84.767, la cifra más alta de Europa junto con Italia.

Inglaterra atraviesa en estos días su “tercer cierre nacional”, al igual que Escocia, Gales e Irlanda del Norte.

Mientras tanto, la canciller alemana, Angela Merkel, anticipó que si los casos siguen la tendencia al alza que vienen registrando en esa potencia europea extendería el confinamiento entre 8 y 10 semanas (dos meses y medio).

“La propagación por el país de la variante británica del coronavirus podría multiplicar por 10 la incidencia acumulada en los próximos tres meses”, informó el diario Bild.

En ese contexto, durante una reunión con parte del bloque de diputados conservadores, Merkel habló de la necesidad de adoptar “medidas duras” en los siguientes 60 días.

“Si no logramos parar esa variante británica, para Semana Santa tendremos una incidencia diez veces mayor”, anticipó, para insistir en que “se necesitan aún entre ocho y diez semanas de duras medidas”.

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