Covid-19: ya somos peores

Muchos soñaban con un mundo más solidario tras la pandemia. Pero mucho antes de su fin, ni bien aparecieron las primeras vacunas, las “naciones más ricas y las multinacionales farmacéuticas” están haciendo su juego: el 95% de las dosis se concentran en apenas 10 países, mientras que un solo estado pobre (Guinea) recibió ¡25 vacunas! “El mundo está al borde de un fracaso moral catastrófico”, advirtieron desde la ONU

Guinea recibió en los últimos días 25 vacunas para la Covid-19. Una verguenza mundial. Dura advertencia de la OMS sobre la inequidad en el reparto de las dosis (Afrik 21)

Bartolo era un niño que un día sembró un cuaderno en un macetón. Lo regó, lo cuidó, y cuando menos lo esperaba, ¡trácate!, brotó una planta tiernita que pronto comenzó a dar cuadernos hermosísimos, como esos que les gustan a los chicos. “¡Ahora todos los niños tendrán cuadernos!”, exclamó Bartolo (pobrecitos los chicos del pueblo, estaban tan caros los cuadernos que las mamás, en lugar de alegrarse porque escribían mucho y los iban terminando, se enojaban). Bartolo salió a la calle y empezó a regalarles cuadernos a todos los niños. Y cada vez que acababan uno, les daba otro.

Pero un día, el (único) Vendedor de Cuadernos se enojó, fue a ver a Bartolo y le ofreció todo lo que a un chico le puede gustar en el mundo, a cambio de la planta. “No, los cuadernos no son para vender sino para que los chicos trabajen tranquilos”, fue la respuesta. El hombre enfureció, se fue amenazando a Bartolo y volvió con la policía para que se lleven la planta. Entonces aparecieron todos los niños del pueblo y, por las buenas, lo impidieron. “Buen negocio en otra parte”, gritó Bartolo al Vendedor cuando este se iba.

Un día, la Organización Mundial de la Salud clasificó como (la primera) pandemia (en los últimos 102 años) al SARS-CoV-2, un virus que empezó a enfermar y matar a millones de personas en todo el mundo, provocó desempleo, hambre, incertidumbre, y muchísima información confusa y hasta falsa. Pero no fueron pocos los que vieron una luz al final de ese lúgubre túnel: “el mundo se volvería más solidario y la gente cambiaría su materialista y egoísta escala de valores”. La OMS habló de vacunas para todos cuando estuviesen listas. El Papa Francisco pidió que la ley de mercado no prevalezca sobre la salud pública.

Pero (siempre hay un pero) menos de un año después “el egoísmo de los países ricos y las farmacéuticas” puso al mundo “al borde de un fracaso moral catastrófico respecto de la distribución equitativa de las vacunas contra la Covid-19. El precio de este fracaso se pagará con vidas y medios de subsistencia en los países más pobres del planeta” (Noticias ONU, 18/01/2021).

Médicos y enfermeros, los primeros en recibir la vacuna contra la Covid-19 en la India (Unicef)

En la vida real, el avaro Vendedor le quitó la planta a Bartolo. O, peor aún, los sueños de “salir mejores” de la pandemia comenzaron a romperse en mil pedazos antes de que esta llegue a su fin.

Podríamos hablar de los dueños o arrendatarios de departamentos que se complotaron para echar de los edificios a médicos y enfermeras por “temor a ser contagiados”; de las marchas anticuarentena, antibarbijo, antivacuna “comunista”, antitodo, con centenares de personas que se amontonaban en las calles contagiándose y contagiando para luego ser atendidas por los médicos y enfermeras que habían echado de los edificios; de los mediáticos sabelotodo que denostaron y siguen denostando a la vacuna Sputnik V y al suero equino made in Ciencia Argentina sin ningún argumento; a las fiestas clandestinas y no tan clandestinas con dedicatorias a las autoridades al ritmo de música electrónica o reggaetón, sin distancia ni mascarilla ni nada, que llevaron los casos, en pleno enero, a niveles de julio-agosto; y un largo etcétera.

¿Ya éramos así?

Lo cierto es que ya somos peores. O bien éramos así y la pandemia, como lo hizo en cientos de ámbitos, corrió el velo del egoísmo y del sálvese quien pueda en un mundo brutalmente partido en dos.

“Mientras que en 49 países de ingresos altos y medios se han distribuido 39 millones de dosis de vacunas, en un solo país de ingresos bajos apenas 25 personas han sido inmunizadas”, informó esta semana el director de la agencia de la ONU para la salud, llamando la atención sobre la inequidad que está ocurriendo pese a todo lo que se luchó por evitarla a través de COVAX, una iniciativa que “está siendo obstaculizada por contratos bilaterales entre compañías y naciones ricas”, dispararon desde la OMS (COVAX es  una alianza impulsada por actores públicos y privados que tiene como fin garantizar el acceso equitativo en el mundo a las vacunas que se logren desarrollar; Argentina forma parte desde el primer minuto).

El director general de la OMS, el africano Tedros Adhanom Gebreyesus, condenó en un fuerte discurso ante la junta ejecutiva de la organización “la actitud egoísta de algunos países ricos y compañías (multinacionales farmacéuticas)”.

El académico y referente mundial en paludismo, VIH/sida y salud de la madre y el niño denunció que “incluso aún cuando defienden el acceso equitativo (en los discursos públicos), algunos países y empresas continúan dando prioridad a los acuerdos bilaterales, evitando de esa forma el mecanismo COVAX, la iniciativa puesta en marcha para garantizar un acceso igualitario a las inmunizaciones, lo cual está provocando un aumento de los precios y que salten al frente en la lista”.

La vacuna candidata que desarrolla la Universidad de Oxford en el Reino Unido es parte de la iniciativa COVAX. De este proyecto participan Argentina y México, que ya la están fabricando (Universidad de Oxford)

En el sitio de noticias de las Naciones Unidas (ONU), Tedros sentenció: “Esto está mal. Y la situación se ve agravada por el hecho de que la mayoría de los fabricantes han priorizado la aprobación regulatoria en los países ricos, donde las ganancias son más altas, en lugar de presentar expedientes completos a la Organización Mundial de la Salud. Esto podría retrasar las entregas de COVAX y crear el escenario exactamente contrario al que se pensó en evitar cuando se diseñó la iniciativa, mediante acaparamiento, un mercado caótico, una respuesta descoordinada y una disrupción social y económica continua”, subrayó.

Veinticinco dosis para Guinea: vergüenza mundial

El titular de la OMS añadió que el enfoque de “yo primero” no sólo deja en riesgo a las personas más pobres y vulnerables del mundo, sino que también es contraproducente, y, en última instancia, acciones de ese tipo “solamente prolongarán la pandemia, las restricciones necesarias para contenerla, y el sufrimiento humano y económico”.

Luego se zambulló en las cifras del horror. “En la actualidad se han administrado más de 39 millones de dosis de vacunas en al menos 49 países de ingresos más altos. Y apenas se han administrado 25 dosis en un país de ingresos más bajos. No 25 millones; no 25.000; sólo 25”, exclamó, sin dar los nombres de los países.

No obstante, como la información es pública, inmediatamente se supo que los 10 países de ingresos medios y altos que al despuntar esta semana concentraban el 95% de las dosis en el mundo eran Estados Unidos, Canadá, Rusia, Italia, España, Reino Unido, Alemania, China, Israel y Emiratos Arabes Unidos.

En tanto, las 25 dosis que recibió Guinea representan el 0,00006% del total de dosis aplicadas. Menos que los alumnos de un grado de escuela de primaria. Aproximadamente, el plantel promedio de un equipo de fútbol chico. Al mismo tiempo, hasta hace 48 horas Estados Unidos vacunó a 12 millones de personas (y ayer, ni bien asumió la presidencia, Joe Biden prometió vacunar a 100 millones de estadounidenses en los prósimos 100 días), China a 10 millones, Reino Unido a 4,3 millones e Israel a 2,4 millones.

La buena noticia que llegó desde Washington es que, tras el aviso del ex presidente Donald Trump de abandonar la OMS, lo cual se iba a concretar en julio de este año, ayer Biden emitió un decreto dando marcha atrás con esa nefasta decisión y, además, comprometió la presencia de EEUU en el COVAX. Nadie espera milagros, pero el mensaje va en el sentido correcto.

A este ritmo no habrá inmunidad de rebaño

La meta de la OMS es que este año se vacune al 20% de la población mundial, para lo cual la concentración de vacunas en países ricos que se ha observado hasta ahora debe dar un vuelco enorme. El 70% del planeta debe vacunarse para que se alcance la “inmunidad de rebaño”, lo cual pondría fin a la pandemia. Pero los 39 millones de dosis en 49 países representan el 0,5% de la comunidad global. “No es demasiado tarde. Hago un llamamiento a todas las naciones para que trabajen juntas a fin de garantizar que durante los primeros 100 días de este año se esté vacunando a los trabajadores de la salud y a las personas mayores en todos los países. No es posible que haya algunos donde se vacuna a gente joven y saludable en esta primera etapa”, dijo. Tampoco que se inyecte a extranjeros, promoviendo una suerte de turismo anti-Covid, como ocurrió en Florida, EEUU, con la triste participación de una mediática argentina.

Y a propósito de Argentina, haber contado en semejante contexto con las primeras 300 mil dosis para el personal de salud y, a partir de hoy, con un millón de dosis por semana (hasta cubrir las primeras 5 millones de vacunas) de la Sputnik V, es ocupar un lugar de privilegio. El país fue de los primeros cinco que comenzó a vacunar en el mundo. En tanto, el titular de Salud, Ginés González García, aseguró que ya se aseguraron 51 millones.

Por último, una aclaración: el cuento ‘La planta de Bartolo’ de la escritora Laura Devetach con que comienza esta nota, fue publicado en 1964. De más está decir que tras el 24 de marzo de 1976, ese cuento y todos los que formaban parte del libro ‘La torre de cubos’ fueron censurados. Es que daban un mensaje socialista o comunista (¿como la vacuna Sputnik V?).

 

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