Por embarazo adolescente, el país pierde 13 mil profesionales

Latinoamérica tiene la segunda tasa más alta del mundo de maternidad temprana. Argentina no es la excepción. El costo por año de este drama supera los u$s 800 millones, genera bajo nivel educativo, empleo precario y mal pago y un círculo vicioso de reproducción continua de la pobreza. Falta de información, acceso muy limitado a métodos anticonceptivos y violencia sexual y de género, en la base

Foto ilustrativa, crédito El Litoral

Si Argentina aplicara políticas integrales y sostenidas en el tiempo destinadas a prevenir los embarazos en la adolescencia, la nación en su conjunto dejaría de gastar más de 800 millones de dólares por año, los cuales tendrían fuerte impacto en un desarrollo con inclusión social.

El dato surge del informe “Consecuencias socioeconómicas del embarazo en la adolescencia en seis países de América Latina y el Caribe”, que elaboró el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA, por sus siglas en inglés) y que fue publicado el 11 de noviembre del año pasado. Uno de los seis países abordados fue Argentina.

El trabajo se efectuó bajo la metodología Milena 1.0, que se basa en comparar las trayectorias de las mujeres que fueron “madres tempranas” (entre los 10 y los 19 años) con quienes lo fueron en la primera década de la edad adulta (entre los 20 y los 29 años), en 5 categorías: nivel educativo alcanzado; participación laboral y empleo; ingresos individuales; atención médica de la gestación, el parto, el puerperio y los recién nacidos, e ingresos fiscales percibidos por el Estado a través de impuestos.

Antes de repasar el relevamiento punto por punto, es interesante saber en qué podría usarse aquel dinero.

El organismo de la ONU puso varios ejemplos. Alcanzaría para, por ejemplo, construir y equipar un hogar de protección integral para víctimas de la violencia de género en cada municipio del país (esto surge de considerar los costos que se previeron para 2019 en el marco del Plan nacional de acción para la prevención, asistencia y erradicación de la violencia contra las mujeres).

O para brindar 850 mil becas de apoyo económico a estudiantes universitarias (dato obtenido a partir de la Beca Sarmiento que implementa la Universidad de Buenos Aires).

Considerando que, según el Centro de Estudios de la Educación Argentina, el costo total de formar a un profesional en una universidad pública asciende a 64.633 dólares, Argentina tendría garantizados los fondos para formar integralmente a casi 13.000 profesionales universitarias (cifra que se obtiene de dividir los 834,7 millones de dólares que cuesta el embarazo adolescente por esos 64.633 dólares).

Gráfico ONU

Un último ejemplo: sólo los gastos que se dejarían de realizar en atención médica de la gestación, el parto y el puerperio de los embarazos no intencionales de madres adolescentes serían suficientes para garantizar la oferta plena, integral y gratuita de todos los métodos anticonceptivos para todas las mujeres del país que lo requieran.

En Argentina, 7 de cada 10 embarazos de madres de entre 15 y 19 años no son intencionales. Por lo tanto, con prevención el Estado podría reducir en un 70 por ciento su gasto en esa área de la salud ($5.318 millones en 2018)

Estos datos alarmantes se dan en el marco de un panorama igualmente perturbador. América Latina y el Caribe registra la segunda tasa más alta de embarazos adolescentes del mundo. Se calcula que un 18% de los nacimientos en la región corresponden a madres menores de 19 años de edad.

Cada año, alrededor de un millón y medio de adolescentes de entre 15 y 19 años dan a luz. Esas cifras se vuelven más críticas al observar que muchos de estos embarazos son consecuencia de la falta de información, del limitado acceso a métodos anticonceptivos y de la violencia sexual y de género, subraya la ONU.

Más de 6 de cada 10 chicas no finaliza el secundario

El salto de la secundaria a la educación universitaria o al mundo del trabajo es descomunal. Si una joven no terminó la escuela media y además es madre, su pasaje al universo laboral no sólo se transforma en traumático, sino que queda condenada a empleos precarios y mal pagos. Es el inicio de un círculo nefasto que reproduce continuamente la pobreza y la bajísima capacitación; por ende, la explotación. Todo se solucionaría, como se dijo, con políticas integrales y a largo plazo de prevención de la maternidad temprana.

El informe especifica que en el país sólo completaron la educación secundaria el 38% de las mujeres que fueron madres en la adolescencia, mientras que el 55% de quienes lo fueron en la edad adulta finalizó ese nivel.

Todo empeora más adelante. Por caso, quienes fueron madres adultas tienen 3 veces más chances de completar estudios terciarios que quienes fueron madres tempranas.

Finalmente, quienes fueron madres adultas tienen 5 veces más chances de tener un título universitario que quienes fueron madres tempranas. Apenas el 1% de las mujeres-madres en la adolescencia alcanzó ese peldaño educativo.

Gráfico ONU

Trabajan menos, ganan menos

El informe del Fondo de Población de las Naciones Unidas, en su apartado “Impacto del embarazo en la adolescencia sobre el ingreso y la participación laboral”, afirma que las madres tempranas permanecen más tiempo en el hogar que las madres adultas, dedicadas a tareas domésticas y de cuidados. Aquellas que fueron madres hasta los 19 años resultan afectadas por la inactividad laboral un 25% más que las mujeres que lo fueron en la primera época de la edad adulta (20 a 29 años).

También son más golpeadas por la desocupación. Cuando salen del hogar para ingresar al mercado laboral, las mujeres que fueron madres en la adolescencia registran niveles de desempleo un 21,4% más elevados que las que fueron madres en la primera década de la edad adulta.

En cuanto a los ingresos, las mujeres argentinas que tuvieron un hijo o más antes de los 19 años obtienen ingresos económicos un 29% inferiores a los de aquellas que se convirtieron en madres en la adultez.

Casi 900.000 madres adolescentes

En la actualidad hay en la Argentina 900 mil o más madres tempranas.

El relevamiento de la ONU indica que el total de mujeres en edad de trabajar que tuvieron su primer hijo antes de cumplir 20 años ascendió a 874.715 según el promedio 2017-2018 de la Encuesta Permanente de Hogares.

Así las cosas, el impacto económico es tremendo. En 2018 Argentina tuvo una pérdida social de 567,7 millones de dólares. El dato surge de considerar la brecha que se registra entre madres tempranas y madres adultas en los niveles de actividad, empleo y remuneración.

Se calcula la diferencia entre lo que habrían ganado todas esas madres tempranas si hubieran postergado el momento de su primera maternidad hasta la vida adulta, registrando trayectorias laborales similares a quienes fueron madres entre los 20 y los 29 años.

Pero no sólo las mujeres resultan afectadas económicamente, dejando de percibir ingresos, por haber sido madres tempranas. El Estado también deja de recaudar impuestos debido a esa brecha de ingresos entre madres adolescentes y adultas.

“Ello se traduce en menos ingresos por impuestos para la Nación debido a una actividad productiva disminuida de las mujeres. Sólo por el IVA y el impuesto a las ganancias, se estimó que el Estado argentino dejó de percibir en 2018 un total de 66.447.385 dólares”, se indica.

Más de u$s 200 millones en salud pública

En 2018, el Estado destinó 200,5 millones de dólares a la atención del embarazo, parto y puerperio de madres adolescentes y de sus bebés, mediante los servicios brindados por el sistema público de salud. En promedio, 2.393 dólares por cada chica atendida por ese sistema.

Ese año, los establecimientos sanitarios oficiales atendieron 83.788 partos de adolescentes (casi 7.000 por mes). Se estima que el gasto por atención de casos sin riesgos ni complicaciones ascendió a 129,2 millones de dólares. Pero si se le suma la atención ambulatoria de riesgos en el embarazo, la atención de complicaciones obstétricas con internación y la atención del recién nacido con complicaciones, se llega a los 200,5 millones de dólares mencionados.

Se ha dicho: el embarazo en la adolescencia genera costos para la Argentina en su conjunto de 834.720.198 dólares. El 68% corresponde a las pérdidas de ingresos en el mercado laboral generadas por las brechas que enfrentan las mujeres que fueron madres tempranas, mientras que el 32% restante lo explican los costos afrontados por el Estado tanto en términos de gastos directos en atención médica como de ingresos que deja de percibir por impuestos.

Gráfico Sociedad Argentina de Pediatría

Un drama regional

“El embarazo adolescente y la maternidad temprana configuran uno de los mayores desafíos sociales, políticos y económicos para los países de América Latina y el Caribe. Cuando una adolescente se convierte en madre, sus derechos sexuales y reproductivos, así como sus derechos a la salud y a la educación, entre otros, se ven vulnerados a corto plazo. Sin embargo, las consecuencias se dan también a mediano y largo plazo”, advierte el organismo.

Alerta acerca de que su potencial de desarrollo, su posibilidad de obtener ingresos dignos y su futuro “pueden estar en peligro”. “Es probable que queden atrapadas en un círculo vicioso de pobreza y exclusión, que las afectará principalmente a ellas, pero que también limitará las oportunidades de sus hijos y, de forma agregada, dada la magnitud del embarazo adolescente en la región, afectará la realidad de sus comunidades y países”, describe.

Esa realidad y la constante aceleración del embarazo en la adolescencia y la maternidad temprana llevó al Fondo de Población de la ONU para América Latina y el Caribe a realizar el informe “Consecuencias socioeconómicas del embarazo en la adolescencia” en seis países: Argentina, Colombia, Ecuador, Guatemala, México y Paraguay.

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