Israel, Galicia y Chile vacunan a la derecha argentina

El gobierno ultraconservador de Israel ya aplicó la primera dosis al 70% de la población a cambio de un particular contrato con Pfizer y no dejará entrar a ciertos lugares a los no vacunados. El ejecutivo derechista de Galicia, España, decretó “obligatoria” la vacunación (o pondrá multas de 60.000 euros a quienes no se inoculen, lo que en la práctica es lo mismo). Chile, liderado por un presidente de derecha, no para de vacunar y ya en mayo de 2020 negociaba con laboratorios chinos, entre otros. ¿Dónde quedaron las marchas anticuarentena y antivacunas? ¿Dónde el juicio por envenenamiento con la Sputnik V al Gobierno argentino? ¿Dónde la feroz campaña contra esa vacuna? ¿Dónde quedó parada la derecha/ultra vernácula?

La vacunación en Israel redujo 96% los contagios y 98% los problemas respiratorios. En tanto, la mortalidad se redujo en un 98,9% entre la población vacunada (elperiodico.com)

Si algo no tenía que pasar, en cualquier lugar del mundo, para la derecha argenta, para los antivacunas y para los autodenominados libertarios -una suerte de anarquistas de ultraderecha que detrás de discursos sobre las libertades camuflan un proyecto económico similar al del Chile de Pinochet-, es lo que ahora mismo está ocurriendo en Israel, en la comunidad española de Galicia, en Chile y también en otros países y regiones. ¿Por qué? Veamos algunos puntos.

El Gobierno de Israel informó hace pocas horas -martes 23 de febrero- que más del 70% de los ciudadanos mayores de 16 años recibieron al menos la primera dosis de una vacuna contra el coronavirus. Ninguno murió por la pichicata. Es más, la campaña de vacunación masiva redujo un 96% los contagios, un 98% los problemas respiratorios y casi un 99% (98,9) la mortalidad entre la población inoculada (Ministerio de Salud de Israel).

Con este nivel de vacunación y estos resultados, el Gobierno comenzó a liberar actividades hasta un punto que recuerda mucho los tiempos pre-pandemia.

En ese contexto, para acceder a determinados sitos y eventos, como gimnasios, hoteles y sinagogas, entre otros, se requerirá un pasaporte verde. En criollo: quienes no estén vacunados no podrán ingresar.

Los antitodo y los mal autollamados libertarios (libertarios eran los partisanos y las partisanas que combatieron al fascismo y al nazismo en Italia, más respeto por ellos, por favor) necesitarían que eso esté ocurriendo en Rusia, China o Cuba. Pero no. Está pasando en Israel, país capitalista si los hay, socio Nº 1 de los Estados Unidos, gobernado por…¿un partido comunista-leninista-stalinista asociado con Bill Gates y George Soros y sus macabros planes ocultos?… No. El primer ministro israelí es el ultraconservador Benjamín Netanyahu.

El «milagro» israelí implicó pagar más y brindar datos a Pfizer a cambio de recibir millones y millones de dosis. El 70% de la población mayor de 16 años ya recibió la primera dosis y va retornando la normalidad al país (Crédito: La Voz de Galicia)

En otro sitio del planeta, Galicia, una de las 17 comunidades autónomas de España, el Parlamento comunitario resolvió a instancias del Ejecutivo local aplicar multas de hasta 60.000 euros a quienes no se vacunen contra la Covid-19. El salario mínimo español es de casi 900 euros. Es decir que ese monto equivale a 5 años y medio de trabajo. Eso y decretar que la vacunación es obligatoria es exactamente lo mismo.

Este tema es discutible. Pero lo interesante es que esa comunidad tampoco está gobernada por el comunismo. Ni siquiera por el socialismo democrático que lidera el Ejecutivo nacional. Sino por el Partido Popular (PP), la fuerza política de derecha por excelencia de la península ibérica. El presidente gallego es Alberto Núñez Feijóo, uno de los máximos referentes del PP desde comienzos de los años 2000.

El ex presidente argentino Mauricio Macri siempre se jactó de su buena relación con el PP español. Más aún, se fotografió con una sonrisa de oreja a oreja junto al dirigente político gallego Mariano Rajoy, líder del Gobierno de España entre 2011-2018, año en que fue destituido por corrupción por el Congreso de los Diputados.

Ahora bien, Macri, Patricia Bullrich, Hernán Lombardi, Alfredo Cornejo, Elisa Carrió y otros representantes del sector ultraderechista de Juntos por el Cambio promovieron y/o festejaron las masivas marchas anticuarentena (donde miles se contagiaron de Covid-19 y al menos un hombre falleció), en las cuales se protestaba a viva voz contra la “infectadura” (sic) que no permitía salir de casa y andar por la vida como si nada, mientras la mayor (y mortal) pandemia mundial en poco más de un siglo azotaba al planeta; se esgrimían discursos antivacunas; se agredía a periodistas de medios de comunicación que no comulgaban con esas ideas; se pedía que todo vuelva a la normalidad porque “la gente no se morirá de coronavirus sino de hambre” (sic II); aparecían relatos sobre la inoculación a través de (en ese entonces) una futura vacuna de un chip para realizar un seguimiento de las personas (¿por quién/quiénes?), sobre planes del “comunismo internacional” (sic III) o de Bill Gates, y sobre el nuevo “orden mundial del multimillonario George Soros” (sic IV).

¿Y ahora que digo?

¿Qué dirá ahora el señor Macri sobre la obligatoriedad de hecho de vacunarse en Galicia, medida tomada por su admirado Partido Popular español? ¿Qué dirán los ultras y “libertarios” de que la derecha de la derecha israelí ya aplicó la primera dosis al 70% de los ciudadanos y ciudadanas mayores de 16 años? ¿Qué dirán acerca de la decisión de ese Gobierno de prohibir el ingreso de los no vacunados a gimnasios, hoteles, eventos de distinto tipo y nada más y nada menos que a las sinagogas, base de la cultura judía?

El premier israelí, el ultraderechista Benjamían Netanyahu, vacunándose para dar el ejemplo. Su gobierno no dejará entrar a numerosos lugares, como las sinagogas entre muchos otros, a quienes no estén inmunizados (BBC)

Seguramente, la mayoría no dirá nada. Porque nada tienen para decir. Porque sus discursos de medio pelo cayeron estrepitosamente en saco roto. Se dedicarán a sacarle rédito al terrible caso de los vacunados que no respetaron el orden (un tema sobre el que 90lineas.com, el mismo día que se conoció la noticia, sentó una clara y muy crítica posición mediante la nota Disparen al peronismo).

Más cerca tienen a Chile, el país de la región con el mayor número de vacunados, cientos y cientos de miles con una vacuna china (Sinovac), además de una estadounidense (Pfizer), otra británica (Astrazeneca/Oxford) y las provenientes de la plataforma Covax de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

El Gobierno del derechista Sebastián Piñera, también admirado por Macri, comenzó a gestionar vacunas, incluida la Sinovac china, en mayo de 2020. Preguntémonos qué ocurría en Argentina en mayo de 2020: la derecha y la ultraderecha nativas mandaban a la gente a las calles para protestar contra la “dictadura de la cuarentena”. ¿Se imaginan si en ese momento el Ejecutivo local hubiese estado gestionando una vacuna china? Madre mía.

El plan de Israel, imposible de aplicar en Argentina

Les proponemos leer esto: “Los resultados preliminares de la vacunación contra el coronavirus en Israel muestran que la vacuna parece ser efectiva tanto en reducir las infecciones como en los casos que requieren hospitalización. (Actualmente) Israel tiene uno de los programas de vacunación más avanzados del mundo debido a un acuerdo especial con la farmacéutica Pfizer, productora de la vacuna Pfizer/BioNtech. (Mediante ese) acuerdo Israel se comprometió a ofrecer datos médicos esenciales sobre la vacunación a cambio de un programa acelerado de inmunización en su población. Y así se ha convertido en el país que ha vacunado al mayor porcentaje de gente y en una prueba de la efectividad de las vacunas para el resto del mundo”.

¿Acabamos de transcribir un comunicado de la internacional comunista? ¿Del asesor de prensa de Vladimir Putin? ¿Del Gobierno chino? ¿Un párrafo de una nota publicada en Granma (órgano del Comité Central del Partido Comunista de Cuba)? No. Citamos en forma textual parte de una nota de la BBC de Londres (Redacción BBC News Mundo, 1º de febrero de 2021). Y la BBC es el servicio público de radio y televisión del Reino Unido, o sea, la cuna mundial del liberalismo.

Es decir que el Gobierno de derecha de Israel recibió una cantidad enorme de vacunas (pero) a cambio de que su plan de vacunación sea una prueba de la efectividad (o no) de la inoculación para la multinacional Pfizer, publicación de datos incluida.

“Vamos a ser conejillos de Indias de la vacuna rusa”. ¿Cuántas veces se escuchó esa frase en la TV y en la radio? ¿Cuántas se la leyó en sitios web y en redes sociales en boca de políticos antitodo y periodistas que hablaban sin el más mínimo rigor científico? Hasta que un buen día, los resultados tremendamente exitosos de la vacuna Sputnik V se publicaron en la revista The Lancet, una suerte de biblia de la medicina mundial, y encima, a los pocos días, salió a “pedirla” para la Unión Europea la líder alemana Angela Merkel. Oh casualidad, dirigente de derecha (ver nota Sputnik V: ahora la quiere hasta Merkel).

Se vacuna el presidente de la comunidad autónoma de Galicia (España), Alberto Núñez Feijóo. El parlamento de esa vasta región, dominado por la derecha, decretó que se podrá multar a quienes no se vacunen con hasta 60 mil euros. Eso y declarar obligatoria la vacunación es lo mismo (Crédito: El País)

Los números de Israel

A principios de febrero, el Ministerio de Salud de Israel publicó los primeros resultados de la vacunación masiva, como le exigió la multinacional farmacéutica Pfizer a cambio de garantizarle una enorme cantidad de dosis.

“Estos muestran que sólo un 0,4% de las personas resultaron infectadas una semana después de haber sido vacunadas, y que apenas un 0,002% de los vacunados tuvieron que ser internados en el hospital”, dijo el informe oficial.

“Asimismo, un relevamiento de uno de los proveedores de servicios médicos del país, Servicios Maccabi de Atención a la Salud, muestra que entre quienes ya recibieron ambas dosis de la vacuna, solamente un 0,04% resultaron infectados”, agregó.

Según la organización, estos datos preliminares “sugieren que la vacuna es 92% efectiva”.

En fin, gobiernos de derecha/ultraderecha que vacunan masivamente a cambio de difundir públicamente los datos del plan de inmunización y que a quienes no se pinchen no los dejarán entrar a distintos sitios y eventos (Israel); que declaran obligatoria de hecho a la vacunación (Galicia, España); que en mayo de 2020 -cuando aquí arreciaban los discursos anticuarentena, antivacuna y hasta negacionistas de la pandemia- negociaban con muchos laboratorios, incluidos los de la República Popular China, para garantizarse a futuro vacunas que en ese momento no sólo no estaban en la fase 3 sino que apenas se hallaban en la primera etapa de investigación (Chile). Y Hungría, que se abrió de la Unión Europea para comprar la Sputnik V. Y la líder conservadora alemana Angela Merkel, que le dijo al premier ruso Vladimir Putin que le facilitará las cosas para que esa vacuna se apruebe en Europa y que, llegado ese momento, los germanos quieren fabricarla.

Es que a medida que avanza la vacunación la gente se quiere vacunar (colas interminables ayer en Croacia para anotarse, por poner un solo ejemplo). ¿Por qué señores antitodo y “libertarios”? La respuesta es tan sencilla que quizás asuste: porque la gente quiere vivir.

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