La crisis sanitaria jaquea al presidente de Paraguay

Mario Abdo Benítez está en medio de una tormenta política luego de cinco días seguidos de protestas que ya provocaron un muerto y al menos una veintena de heridos. Mientras la oposición inició un pedido de juicio político que hasta ahora no contaría con los votos necesarios, la agitación no cede

Paraguay es un polvorín y crecen las protestas en las calles contra su presidente (AP Photo/Jorge Saenz)

Mientras el presidente de Paraguay, Mario Abdo Benítez (popularmente conocido como Marito para diferenciarlo de su padre, primo segundo y secretario privado del ex dictador Alfredo Stroessner que gobernó el país con mano de hierro durante 35 años) completó los primeros cambios de su gabinete, con las designaciones de dos nuevos ministros, se repitieron el martes por quinto día consecutivo, aunque con menos fuerza, las protestas frente a la residencia del mandatario y el Congreso para pedir su renuncia y la oposición ratificó su idea de promover un juicio político.
Un sector del oficialista Partido Colorado usa como arma el posible juicio político para exigir más cuotas de poder a cambio de evitarlo, la crisis paraguaya se hace sentir del lado argentino de la frontera, en especial en Formosa, que hoy está en el centro de la polémica por su decisión de endurecer su política de aislamiento sanitario.

Abdo Benítez es el mismo que recibió a Mauricio Macri en julio pasado. Fue en la oportunidad en la que el  ya por entonces era expresidente argentino visitó al antecesor de Marito, Horacio Cartés, en un encuentro no demasiado claro que se adjudicó  a cuestiones vinculadas con la Fundación FIFA que el líder de Juntos por el Cambio preside y que fue creada en 2018 para promover el «cambio positivo» a través del deporte.

Sin embargo, fuentes del organismo mundial descartaron que ese haya sido el motivo de la visita a Paraguay. Incluso, voceros de la Confederación Sudamericana de Fútbol (Conmebol) rechazaron la posibilidad de que hubiera un «tema de agenda futbolística» en las motivaciones del viaje, que algunos analistas explicaron en la necesidad de bajar de la agenda un juicio político que ya por entonces la oposición intentaba promover al otra vez cuestionado presidente paraguayo.

En ese marco y pese al recambio en el gabinete, siguen las protestas, que hasta el momento provocaron la muerte de un manifestante herido con un arma blanca y al menos una veintena de heridos, en especial el viernes cuando los incidentes alcanzaron su pico.

Abdo Benítez tomó juramento a Julio Borba como ministro de Salud y ocupó las dos carteras que todavía estaban vacantes: nombró a Juan Manuel Brunetti en Educación -para lo cual dejó la cartera de Tecnologías de la Información, que quedará a cargo de Facundo Saguier- y a Cecilia Lezcano en el ministerio de la Mujer.

«Tengo una piedra caliente en las manos y tengo que tratar de resolver rápidamente; tengo que salir ahora a comprar medicamentos e insumos que es lo que la gente me está pidiendo; yo hoy tengo tres cosas que tengo que solucionar: medicamentos e insumos, las camas para los pacientes que están requiriendo, porque estamos muy sobrecargados, y las vacunas», señaló Borba en el Palacio de López tras jurar el cargo.

Una iniciativa que se explica porque en el origen mismo de la crisis está la cuestión sanitaria, por la falta de capacidad hospitalaria y la escasa cantidad de vacunas que llegaron al vecino país para hacer frente al coronavirus.

Estudiantes, profesionales y empleados, en general de las ciudades y sin un liderazgo visible, llamaron a manifestarse una vez más, ahora con el agregado de la consigna «Hasta que se vaya Marito», el mandatario de  47 años, siempre vinculado a su padre Mario. Mientras tanto para este viernes se programa una marcha de apoyo al mandatario.

Las protestas se reiteraron en los alrededores del Congreso y en las principales ciudades de los departamentos Alto Paraná, Caaguazú y San Pedro.

Aunque las marchas de este martes tuvieron menos fuerza que las de días anteriores, las movilizaciones alientan a la oposición a avanzar con su plan de pedir el juicio político de Abdo Benítez, una resolución que ayer adelantó el Partido Liberal Radical Auténtico (PLRA), pero que, aún con el apoyo de otras bancadas menores, necesita que se quiebre el Partido Colorado para imponerse.

El PLRA tiene 29 diputados y sumados a Patria Querida y Hagamos llegan a 37, cuando se necesitan 50 de los 80 legisladores. Honor Colorado, el sector del oficialismo que responde al expresidente Horacio Cartés, no parece decidido a respaldar el juicio, pero especula con más cambios en el Ejecutivo antes de definir su postura.

Versiones publicadas en los diarios ABC Color y Última Hora señalan que hay al menos otros tres ministros cuya salida reclama el cartismo a cambio de no apoyar el juicio.

El diputado Celso Kennedy confirmó el inicio de los trámites para la presentación de la acusación al jefe del Estado, con la designación de tres diputados del PLRA (Rodrigo Blanco, Jorge Avalos y Celeste Amarilla) encargados de redactar la acusación.

Kennedy anticipó que la solicitud de juicio político se basará sobre una gestión gubernamental que dio malos resultados, sobre las adquisiciones irregulares y la politización excesiva de la actividad presidencial.

Su par Carlos Rejala, de Hagamos, consideró que “están dadas las condiciones políticas, sociales y económicas para llegar a un juicio político, porque el presidente perdió toda credibilidad y autoridad con sus compatriotas”.

Marito Abdo Benítez está en el centro de una crisis política de consecuencias imprevisibles

«Si los parlamentarios no escuchan el clamor popular se van a tener que ir también ellos», advirtió en declaraciones el líder liberal Efraín Alegre, para quien “la gente que se está manifestando es la que va a resolver el futuro del país».

En cambio, el titular del Congreso, el “colorado” Oscar Salomón, expresó que espera que el juicio político a Abdo Benítez “no prospere por el bien del país”.

ALERTA ROJA

Las manifestaciones pueden tener todavía algunos estímulos: el país declaró el “alerta roja” en materia sanitaria ante la suba de casos (más de 1.000 diarios en los últimos días y 2.100 este martes) y la debilidad de la estructura sanitaria y habrá una reunión de gremios que analizarán un eventual paro nacional, una medida absolutamente inusual en Paraguay.

Con siete millones de habitantes, Paraguay se acercaba a la cifra de 170.000 contagios y superaba los 3.300 fallecidos por Covid-19. Al cuadro se sumó la suspensión de clases en 52 establecimientos que habían retomado la presencialidad, por casos confirmados o sospechados de coronavirus, una cuestión de la que deberá ocuparse ahora el flamante ministro Brunetti.

“Analizaremos caso por caso, y quizás tendremos que cerrar algunas escuelas. Y en otras, donde se están respetando los protocolos y no hay casos seguramente podremos seguir”, dijo tras su nombramiento.

El vicepresidente Hugo Velázquez, en tanto, resaltó que “hay un pueblo que sigue confiando” en el gobierno y que es “la absoluta mayoría del pueblo paraguayo”.

“Hay descontento; tenemos que mejorar y escuchar a la ciudadanía, pero de ahí a que tomen la conclusión de que todo el pueblo está en esta circunstancia, creo que están equivocados», expresó Velázquez este martes en el  Palacio de Gobierno.

EL IMPACTO EN FORMOSA

Mientras tanto el impacto en nuestro país, en especial en Formosa es claro. Si bien la provincia del norte argentino puede imponer de inmediato el cierre con las provincias de Chaco y Salta, que se comunican a través de la ruta nacional 11, no sucede lo mismo con la extensa frontera norte con Paraguay, donde hay miles de pasos clandestinos y cuando el Pilcomayo pierde parte de su volumen en algunos tramos puede transitarse simplemente a pie.

Tras varios meses de mantener relativamente a raya la pandemia, con un número manejable comparado con otros países de la región, la situación se revirtió recientemente de manera acelerada en Paraguay.

Así mientras del otro lado de la frontera, el pedido de juicio político y la posible destitución de “Marito” obedecen a la falta de cuidados que generó una explosión de casos de coronavirus, que amenaza desbordar el sistema sanitario, ante la falta de vacunas, del lado argentino el gobernador Gildo Insfrán es cuestionado por establecer un cerco sanitario que aún hoy mantiene a la provincia con el menor número de casos y contagios de Covid-19 en el país.

Una visión enfrentada que demuestra la gravedad de la crisis sanitaria que generó el virus y, lo que es peor aún, las consecuencias políticas, en muchos casos innecesariamente exacerbadas que sólo el tiempo definirá cómo termina.
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