«…sentado en la oficina vi con escalofríos descubrirse un pizarrón, estilo papelógrafo, donde estaba mi nombre completo y de allí se desglosaba el contenido: datos personales, movimientos migratorios, artículos periodísticos, ficha descriptiva, carrera política, gestión pública, ficha de relaciones filiatorias y con organizaciones. Ahí me dí cuenta de que sabían más de mí que yo mismo. Que se habían ocupado de mis vínculos, de mis movimientos financieros, de mis actividades, de mis intereses, algo así como lo que sucede con los algoritmos de Internet. Impresiona. No lo autorreferencial con todo lo que implica, sino la impunidad, la gravedas institucional con la que se han manejado, que atenta no solamente contra los que nos dedicamos o nos hemos dedicado a la gestión pública, sino que involucra a toda la sociedad argentina.
…Ya no se fusila en una plaza, ni se bombardea a cielo abierto; ahora se practica el lawfare, la llamada guerra judicial. El camino seguro para amedrentar cualquier voz a través de causas armadas, persecuciones y exposición mediática»
Lo anterior fue escrito por el ex intendente de La Plata entre 2007-2015, Pablo Bruera, y puede leerse en la contratapa de su libro que próximamente estará disponible en librerías «En primera persona» lawfare y persecución en democracia, donde denuncia el espionaje ilegal que sufrió él junto a su familia durante los cuatro años de gobierno de Macri en Nación y María Eugenia Vidal en Provincia.
Como se recordará, el año pasado Bruera se presentó junto a varios dirigentes políticos como “particular damnificado” en el Juzgado de Garantías N° 1, a cargo de Guillermo Atencio, en la causa en la que se investigan las tareas de espionaje llevadas a cabo durante el gobierno de María Eugenia Vidal en la provincia de Buenos Aires.
En esa causa está acusado el extitular de Asuntos Internos de la Policía bonaerense Guillermo Berra, por la presunta utilización de fondos públicos para obtener “información y almacenar datos” de personas ajenas a la fuerza. Y no sólo esa repartición estaría involucrada en este tipo de acciones, sino otras dependientes del ministerio de Seguridad, que estaba encabezado por Cristian Ritondo. Unas 46.000 personas fueron espiadas por la maquinaria tejida desde esa cartera bajo las órdenes de la propia Vidal y funcionarios como el actual diputado Alex Campbell.
Bruera cuenta ahora en su libro, en detalle, cómo lo han perseguido ilegalmente: «Sabemos que Asuntos Internos de la Policía no puede hacer ningún tipo de seguimientos, y los hizo, y estos nos remite a la época más oscura de la provincia de Buenos Aires, a la época de Camps”, dijo, en referencia al exjefe de la Bonaerense Ramón Juan Alberto Camps, condenado por crímenes de lesa humanidad.
«¿Dónde se reunía esta gente?», se preguntó Bruera en una entrevista radial, para autorresponderse: «Uno puede suponer que se reunían en un bar, en un sótano…no no, se juntaban en la Casa de Gobierno, a 30 metros del despacho de la ex gobernadora…», expresó.
Hay mucho por leer «En Primera Persona»…seguramente el relato del exintendente tendrá mucha tela para cortar, para no perdérselo.