Soñé con ella

Historias, sólo historias

Camioneta similar a la que tenía el protagonista de esta historia

Hace 50 años disfrutaba de los bailes de carnaval que se realizaban en el Centro Gallego de calle 42 e 2 y 3 de La Plata. Mi vida se repartía entre Berisso donde nací y viví más de veinte años y en La Plata frente al Centro Gallego en una casa que tenían mis padres.

En una de esas noches de carnaval, conocí a Lucía, una hermosa mujer (vivía en Madrid) a quien invité a bailar. Su sonrisa, su belleza y su sentido del humor me cautivaron: cabellos rubios, ojos claros, un hoyuelo cuando sonreía que la hacía más atractiva, atrayente, agradable, ella era un ángel.

Quedamos en salir el próximo sábado, la pasaría a buscar por Villa Elisa en casa de su tía, para ir a bailar al boliche Tío Marcelo de Punta Lara. Le pedí a mi hermano José el auto porque mi camionetita estaba destrozada, asiento y respaldo rotos, puertas sujetada por sogas, maderas en la parte trasera y en el techo, que servían para atar la mercadería que repartía. Una vergüenza viajar en ella. Mi primo me ofreció su Renault Gordini recién reparado y para mí era un sueño.

Ese sábado tomé el Camino. General Belgrano y antes de llegar a Gonnet, se apagaron las luces del auto y no pude arreglarlo. Regresé a devolverlo y decidí ir en la vieja camioneta, le saqué a mi mamá dos sábanas blancas y almidonadas para forrar el asiento y respaldo de la camionetita Mercedes Benz del año 1951 .Fui a buscarla, estacioné en Arana y Centenario y caminé dos cuadras hasta la casa de su tía, me recibió con una sonrisa tan linda que aún la recuerdo y le dije si se animaba a viajar en un aparato viejo y destartalado. Su pantalón blanco hacía juego con las sábanas que le saqué a mi vieja, le pedí que se sujete y tenga la soga muy fuerte porque la cerradura no funcionaba, tenía miedo de perderla por el camino negro que une Villa Elisa con Punta Lara.

El viaje transcurrió tranquilo hasta que las maderas del techo y de la caja se empezaron a desprenderse y volar, se me ocurrió decirle que eran las ramas de los frondosos árboles que se desprendían “sos un mentiroso fue su respuesta” ja..ja…

Yo quería detener las agujas del reloj para disfrutar con ella, esa cálida noche frente al río.
Nos divertimos en Tío Marcelo y le causó mucha gracia cuando cubrí con espuma, la estatua del boliche.
Regresamos luego a la casa de su tía en Villa Elisa y al despedirnos recuerdo sus palabras “Te voy a llamar Daniel para salir la próxima semana”. Nunca más me llamó y tampoco respondió a mis llamadas.

Ayer soñé que no existía esta pandemia en el mundo y que viajaba a Madrid donde vive Lucía, recordaba que en la Gran Vía hay una oficina de informes y preguntaba si saben dónde puedo localizarla. Les diría que ella es rubia, de ojos claros, muy linda e inteligente, que hace 50 años vino a nuestro país a la casa de una tía de Villa Elisa para pasar los carnavales y que la extraño.

En 1970 Joan Manuel Serrat escribió la mejor canción de amor de la historia y yo conocí a Lucía en ese año y en sueños le susurré: Vuela esta canción para ti Lucía, la más bella historia de amor que tuve y tendré….

Para mí, como al Nano: “Lucía es lo que pudo haber sido y no fue”.

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Daniel Ridner, en aquellos años, en el murallón de Punta Lara, «esperándola»
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