Feliz 150º aniversario, querida Ciudad de Berisso

La histórica calle Nueva York de Berisso (Museo 1871)

Me reuní con mis amigos de la infancia en Berisso, en un bar de la calle Nueva York, y compartimos recuerdos, fotos, historias y relatos que quedaron registrados en una filmación realizada por la Municipalidad de Berisso, para dejar el testimonio de quienes nacimos en la calle Nueva York hace 70, 71, 72 años.

Los frigoríficos Swift y Armour, los camiones jaula que transportaban el ganado, las obreras y obreros, el puerto, los barcos, los tranvías, las casas y sus  habitantes, el Hogar Social, la Escuela Nº 50, luego Nº 9, mi plaza Nueva Esperanza, el Bar Dawson, la Mansión de los Obreros en el Pasaje Wilde con las pensiones y sus camas calientes, el cabaret, y tantos recuerdos.

Lo que hemos vivido en Berisso y, en nuestro caso, en la calle Nueva York, nos hizo ser quienes somos.

Recuerdos y lágrimas que algunos dicen que aparecen sólo cuando se nos mete algo o cuando tenemos los ojos irritados, pero mis lágrimas fueron provocadas por la emoción y brotaron a una edad donde no las puedo contener.

Juan Bautista Berisso nació el 15 de febrero de 1834 en Génova, Italia, en la zona del Valle de Los Berisso, en Lavagna, desde donde proviene su familia. Y el 24 de junio de 1871 le dio el nombre a nuestra querida ciudad. 

Agradecimiento a los millones de inmigrantes que llegaron a nuestro país, muchísimos de los cuales se radicaron en Berisso.

 A LA CALLE NUEVA YORK

En estos días escuché a mi yerno disertar sobre “Cuerpo y Envejecimiento” en una conferencia por zoom a sus alumnos de la Universidad Nacional Arturo Jauretche. Él mencionaba que el envejecimiento es una secuencia continua en el tiempo, un proceso de transformaciones que arrancan en el mismo momento que nacemos, y me hacía recordar a Platón y su obra “La República”, donde piensa que la vejez es la etapa en que el ser humano alcanza las más óptimas virtudes morales, tales como la prudencia, la sagacidad, la discreción y el buen juicio.

Leía y reflexionaba que “somos mayores cuando todavía aprendemos, y viejos cuando ya no enseñamos. Somos mayores cuando todavía hacemos ejercicios, y viejos cuando la mayor parte del tiempo la pasamos acostados o sentados. Somos mayores cuando tenemos proyectos y obligaciones para cumplir, y viejos cuando nuestra agenda está en blanco”.

Que vivamos una larga vida y nunca lleguemos a ser viejos, y los que están viejos que aprendan a disfrutar como mayores cada minuto de su día.

Quiero, a mi edad, seguir luchando para que la calle Nueva York y tantas otras recobren su brillo. Convertirla en una suerte de calle Caminito de La Boca, uno de los atractivos turísticos más populares debido a sus casas coloridas y su significado histórico y cultural.

Perdimos los tranvías, los frigoríficos, a tantos integrantes de nuestras familias. Pero lo que no perdimos son las ganas de volver a nuestras raíces.

Como mayor y no como viejo, lo intentaré junto a ustedes.

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