Arde Canadá, tras descubrir su monstruosa historia

El hallazgo de fosas comunes con centenares de cadáveres de niños indígenas en terrenos de antiguas “escuelas residenciales”, impulsadas por el Estado y administradas por la Iglesia Católica, generó una ola de violentas protestas que reavivaron el debate sobre el rol de estas instituciones hasta fines del siglo pasado. Casi una decena de templos fueron incendiados. Atacaron estatuas de las reinas Victoria e Isabel II del Reino Unido

Crédito de foto: Terra México

Las imágenes de iglesias ardiendo en llamas en los últimos días en Canadá captaron la atención de toda la comunidad internacional. En un país donde pocas veces (o quizás ninguna) se han visto manifestaciones violentas, éstas surgieron de forma espontánea y cristalizaron en un movimiento de repudio a la institución religiosa, en solidaridad con los pueblos indígenas.

El motivo por el que miles de personas en toda Canadá salieron a manifestarse tiene que ver con el hallazgo de varias fosas comunes en tierras donde funcionaron las denominadas escuelas residenciales, instituciones impulsadas por el Estado y administradas por la Iglesia Católica donde más de 150.000 niños indígenas fueron internados por la fuerza tras ser separados de sus familias, de su identidad, lengua y costumbres, al tiempo que se los sometía a brutales castigos.

Hoy se sabe que no menos de 4.000 -aunque se cree que la cifra es infinitamente superior- fueron maltratados hasta la muerte.

A lo largo de los últimos cien años, las escuelas residenciales fueron uno de los principales instrumentos del Estado canadiense para impulsar la limpieza étnica llevada a cabo por las autoridades del país norteamericano.

¿QUÉ FUERON LAS ESCUELAS RESIDENCIALES?

En principio, el hallazgo de una fosa generó un debate en torno a estas instituciones que funcionaron entre fines del siglo XIX y 1996. Según se explica en el sitio Indigenous Foundation Arts, se calcula que 150.000 niños métis e inuit fueron separados de sus familias y obligados a asistir a los internados, donde los relatos de maltrato físico, psicológico y sexual son habituales entre los sobrevivientes.

Manifestantes destrozaron estatuas de la reina Victoria y de la actual monarca, Isabel II (BBC)

Las escuelas residenciales tenían como fin eliminar la lengua y la cultura indígenas, sustituyéndolas por el inglés y las creencias cristianas, respectivamente. Por ese motivo, a los alumnos se les prohibía en forma terminante atenerse a sus costumbres a fuerza de brutales maltratos.

Por más de un siglo, los niños indígenas de Canadá fueron forzados a acudir a una serie de escuelas que, en su mayoría, estaban controladas por la iglesia católica. Las denuncias sobre el trato inhumano que recibían los menores en esas residencias son escalofriantes

Según el informe presentado en 2016 por la Comisión de la Verdad y la Reconciliación (CVR), uno de cada 50 estudiantes de dichas escuelas murió producto de esos abusos y maltratos.

Como explicó el periodista Jeremiah Rodríguez en un artículo de CTVNews, casi todas las víctimas eran reportadas como “desaparecidos”, información que en la mayoría de las ocasiones ni siquiera era presentada a las familias.

El jueves 1º de julio también se registraron actos vandálicos contra estatuas de la reina Victoria y la reina Isabel II. Vale recordar que Canadá forma parte de la Mancomunidad de Naciones, 16 estados independientes que conservan a la monarca británica como soberana

“Las autoridades no informaban a los padres de las muertes. Los administradores de las escuelas a menudo se oponían a devolver los cuerpos de los niños para mantener los costos operativos bajos”.

Si bien el reciente hallazgo de una fosa con 215 cadáveres y de otra con 751 tumbas clandestinas generó estupor tanto dentro de Canadá como fuera del país, esta es una realidad contra la cual las comunidades indígenas vienen luchando desde hace décadas.

Además de la fosa recientemente descubierta, existen otras. Entre ellas, las 72 halladas en la década de 1970 en el Colegio Industrial de Battleford, en Saskatchewan; los ataúdes de 34 niños cercanos al Colegio Residencial de Dunbow, Alberta, en 2001, y las 24 fosas cerca del Colegio Residencial de Muskowekwan, Regina, hace dos años.

Foto histórica de un internado. A los niños los separaban de sus familias, se les prohibía hablar su lengua y profesar sus creencias. El maltrato físico, psicológico y sexual, en miles de casos, llegaba hasta la muerte y la desaparición de los cuerpos (BBC)

“No se trata de incidentes aislados”, advirtió Andrew Martindale, profesor de Antropología de la Universidad de Columbia Británica durante una entrevista que le realizaron para el canal de noticias CTV. “Las comunidades indígenas conocen esta historia desde hace generaciones”, subrayó.

LOS NÚMEROS

Según el informe de la Comisión de la Verdad y la Reconciliación (CVR), el número oficial de víctimas fatales por abusos y maltratos en las escuelas residenciales es de 4.100. Sin embargo, las comunidades indígenas hablan de un número mucho mayor.

La profesora adjunta de Historia por la Universidad de Alberta, Crystal Fraser, declaró a CTVNews que “las familias llevan décadas diciéndonos que ese número es mucho, pero mucho mayor”.

A su vez, la académica explicó que “hay muchos niños que fueron a los internados y que no volvieron a casa. Y nunca se les dio (a sus familias) ningún tipo de explicación cuando preguntaron por sus hijos”.

En las llamadas escuelas residenciales a los niños se les cambiaba el nombre y se les impedía hablar en su idioma. Las torturas eran cotidianas y muchos menores fueron asesinados

Según explicó Jeremiah Rodríguez, los informes de la CVR también muestran que toda vez que las escuelas cambiaron de ubicación los registros de los antiguos cementerios informales desaparecieron del conocimiento público. A su vez, el desinterés por registrar los motivos de muerte de los alumnos de dichos internados era habitual entre las autoridades, motivo por el cual los recientes hallazgos generaron y generan tanta conmoción.

Según expresó en un artículo Veldon Coburn, profesor adjunto del Instituto de Estudios e Investigación Indígena de la Universidad de Ottawa, los 215 cadáveres de niños localizados en Tk’emlúps, algunos de tan sólo tres años, formaban parte de “un programa colonial más amplio para extirparles a las naciones indígenas su historia y cultura, así como para cerrarles cualquier futuro”.

“Para ello, Canadá puso en marcha un sistema para matar al indio en el niño”, graficó.

En 2015, una comisión gubernamental concluyó que en aquellas escuelas “se había perpetrado un genocidio cultural”. Sin embargo, el hallazgo de más de 1.000 osamentas en estas escuelas católicas provocó una ola de indignación cuyo rostro más violento se expresó a través de la quema de iglesias

El investigador también indicó que “las iglesias participaron en la gestión de la población casi desde el momento del contacto entre las coronas europeas y las naciones indígenas. La Iglesia Católica, que llegaría a gestionar cerca del 60% de estas escuelas, fue un ocupante de la misma”.

Escuela Residencial administrada por la iglesia católica, en 1910 (EFE)

A su vez, el especialista señaló que “en Tk’emlúps, la iglesia católica decidió que ni las vidas ni las muertes de indígenas eran dignas de ser conocidas, recordadas y conmemoradas”.

Ahora que han sido localizados los restos óseos, las familias sobrevivientes, las comunidades y las naciones pueden empezar a pensar en la custodia de los mismos, hacer el duelo y la conmemoración. Dependerá del Estado canadiense proporcionarles todo el apoyo y los recursos necesarios, tanto para la evocación como para que se continúe en la búsqueda de las víctimas de las escuelas residenciales.

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