No era Venezuela, era Bolivia

Los lamentables hechos que salieron a la luz en nuestro país, donde un gobierno elegido en las urnas colaboró con un golpe de Estado en una nación hermana, revelaron que la gran preocupación de la derecha ultraliberal -bajo la guía del gran capitán del norte- no era que terminemos siendo Venezuela sino que nunca seamos el Paraguay de 1865 o la Bolivia de los últimos años

26/10/2017 La captura de un buque mercante brasileño por parte del gobierno paraguayo en 1864 desencadenó la Guerra de la Triple Alianza (1864-1870), uno de los conflictos más destacados de la historia paraguaya. La batalla enfrentó a la coalición formada por Uruguay, Argentina y Brasil contra Paraguay en una lucha que duró seis años SUDAMÉRICA PARAGUAY CULTURA COMMONS WIKIMEDIA

«La guerra que enfrentó a la Argentina, Brasil y Uruguay contra Paraguay entre 1865 y 1870 (conocida como guerra de la Triple Alianza), respondió más a los intereses británicos y de acabar con un modelo autónomo de desarrollo como el paraguayo que podía devenir en un ‘mal ejemplo’ para el resto de América Latina, que a los objetivos de ‘unificación nacional y defensa del territorio’ proclamados por sus promotores», describe Felipe Pigna en su sitio El Historiador.

Un siglo y medio más tarde, el «mal ejemplo» para América Latina, según los intereses de las clases dominantes de nuestra Región en sintonía con los estadounidenses, pasó a ser Bolivia.

De allí que los gobiernos de derecha latinoamericanos hayan apoyado el golpe de Estado contra el líder indígena Evo Morales y el intelectual de izquierda Alvaro García Linera, incluyendo una colaboración directa en los casos de Ecuador, Perú y Argentina a través del envío de material de guerra y de la prohibición de que el avión que transportaba al presidente depuesto sobrevolara sus territorios, lo cual se subsanó merced a la decidida acción conjunta del presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, y el presidente (en ese entonces electo) Alberto Fernández de Argentina.

Mauricio Macri

Sigue contando Felipe Pigna: «Hasta 1865, el gobierno paraguayo, bajo los mandatos de Carlos Antonio López y su hijo Francisco Solano López, construyó astilleros, fábricas metalúrgicas, ferrocarriles, líneas telegráficas. La mayor parte de las tierras pertenecían al Estado, que además ejercía una suerte de monopolio de la comercialización en el exterior de sus principales productos. (Asimismo) Paraguay era la única nación de América Latina que no tenía deuda externa, pues le bastaban sus recursos».

El 12 de noviembre de 2019, fecha clave en el proceso de envío de material bélico a la dictadura boliviana, por lo cual el Ejecutivo argentino actual denunció penalmente a Mauricio Macri y tres de sus ministros, el sitio Actualidad RT publicó que «durante el mandato de (Evo) Morales (en Bolivia) hubo expansión económica continua, reducción de la pobreza, aumento del número de alfabetizados, entre otras variables que posicionaron a este país como el de mayor crecimiento en la Región«.

Y luego se hace un raconto de las políticas de independencia económica, soberanía política y justicia social que desarrolló el Movimiento al Socialismo (MAS) entre el 22 de enero de 2006 y el 10 de noviembre de 2019.

Los hidrocarburos en Bolivia, desde 1995, estaban en manos de 21 consorcios multinacionales que se llevaban la inmensa mayoría de la ganancias. Ni bien asumió en 2006, Morales decretó su nacionalización, así como la del gas y el petróleo.

Con el enorme aumento de los fondos que obtuvo Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (de 600 a 2.209 millones de dólares entre 2005 y 2018), el gobierno puso en marcha políticas que elevaron el PBI, redujeron la pobreza, el desempleo y el analfabetismo, garantizaron el acceso universal a la salud y mejoraron la infraestructura y el nivel en la calidad de vida de la población en niveles nunca vistos.

También se reestatizó la mina de estaño de Huanuni y se nacionalizaron la Empresa Nacional de Telecomunicaciones y empresas eléctricas que se encontraban en manos privadas, puntualizó RT.

A CONTRAMANO DE LA REGIÓN, COMO PARAGUAY EN EL SIGLO XIX

A lo largo de los tres mandatos de Evo Morales, el crecimiento anual promedio del PBI fue de 4,9%. Son datos del Banco Mundial.

En octubre de 2019, mes anterior al golpe de Estado, el mismísimo FMI proyectó un crecimiento del PBI de Bolivia del 3,9 por ciento, lo que lo convertía en el «país líder en crecimiento de la Región».

Ya en enero de 2019 se habían conocido los datos de la deuda externa, que decían que en 2005 equivalía al 52% del PBI y que en 2018 había bajado al 24% del PBI.

Vale recordar que en esos años de 2018 y 2019 la relación deuda externa/PBI en Argentina había llegado al 70,9 por ciento (más 20 por ciento de deuda en moneda nacional) desde el 24,8 por ciento de 2011 (más 14,1 por ciento en moneda nacional).

Además, la economía argentina estaba quebrada, el desempleo era de dos dígitos y la pobreza se acercaba al 50 por ciento de la población (sin pandemia). Similar camino seguían las economías de otros países que ayudaron al golpe de Estado en Bolivia, como Perú y Ecuador.

Luego de aplicar durante 3 años un sistema creado en Cuba, a finales de 2008 Bolivia fue declarado país libre de analfabetismo. La ONU dice que para ello una nación debe superar el 96 por ciento de alfabetización y éste había llegado al 96,3 por ciento. En 2018 ya estaba en el 97,6%.

Pobreza: bajo la gestión del actual presidente Luis Arce en el Ministerio de Economía y Finanzas Públicas, Bolivia redujo la pobreza moderada del 60,6% al 34,6% entre 2006 y 2018, y la pobreza extrema del 38,5% al 15,2% en igual período, los índices más bajos desde que se empezaron a registrar oficialmente en el país.

Así, la de Bolivia «se convirtió en la economía con la mayor reducción de pobreza extrema en América del Sur«.

En ese contexto, la desigualdad social bajó de 0,61 en 2006 a 0,45 en 2017 tomando como referencia el índice Gini, el cual estable que 0 es igualdad total y que 1 es desigualdad extrema (Panorama Social de América Latina, CEPAL, informe 2018).

Desempleo: 4,2 por ciento en 2018. Como se sabe, técnicamente se considera que existe «pleno empleo» cuando el índice es del 4 por ciento o menos.

Los gobiernos de Morales, García Linera, Arce y el resto del MAS levantaron más de 5.000 escuelas (un número muy parecido al de los 180 años de vida de la República).

Además, Morales instauró en 2019 el Sistema Unico de Salud, por el cual se aseguró el acceso a toda la población a una  atención sanitaria integral.

En sus mandatos, que sumaron trece años, Evo Morales llevó a cabo 8.797 obras de infraestructura, incluyendo carreteras, centros deportivos, unidades educativas, mercados, plantas de abastecimiento de aguas, el moderno teleférico que une La Paz con El Alto, entre muchas otras.

Finalmente, hay que destacar que en 2009 un referéndum popular aprobó con más del 61 por ciento de votos positivos la nueva Constitución del país, que estableció modificaciones estructurales en las relaciones de poder y  derechos ciudadanos, conformando el Estado Plurinacional de Bolivia.

En una suerte de nueva guerra de la Triple Alianza (quizás ampliada y bajo la guía de EEUU en vez de la británica), o de nuevo Plan Cóndor (sistema coordinado de dictaduras en América Latina diseñado en los 70 por el Departamento de Estado de EEUU), este siglo XXI amanece en el subcontinente con una temible coordinación entre las derechas ultraliberales o ultraderechas para impedir la unidad de las naciones en busca de los principios que guiaron a los Libertadores del siglo XIX y los gobiernos nacionalistas y profundamente populares del XX y principios del actual.

«Vamos camino a ser Venezuela». Bajo el discurso común que la derecha ultraliberal de Iberoamérica (hasta en España ocurre) viene gritando desde hace unos años para deslegitimar todo intento de gobernar para las mayorías, los lamentables hechos que salieron a la luz en nuestro país, donde un gobierno elegido en las urnas colaboró con un golpe de Estado en un país hermano, un acontecimiento que podría tirar por la borda una tradición en política exterior y el ejemplo que Argentina representa en todo el mundo en materia de derechos humanos, se escondía la verdad verdadera: lo que no quieren es que seamos el Paraguay de 1865 o la Bolivia de 2006 al (9 de noviembre de) 2019.

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