Histórico: un marxista asume la presidencia de Perú

Bajo la amenaza del poder económico y la ultraderecha política y con el Perú eternamente marginado muy esperanzado por primera vez, un maestro rural y líder campesino jurará en el día del bicentenario de la independencia del país. Lo aguardan durísimos desafíos

La oposición salvaje del poder económico y de su brazo político, la derecha ultraliberal; el ojo
atento de los propios seguidores para que cumpla con el programa de cambios radicales que
presentó en campaña su partido, Perú Libre, y el enfado popular por una situación económica con
alto desempleo y por la falta de políticas claras para sobrellevar la pandemia, que ya se cobró la
vida de casi 200 mil de los 32 millones de peruanos y peruanas.

Todo eso deberá enfrentar el maestro rural y líder campesino Pedro Castillo desde este 28 de
julio, cuando sea consagrado presidente de Perú tras derrotar por 44 mil votos a la ultraderechista
Keiko Fujimori en el balotaje.

Increíblemente, Castillo recién fue reconocido presidente electo hace pocos días, a causa de que el
fujimorismo no dejó de presentar impugnaciones -todas sin pruebas- ante el Jurado Nacional de
Elecciones. Hasta los observadores de los EEUU, la Unión Europea y la OEA dijeron una y otra vez
que el proceso electoral había sido impecable.

Pero la dilación fue provocada. Y en el camino se tuvo tiempo para enrarecer aún más un clima
social ya muy complejo y profundamente polarizado. De hecho, ex integrantes de las fuerzas
armadas llamaron públicamente a un golpe si el profesor marxista era nombrado presidente.

Entre vastos sectores de Lima, capital del país que concentra a un tercio de la población y a casi
toda la riqueza del Perú, Castillo es la encarnación del comunismo que llega para saquearlos. Un
fantasma que los poderosos y la ultraderecha política como su ariete vienen inventando en todo el
mundo para prepararse ante una postpandemia que promete conflictos sociales por doquier. Así,
todo aquello que implique un cambio en favor de los más desfavorecidos, será comunismo.

El primer marxista de la historia mundial que llegó a la presidencia de un país mediante el voto
popular en un Estado de Derecho fue el médico y político socialista chileno Salvador Allende. Dos
años y 10 meses después se suicidó antes de ser arrestado por los militares golpistas, quienes
darían inicio a una dictadura sanguinaria que aplicó, por vez primera, las recetas ultraliberales (o
neoliberales) en el planeta, proceso al que la sociedad de Chile acaba de enterrar luego de
multitudinarias e infinitas manifestaciones.

Pesada herencia

Según el consultor Alvaro Monge, un 57% de los 32,5 millones de peruanos está en situación de
vulnerabilidad y más de un 70% de la economía nacional es informal. Esa situación quedó en
evidencia a raíz de la pandemia, que ya se cobró más de 196 mil vidas.

Perú viene de una inestabilidad política temible, con cuatro presidentes en 5 años. Un
fujimorismo residual aún muy poderoso (Alberto Fujimori, padre de Keiko, fue un dictador que
entre 1990 y 2000 instauró un régimen ultraliberal a golpe de crímenes de lesa humanidad y
corrupción, lo cual lo mantiene preso hasta hoy), una rancia clase dominante y fuerzas armadas

con muy poco espíritu democrático, nunca ayudaron a la estabilidad institucional. La pésima
noticia para Pedro Castillo es que esos sectores están intactos.

El modelo económico neoliberal que arrancó en 1991 con Fujimori padre sí tuvo estabilidad, y
provocó un crecimiento económico que, al igual que en todos los países latinoamericanos que
pasaron por procesos similares, arrojó cifras macroeconómicas buenas pero índices de
desigualdad social intolerables.

Chile es el emblema de dichos procesos en el subcontinente.

A la asunción de Castillo asistirán el rey Felipe VI de España y los presidentes de Argentina,
Alberto Fernández; Bolivia, Luis Arce; Chile, Sebastián Piñera, y Ecuador, Guillermo Lasso, así
como el ex mandatario boliviano Evo Morales, entre otros.

Morales, derrocado a fines de 2019 por un golpe de Estado que tuvo apoyo de gobiernos de la
región, como el argentino de Juntos por el Cambio, es un ejemplo para Castillo. Lo ha dicho
públicamente. Resta saber si el docente peruano, originario de la pobrísima región andina, logra
organizar tras de sí a un movimiento popular tan poderoso como el que se amalgamó en Bolivia a
pulso de las medidas de fondo que tomó el Movimiento al Socialismo para combatir la
concentración de la riqueza.

Castillo llegó a la presidencia con el voto de los campesinos, los colectivos aborígenes y casi todos los pobres de Perú, históricamente marginados en el país andino (BBC y The New York Times)
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